No había procesado el recuerdo de su confesión a Malfoy hasta la tarde. Estuvo toda la mañana muy ocupado tratando de no cruzarse con Draco, hasta que sus amigos le dijeron que ir a dar un paseo a Hogsmeade le ayudaría a despejar su mente.
Fue un error. En Hogwarts por lo menos tenía su mente ocupada huyendo de Draco, pero en Hogsmeade sabía que él no estaba ahí, por lo tanto empezaron a llegar los recuerdos de la pasada noche. Le había dicho a Draco que le gustaba y se alejaba por la misma razón, aunque era verdad, no pensaba decírselo de esa forma, pero el rubio en serio hizo que se enojara al decirle cobarde. Harry no era un cobarde por querer dar fin a esa relación complicada y querer cuidar su corazón roto, más bien había sido la persona más valiente del mundo. Dejar ir a alguien porque te hace daño, es un acto que cuesta llevarlo a cabo, debido a que nuestro corazón nos dice una cosa pero en el fondo, con la cabeza fría, conocemos la realidad, pero el amor es ciego e ignora los llamados de la razón. Aunque ahora estaba más tranquilo sabiendo que no debía ver al rubio por la noche, aun así lo extrañaba y se sentía un imbécil por eso.
Reviviendo el recuerdo, encontró la respuesta que Malfoy le había dado a todo su desahogo. Un simple cuestionamiento, si en serio Harry gustaba de él. ¿Por qué le importaba si era verdad o no? Seguramente para idear un plan en el cual se burlaría del pelinegro por los sentimientos que tenía.
Soltó un suspiro cuando entró a las tres escobas, recordando cómo había llegado a involucrarse tan a fondo con Draco.
Era sábado por la noche y los alumnos de sexto año de todas las casas estaban reunidos en la sala común de Slytherin con la música a tope y alcohol de sobra.
La idea había sido de los Ravenclaw, pero con ayuda de los Sly habían organizado una muy buena fiesta. Los gemelos Weasley habían ayudado a meter el alcohol de contrabando con ayuda de los Gryffindors, si bien ya no estaban en Hogwarts, nunca dejarían de hacer travesuras. De la música y alejar a Snape y cualquier maestro se encargaron los Hufflepuff, incluso lograron conseguir unas luces que se utilizaban en discotecas muggles.
Hermione no estaba muy de acuerdo y a Harry le daba igual, aun así Ron fue el que los convenció de ir. Pero lo que sea que estuvo tomando las pasadas horas, era muy diferente a la cerveza de mantequilla, ahora se sentía mareado y su visión se estaba volviendo borrosa, incluso más de lo que ya era. Supo que sus sentidos no funcionaban del todo, cuando se encontró a sí mismo parado a la par de Draco Malfoy.
— Hola Malfoy.— El rubio volteo a verlo y al instante le sonrió.
— Tú y las bebidas muggles no se llevan bien al parecer.— Harry rio ligeramente. No, no estaba mal, simplemente era la excusa que se había dado a él mismo para dirigirse con Draco.
— Al parecer.— Alguien pasó empujando a Harry haciendo que cayera directo a los brazos de Draco, sus miradas se conectaron unos segundos. El gris brillante y verde esmeralda nunca habían combinado tan bien como esa noche, bajo la luz de miles de colores fosforescentes y brillantes las pupilas de ambos chicos se dilataron a más no poder, ambos embelesados con el chico que tenían enfrente.— ¿Puedes besarme?— Soltó sin ningún aviso, ni siquiera le dio tiempo de pensarlo dos veces. Draco alzó ambas cejas sorprendido al escuchar esa petición, Harry quiso lanzarse un Avada en ese instante.
Estaba por decir que se olvidara de lo que había dicho cuando sintió los labios de Malfoy estamparse con fuerza sobre los suyos. Lo que pasó después se puede imaginar. Un pelinegro rubio que juraban ser enemigos, se estaban besando en uno de los tantos baños de la sala común de las serpientes.
Al día siguiente, Harry estaba en las tres escobas tomando una cerveza de mantequilla mientras esperaba a sus amigos que habían ido a una tienda a comprar algo para la resaca. Estaba recordando la racha de besos que se había dado con Draco, cuando ese mismo chico que invadía sus pensamientos se sentó enfrente de él con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Corbata equivocada (Drarry)
FanfictionHarry y Draco empiezan a encontrarse por la noche, y al día siguiente se presentan a clases con los uniformes intercambiados. No un día o dos, más bien por una semana. Ambos parecían estar de acuerdo en que fuera un juego, pero los secretos de sus c...