Domingo

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(Seis meses después...)

Todo Hogwarts estaba como loco, esa noche sería el baile de Yule y los alumnos que faltaban por obtener pareja corrían de un lado para otro buscando al chico o chica con el que querían estar. Las clases se habían cancelado ese día para que la emoción que provocaba el baile fluyera en los pasillos con naturalidad y los estudiantes pudieran disfrutar de la tarde.

Harry tenía a Draco encima de él tratando de peinarlo.

— Ríndete, no lo vas a lograr y ya me duele la cabeza.— El pelinegro tomó la mano del rubio tratando de detenerlo.

— Quiero que estés presentable, por Salazar.— Harry rodó los ojos sintiendo los tirones de pelo que le provocaba el rubio.

— Según yo te gustaba como me miro despeinado ¿no dijiste que me da un aire rebelde que te encanta?— Draco le dio un jalón bastante fuerte a propósito haciendo que Harry se quejara.

— Cállate, hoy es diferente.— El rubio dio unos tirones más hasta que se rindió.

Harry sonrió y se dio la vuelta quedando de frente con su hermoso chico.

— Te lo dije.— Draco rodó los ojos cruzándose de brazos y Harry rio suave, tomó su cintura y lo pegó a él, recostando su barbilla en el pecho del rubio.— Igual tu eres el más lindo de los dos.

Draco rodeo el cuello de Harry con sus brazos y le dio un beso en la cabeza, esa noche por fin le pediría que fueran novios oficialmente.

Una semana tuvo que pasar para que volvieran a hablar luego de lo que pasó en la torre de astronomía. Harry estaba muy confundido y Draco demasiado triste, ni siquiera podían verse a los ojos así que se ignoraban en los pasillos y clases, hasta que el pelinegro dio el primer paso...

Harry observaba al rubio reír con sus amigos desde la distancia. Hermione rodó los ojos y le pegó con un pergamino, haciendo que Harry prestara atención.

— Solo háblale, llevas días viéndolo desde lejos y me esta empezando a estresar. Estoy segura que también te extraña.— El pelinegro dio un suspiro y se levantó rápidamente de la banca en la que estaba.

No se dio ni dos segundos para pensarlo, porque sabía que si lo hacía, ya no sería tan valiente como lo estaba siendo en ese momento. Con la mirada fija en el perfil del rubio caminaba rápidamente, con una seguridad sorprendente, pero cuándo Draco volteó y sus miradas conectaron, Harry trastabilló haciendo que cayera de cara contra el verde césped, enfrente del rubio.

— ¿Estás bien?— Harry tenía la cara roja gracias a la vergüenza que acababa de pasar, y con Draco enfrente ayudándolo a levantarse no ayudaba a que su sonrojo disminuyera.

El pelinegro asintió levantándose, se compuso las gafas y se limpió el uniforme bajo la mirada del rubio. Y al verlo de nuevo, se le trabaron las palabras.

— ¿Te comió la lengua la serpiente, Potter?— Draco mandó a callar a Blaise, que estaba disfrutando de ver a los dos chicos en esa situación.

— Hola.

— Hola.

Pansy resopló molesta y rodó los ojos, acercándose a los chicos.— Es increíble que sigan sin poder tener una conversación como gente normal.— Tomó del brazo a Blaise y empezó a caminar jalando al chico consigo, dejando a Harry y Draco solos.

— Yo...

— No tienes que decir nada, hablamos luego.— Draco soltó un suspiro y empezó a caminar en dirección al castillo.

Corbata equivocada (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora