☠︎︎ 𝕿𝖊 𝖛𝖊𝖔 ¹⁴ ☠︎︎

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Estar con Mauro se sentía bastante bien.

A veces hacía que me cantara, que intentará bailarme o que tratara de seducirme.

Lo primero lo hacía bastante bien, aunque había ocasiones en las que confundía la letra de la canción, porque su cabeza empezaba a verse afectada por culpa de las cosas que le daba.

Pero ese era un sacrificio que estaba dispuesto a dar, porque sabía que valía la maldita pena tenerlo tan sumiso.

Lo segundo, por otro lado, era un caso un tanto complicado.

Porque Mauro apenas podía ponerse de pie, y el espacio que tenía para moverse era bastante limitado, ya que en uno de sus pies estaba sujeto a una gran cadena de metal.

Que a su vez estaba ligada con un objeto extremadamente pesado, pero del otro extremo. Para que así no pudiera escapar, y que nuestro mundo ideal no se desmorone por una mala decisión de su parte.

Ya con lo último podría decir que era mi cosa favorita.

Verlo actuar de manera coqueta, mientras no sabe dónde está, se me hace tan sexi... Que he llegado a tocarme enfrente de él, aunque también lo he masturbado.

Pero solo en esas ocasiones en las que he percibido, como su amigo se endurece por verme mover mi mano sobre mi miembro.

Mi pequeño ángel es más pervertido de lo que pensaba, pero eso no significaba un gran problema. Porque era el único que veía a Mauro retorciéndose de placer y tratando de formular mi nombre cada vez que gemía.

Ah, todo era tan genial, que por fin estaba sintiendo una verdadera felicidad.

Una felicidad que jamás se acabaría, porque Mauro estaría conmigo por el resto de mis días.

Y ahora, con sus padres agotando su última gota de esperanza, y con Matías perdiendo la fe de volver a verlo, todo está tomando su lugar correspondiente.

Mi madre ya no significa un problema para mí, así que puedo hacer lo que quiera. Ámbar está lejos y a salvó de todo lo malo que pueda escuchar de mi.

Y la policía cree que solo soy un pendejo que tiene estrés postraumático y depresión, por culpa de las desgarradoras violaciones que sufrió a manos de su difunto padre.

Un pendejo que jamás recibió ayuda por parte de su madre cuando eso sucedía, así que sobre ella caía una gran carga de culpa. La cual no le convenía sobre llevar en sus hombros, porque la afectaría de una manera muy negativa.

Teniendo mucho que perder en el proceso.

En fin, todo estaba saliendo tan bien, que no podía creer que hace un tiempo veía a Mauro a escondidas, mientras que ahora lo tengo a mi lado.

Algo drogado e ido, pero es solo mío.

Y eso era lo más importante de la situación, ahora, solo tenía que esperar a que las aguas se calmaran para irme con él.

Ya tengo todo listo para irme, para así iniciar una nueva vida al lado de mi media naranja.



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𝕮𝖚𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖓𝖆𝖉𝖎𝖊 𝖙𝖊 𝖛𝖊 :  Litiago : FINALIZADA ✅✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora