Intro: Desechable

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—¿Cuando la boda de tu hermano termine vas a dejarme, verdad? —preguntó el azabache. El sudor lo había empapado y era por esa razón que la luz proviniente de la ventana reflejaba en su piel brillante y tersa. El chico era una pieza sacada de un museo.

Jisung se quedó en silencio ante esta interrogante. No estaba seguro de lo que estaba haciendo ni mucho menos de lo que haría después. Miró a Minho con algo de culpa mientras cubría su cuerpo con la sábana colmado de absurda vergüenza.

—¿Por qué lo preguntas? —quiso hacerse el tonto. El contrario se sentó sobre la cama, inquieto y deseoso de escuchar algo de la boca de Jisung que no fuera otra interrogante.

—Sólo respóndeme. —ordenó, logrando que Sung tragase saliva temeroso.

No respondió.

Era verdad que Han lo deseaba indudablemente, pero también estaba aterrado. Hace mucho tiempo había perdido el control sobre sus acciones y era por ello que se encontraba desnudo. Esto ya no se trataba de una apuesta, sino de algo más grande que eso.

El mayor se levantó sin volver a hacer otra pregunta, y comenzó a buscar sus prendas por la habitación.

—Espera. —el castaño intentó frenarlo levantándose también, pero sin dejar de cubrirse. Se sentía sumamente vulnerable—. ¿Podemos discutir esto?

—¿Por qué querría discutirlo? No me respondiste, Jisung. A veces siento que hablo con una pared. —no se dignaba a establecer ningún tipo de contacto visual. Estaba concentrado en abrocharse los pantalones y el cinturón. Pronto halló la camiseta también—. Desde un principio supe que ibas a utilizarme. Mi error más grande fue creer que eso iba a cambiar en algún momento, y que ibas a quererme de la forma en que yo lo hago.

El menor se quedó helado. ¿Minho de verdad le quería?

—¿Espera, tú...?

—Sí. —decidió mirarle por fin. Estaba harto de sólo oír cuestionamientos sin sentido—. ¿O qué creíste? No tuve sexo contigo por necesidad. No soy ese tipo de persona, pero creo que tú sí.

—Creo que me estás malinterpretando. —Sung con desesperación volvió a ponerse la ropa interior. Podía sentir esa molesta presión en su pecho una vez más, precisamente aquella que le hacía hablar por impulso—. Yo tampoco soy ese tipo de persona. Sólo necesito entender por qué me gustan los chicos, eso es todo.

Lee soltó una risa sarcástica. Abrochó sus zapatos comprendiendo que estaba enamorado de un imbécil.

—¿Entonces hiciste esto para salir de tu enorme duda? Pues espero que lo hayas resuelto. —no dijo ninguna palabra más, ninguna despedida. Simplemente tomó su abrigo y salió de allí con algo que podría describirse como un corazón roto.

Nuevamente Han había usado las palabras incorrectas. Detestaba no poder explicarse bien.

Perfect Actors - minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora