Jisung fue casa de sus padres sintiendo que sus labios palpitaban. No era precisamente porque estuvieran hinchados, pero era que jamás había pasado por una situación similar en la que literalmente debió practicar un beso.
Se había mirado al espejo antes de partir. Se había arreglado bien, pero aunque él fuese un entendido en la moda no gustaba de usar prendas extravagantes. Se vistió con pantalones de tela negra, una camisa blanca y un abrigo largo y oscuro sin abrochar. Encima de todo esto dejó resaltar una suave bufanda roja rodeando su cuello. Era tan elegante como casual, algo que iba perfectamente con la ocasión.
Fue mientras se observaba que dirigió la mirada hasta sus propios labios y los tocó con la punta del dedo preguntándose a sí mismo por qué se había sentido tan bien.
¿No sería que el "afecto" fingido le había entusiasmado? Llevaba tantos años sin besar a alguien que posiblemente algo de tacto le hizo sentir cosas que no debería. No existía ninguna otra explicación lógica para Jisung que fuera esa. Sentir cosas reales por Minho no era una posibilidad.
Fuera de lo que pudiera sentir o no, algo era cierto, y era que la química que tenían le daba la confianza para convencer a cualquiera. Todo iba a salir bien. Sólo necesitaba hallar la manera de inducir al gran tema de conversación en el momento indicado. Si no fracasaba, entonces era muy posible que ganase la apuesta. Se sentía como un tonto con mala suerte pero también como un genio afortunado.
Sus padres vivían en algo que podía ser llamado una mansión; una construcción de arquitectura muy moderna careciente de color (sólo tenía tonalidades grises por fuera), con un amplio terreno, piscina, y un estacionamiento innecesariamente grande. Jisung había pasado parte de su vida en ese lugar, no obstante creía que habitar allí le resultaba insípido. No importaba cuántos lujos tuviera la casa, él jamás iba a sentirse a gusto compartiendo el mismo techo con sus padres.
Los domingos por la noche generalmente tendían a ser un dolor de cabeza. A veces eran sólo los señores Han y sus dos hijos, otras veces habían más parientes tal como la prometida del hijo mayor, y a veces era una completa reunión con familiares de los cuales Jisung no tenía ni un solo recuerdo. Esa noche era sencilla. Los señores Han invitaron a sus dos hijos y su única nuera. Sung fue el último en llegar.
—Llegas algo tarde, Jisunggie. —le recibió su madre con un traje semiformal. Los pantalones hacían lucir sus piernas aún más largas—. La cena estará lista pronto. Hoy cocina tu padre.
Sung sólo asintió. Evitó ir a la cocina pues ahora sabía que su padre estaba ahí. En la gran sala su hermano y futura esposa compartían una charla. Tras la llegada del menor, ambos se pusieron de pie.
—¡Jisunggie! —saludó calurosamente su hermano dándole palmaditas en la espalda—. ¿Cómo te trata la vida? ¿Hay algo que debas contarme?
—Eh... —no podía precipitarse a responder. Aún no era el momento indicado. Por suerte, no eran los únicos dos allí.
—Buenas noches, Jisung. — Saludó la comprometida con una reverencia antes de que pudieran ser emitidas más palabras. Lucía tan impecable como siempre.
—Buenas noches, Jihyo noona. —copió el gesto educadamente.
Park Jihyo era una mujer inteligente y envidiablemente bella. Jisung tendía a preguntarse por qué iba a casarse con un patán como su hermano. Quería creer que no era una interesada y que al menos tenía algo de aprecio real por su futuro esposo. Nunca dio un indicio en 5 años de noviazgo de tener malas intenciones.
—¿Cómo te ha ido? ¿Qué tal el trabajo? —preguntó amable.
—Agitado. —contestó—. La nueva publicidad me ha dado mucho que hacer, pero ha resultado bien.
ESTÁS LEYENDO
Perfect Actors - minsung
FanfictionJisung no se tomó en serio la apuesta que había hecho con su hermano, porque se juró a sí mismo que este lo olvidaría. ¿Quién diría que no lo olvidaría y que ahora corría el riesgo de pagar la millonaria penitencia? Iba a tener que conseguir una par...