V: Caprichoso

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Jisung no podía apartar su mirada de Minho, y lo seguía con los ojos de forma inconsciente. Sorbía el café con desinterés porque su atención estaba puesta en otra cosa. Eso no era normal.

Chaeryeong cuchicheaba con Ryujin en la mesa vecina riéndose en sus adentros de la situación. ¿De verdad sería una pareja falsa? Porque la forma en que Han vigilaba cada movimiento del azabache no parecía para nada actuada.

Minho no era para nada tonto, pero fingía serlo. Sabía que tenía los ojos ajenos encima, y por eso mismo le hablaba a los comensales con la sonrisa más encantadora posible. Se movía con alegría, tarareaba, y a veces miraba de reojo para cruzar miradas con su supuesto novio. Le gustaba la atención que estaba recibiendo porque ni siquiera la estaba buscando.

Aún si ambos eran socios, pensaba que Jisung era un chico hermoso, y qué más gratificante que ser el punto de interés de un chico hermoso. Le gustaba pretender que se pertenecían el uno al otro, y le gustaba la forma en la que el castaño se sonrojaba aunque hiciera lo posible a su alcance para manejar las cosas de forma profesional. Minho disfrutaba de esa mentira tan bien hecha que ambos habían creado. No lo había pasado así de bien en meses. Fácilmente podía ser catalogado como el mejor trabajo y el mejor pagado.

Ya era hora de que Sung se fuera a trabajar. Lee dejó la cuenta sobre su mesa y una vez pagada no le permitió salir de la cafetería sin antes arreglarle la corbata. Con intenciones claramente maliciosas que llegaron a su mente en forma de un pensamiento intrusivo, mientras anudaba con agilidad, se acercó hasta su oreja.

—Luces muy bien hoy, Hannie. —Susurró.

Sabía que Han tenía un problema con los susurros cerca de la oreja, y lo hizo sólo con el fin de fastidiarle. Lo que no esperó dentro de las reacciones que tenía en mente, era que el menor temblase levemente a la vez que su rostro se enrojecía.

Entendió que esa acción no implicaba una molestia para Jisung. Esa acción era uno de sus puntos débiles y de ahí el nerviosismo al que este se refería. Fue muy divertido de descubrir. Rio por lo bajo y terminó su obra dejando la corbata en perfecto estado.

—No vuelvas a hacerlo. —farfulló Sung sin querer explicar nada de lo que le estaba pasando—. No hay necesidad de que me susurres. Pudiste decirlo en voz alta y así todos nos escucharían. Además te dije que me ponía nervioso.

—Lo sé. Quería molestarte. Tómalo como mi venganza por colgarme la llamada anoche. —contestó sin dejar de sonreír—. Soy caprichoso. Siendo mi novio deberías tenerlo claro.

—No discutiré contigo. —frunció el ceño—. Será mejor que hagas bien tu trabajo, y me refiero al de mesero. Te llamarán la atención si te ven conmigo.

—¿Acaso no es eso lo que querías?

—¿Te parece si te veo mañana? Hoy tengo mucho trabajo que hacer. —dijo evadiendo otra conversación más. Tomó su bolso y con los nervios de punta se despidió del azabache con un beso en su mejilla—. Nos vemos, Lino.

Rápidamente movió sus pies sin esperar una despedida de Minho (otra vez). Estaba punto de perder la cordura y un momento en soledad era lo único que podía calmarle. Fue tanto su apuro que se olvidó por completo de despedirse de Chaeryeong y su amiga. Ya era tarde. No iba a volver a pisar esa cafetería.

Se tomó su tiempo. No le reprocharían por llegar uno o dos minutos tarde. El aire del exterior lo tranquilizó un poco y fue suficiente para entrar a la tienda con energía, pero eso se desvaneció tan pronto vio a su padre.

El hombre mayor vio a Jisung como si se sintiera profundamente decepcionado. Le vio la corbata hecha, y ya no se molestó en preguntar si fue obra de alguien o no. Fuera lo que fuera que su hijo traía entre manos, no quería saberlo. Se despidió de todos antes de salir, exceptuando por él. Simplemente volvió a mirarlo con la misma expresión en el rostro y se largó.

Perfect Actors - minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora