꧁Charlotte, Tom y Matheo Riddle, tres hermanos ligados por la sangre y el oscuro legado de su padre, Lord Voldemort, están dispuestos a enfrentarse a cualquier dolor, soportar cualquier lucha, y sacrificarlo todo para lograr su misión: traer de vuel...
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En la mesa de profesores, Igor Karkarov y Severus Snape intercambiaban miradas cargadas de desdén, como si estuvieran librando una batalla silenciosa. Mientras tanto, una mujer de porte distinguido conversaba animadamente con Dumbledore. Su tono de voz era casi musical al describir los hábitos exquisitos de sus unicornios, mencionando que solo bebían whisky de Malta, como si eso fuese lo más natural del mundo.
De repente, la atención de todos se desvió hacia la entrada del Gran Comedor, donde Filch apareció seguido por un grupo de hombres que transportaban un objeto extraño y pesado. Lo depositaron cuidadosamente en el centro del salón, revelando una estructura que parecía una torre oscura y misteriosa. La curiosidad comenzó a extenderse entre los estudiantes como un murmullo inquieto.
Dumbledore se levantó de la mesa con su habitual calma autoritaria y se acercó a la torre, captando la atención de todos.
—Su atención, por favor —anunció, su voz fuerte y rasposa resonando por todo el Gran Comedor—. La gloria eterna es lo que le espera al estudiante que gane el Torneo de los Tres Magos, pero para lograrlo tendrá que sobrevivir a tres pruebas. Tres pruebas en extremo riesgosas.
Un escalofrío recorrió la sala ante sus palabras. Dumbledore hizo una pausa, dejando que el peso de la declaración cayera sobre todos, y luego continuó.
—Por esta razón, el Ministerio decidió aplicar una nueva regla. Para explicar todo esto, tenemos al director del Departamento de Cooperación Mágica Internacional, el señor Bartemius Crouch.
