Capítulo 6 - La Cita (Parte 3)

173 17 12
                                    

No tuve tiempo para entristecerme o llorar. Solo sentía enojo, rabia, ira. Y se lo haría saber tanto a Moa como a ese tal "Shiro".

Tomé aire para dar uno de mis clásicos gritos rompe tímpanos, pero justo cuando estaba a punto de empezar a gritar con todas mis fuerzas para pedirle explicaciones a mi amada Moa, ella miró por encima de mi hombro, hacia mis espaldas, y murmuró con su rostro lleno de felicidad y sus bellos ojos húmedos:

- Allí viene...

Giré para ver al hombre por el cual iría a la cárcel, ya que lo asesinaría allí mismo sin dudarlo. Sin embargo, solo pude ver a una multitud de personas cayendo al suelo.

Una tras otra, las personas que estaban en la plaza disfrutando del festival iban cayendo al suelo como si fueran bolos, derribadas por una especie de estela blanca que levantaba polvo al correr, volar o lo que sea que estuviera haciendo ese ente desconocido que se acercaba a gran velocidad hacia mí y La Chica Koala.

Entre mi furia y la bizarra imagen de la gente cayendo debido a una estela blanca desconocida, yo no entendía nada de lo que estaba sucediendo en ese momento. Me sentía completamente abrumada y no podía pensar con claridad.

La estela blanca llegó hasta nosotras con tanta velocidad que solo pude verla elevarse sobre mí, sin tener una vista clara de quién o qué era, en dirección hacia La Chica de mis sueños.

Temí por ella y giré para alertarle:

- ¡¡Cuidado, mi amor!!

Lo que vi a continuación me dejo sin palabras. Moa se encontraba en el suelo boca arriba con un enorme perro blanco sobre ella.

Mis miedos se disiparon totalmente al ver que mi amada... estaba riendo.

El enorme can, con su igual de enorme lengua, simplemente la estaba lamiendo de manera cariñosa el bonito rostro de Moa, quien no podía dejar de reír frente a eso.

- Jajaja, bebé... ¡te presento a mi viejo y querido amigo Shiro! - Moa gritó de alegría, entre risa y risa.

Yo sonreí al ver a La Chica Koala tan pero tan alegre y risueña.

El gigantesco perro detuvo sus lamidas de repente y miró a Moa a los ojos. Ella le hizo un gesto de aprobación con su cabeza. Shiro se apartó de mi amada y giró para clavar su mirada fijamente en mí. Ninguno de los dos se movía. Parecíamos dos vaqueros del viejo oeste, a punto de enfrentarnos en un duelo con nuestras pistolas.

Shiro fue quien ganó la contienda.

Ahora, era yo quien se encontraba en el suelo boca arriba riendo mientras era lamida una y otra vez por el enorme perro y su enorme lengua.

- Esa es su manera de decirte que ya te quiere mucho - comentó Moa con una sonrisa en su rostro.

Yo no podía dejar de reír con cada nueva lamida, al igual que lo había hecho mi amada segundos antes. Luego de varias lamidas más por parte del gran can blanco, Moa acarició su lomo y él se detuvo. Mi adorada Chica Koala me ayudó a levantarme y nos sentamos nuevamente en el banquito de la plaza.

- Amor, este es mi viejo y querido amigo Shiro. Nos conocemos desde hace muchos, muchos años, ¿verdad, Shiro?

- Guau!

- Hola Shiro, es un placer conocerte - saludé yo al enorme perro, acariciando su gran lomo.

- Shiro, ella es Kano. Desde hace un tiempo es una parte muy importante de la banda, y de mi vida. - mi corazón latió aceleradamente al escuchar eso. -Trátala bien, ¿sí?

La Chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora