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"Hola, Kook" El joven moreno de pelo negro saludo a su amigo y lo analizó de manera rápida de pies a cabeza, notando que tenía la apariencia de un muerto viviente, tenía el pelo desordenado y con mechones de cabello azabache estorbándole para ver, estaba algo largo y eso le daba una apariencia más descuidada de lo que en realidad era, tenía unas bolsas moradas bajo los ojos indicando que no había descansado muy bien la noche anterior o bueno, ninguna de las noches que llevaban ahí, se veía demasiado demacrado y por si fuera poco tenía un derrame en el ojo derecho indicándole al contrario el porqué de su aspecto físico "¿Otra pesadilla?" Preguntó el mayor sabiendo la respuesta a su pregunta, pero queriendo hacerle saber al contrario que le importaba y se preocupaba por él, tenía la impresión de que Jungkook se sentía solo y él trataba de demostrarle que no era así.  


"Solo fue una mala noche, Nam hyung, más hospitales en mi cabeza" El chico se sentó frente al pelinegro y este entendió que su amigo no quería hablar mucho sobre lo sucedido, probablemente había sido más fea que las pesadillas anteriores o tal vez más personal, Jeon se restregó las manos por la cara, se quitó el pelo de los ojos y se recargo sobre la blanca mesa del comedor comunitario bien iluminado, eran aproximadamente las siete de la mañana y no había mucha gente, la hora en la que su pabellón desayunaba era a las ocho, pero como el azabache no era un gran fanático de las multitudes prefería desayunar más temprano con Namjoon y Jimin "¿Dónde está tu novio?" Preguntó con sarcasmo el menor ganándose que Kim bufara y le rodara los ojos con desdén.

"No es mi novio y no sé dónde está" Expreso irritado, el más bajo encogió los hombros, era gracioso preguntar aquello puesto que quien compartía habitación con Jimin era él, se recostó sobre la mesa y cerró los ojos, inmediatamente los recuerdos de la noche previa le cegaron la mente, solo veía el cuerpo de una mujer, completamente ensangrentado e irreconocible, escuchaba aquella risa endemoniada y los ahogados sollozos de alguien más que no lograba ver y ese grito, ese maldito grito desgarrador que le helaba la sangre y el alma, que le erizaba la piel y que le hacía sentir al borde de un precipicio sin fin de puro terror e impotencia del que jamás lograría salir si caía, después de eso venía la parte del hospital y lo peor de aquello es que se veía a él mismo en ese maldito lugar que le drenaba la cordura y lo hacía sentir tan vulnerable que sólo quería salir corriendo de ese puto cementerio, abrió los ojos de golpe preocupando a Namjoon que lo observaba curioso cuando se recostó, se levantó del asiento sintiendose asfixiado por el recuerdo, era tan vivido que parecía real y lo paralizada del miedo, tenía la respiración agitada y entrecortada, se sentía desorientado y de repente todo se le nubló, el terror comenzaba a tomar posesión de él y a ahogarlo, como si le taparan la nariz y le apretaran la garganta, podía sentir la mano en su cuello apretujándole la garganta para que dejara de respirar y esa estúpida imagen del cadáver y el hospital no se iban de su cabeza. 

"¡Jungkook-ah!" Un grito en la cara seguida de una fuerte bofetada logro sacarlo de aquel traumático trance en el que se había sumergido, parpadeo un par de veces para reaccionar del todo y se encontró con aquellos fanales obscuros que no le transmitían nada más que paz y preocupación a la par, notó que un líquido le brotaba con abundancia de la nariz y se llevó la mano a la fosa nasal del que provenía y en cuanto vio el líquido escarlata adornarle las yemas de los dedos se deshizo, el dolor en el pecho se le agudizaba conforme los segundos pasaban, podía sentir el dolor punzante en el cráneo que le hacía sentir que en cualquier momento le explotarían los sesos adornando el blanco lugar con sus restos, los oídos le zumbaban al ritmo que el espeso líquido que le brotaba de la nariz, estaba literalmente escurriendo, la sangre corría hasta su mentón y goteaba de ahí manchándole toda la ropa del líquido escarlata que le generaba las peores sensaciones que pudieran imaginar. Escuchaba a sus amigos gritar su nombre con desespero, pero tenía los oídos tapados y los escuchaba como si  estuvieran a kilómetros de distancia, el maldito zumbido no lo dejaba en paz y podía sentir como el derrame se expandía en su ojo, podía sentir la sangre esparcirse en su globo ocular hasta inundarlo, y cuando sintió un líquido espeso salir de sus oídos  y correrle con facilidad por la mandíbula debido a la abundancia se preocupó, jamás le había sucedido aquello, un dolor constante se le instaló en la parte baja de la espalda y le atravesaba hasta el abdomen, se retorcía en el piso del dolor que todo le causaba y entonces las imágenes borrosas de la sangre empapándole la vista y aquel cuerpo irreconocible tirado en la alfombra color marfil regresaron, sentía la jodida respiración pastosa en la nuca, en el cuello y detrás del oído, los lamentos que su mente revivía opacaban las voces del mundo real y entonces el mismo grito desgarrador de siempre le aturdió hasta casi reventarle los tímpanos, la presión en el pecho, el dolor punzante en la parte inferior de su cuerpo, el sangrado y la maldita pesadilla que vivía casi a diario simplemente fueron demasiado, sus inútiles sentidos comenzaban a apagarse y en cuanto la cabeza degollada de un hombre que no reconocía con los ojos salidos y la sangre que le brotaba de los huecos como si fueran lagrimas fue suficiente para que un grito de desesperación le desgarrara la faringe y un frío invernal le helara el cuerpo antes de que todo se le tornara negro y se deshiciera de su conciencia para detener el sufrimiento del castigo que le atormentaba.

phobia vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora