_Capitulo Dos_

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Ojos Encantadores

Me desperté con el sonido lejano del reloj más antiguo de todo Londres. Aún tenía la misma ropa de anoche porque no alcance a darme una ducha antes de dormir gracias al cansancio.

Salí de la cama estirando mi cuerpo y observo por la ventana que están cayendo ligeras gotas de lluvia así que sí, hoy sería un día alentador. En la cocina me encontré con Dana que cocinaba el desayuno y me ponía en la barra de desayuno una taza de café con un toque de canela.

He llegado a la conclusión de que ella y Luis me conocen tan bien que saben la cantidad exacta de canela para agregarle a mi taza humeante.

—Buenos días. Dana. —sonreí sintiéndome culpable por no haberle avisado anoche que no iba a cenar.

—Buenos días Samantha. —me devolvió la sonrisa con esas arrugas apenas notándose en la comisura de sus labios. Me dejó mi desayuno de huevos revueltos y tostadas con mantequilla derretida.

En los años que tengo conociendo a mi encantadora cocinera, jamás me ha hecho nada que no me guste.

—Gracias. —como un trozo de la tostada—. ¿Como están sus hijos?

Ella levantó la mirada de los trastes que estaba acumulando en el lavavajillas. Y me sonrió tan abiertamente que estaba segura una noticia emocionante se estaba viendo en su rostro.

—¡Martin ya tiene un bebé! —me dijo muy emocionada al respecto. Yo la mire sorprendida.

Martin tenía casi la misma edad que yo. Pero siempre desde que Dana trabaja en mi casa hemos discutido él y yo acerca de que debía ser más responsable y no tener muchas chicas. Pero al parecer ya consiguió sentirse estable.

—¡Pues felicidades! —le dije levantado mi taza de café—. Supongo que Jaspe tu hija debe de estar demasiado emocionada con que será tía.

Ella asintió riendo.

—Pero no deja de pelear con Martin con que tiene que ser más cariñoso con la madre de su hijo.

Ay pobre martín.

Terminé de desayunar entre risas y cosas que Dana me decía a cerca de su marido y sus hijos. Tengo la certeza de que quienes he incluido en mi vida se han vuelto atraídos por lo mucho que he sufrido, pero no me miran con lastima, tampoco me dicen las cosas con sutileza porque es verdad he aprendido a forjarme desde cero bajo el fuego inmenso de la honestidad de las personas que realmente me aprecian.

Me di una ducha pensando en cómo habría sido mi vida si Elan no fuese parte de ella. Si mi madre no hubiese muerto y si yo no hubiese sido tratada como un costal de patatas, siendo movida de un lado a otro sin ningún fin.

¿Habría sido diferente en realidad?

Me gustaba cuando llegaba a la editorial, era en su mayoría una escapada de mi agotadora vida. Luis siempre me encontraba justo a tiempo en la entrada con mi café caliente en su mano (la verdad no sé si tiene un sensor que le indica cuando llego o algo así) a veces daba miedo tanta puntualidad. Le dije a Luis que se tomara un respiro antes de sermonearme con que llegaba tarde mientras mi teléfono sonaba con un mensaje de texto.

Clarissa Swent: hola cariño, ¿cenamos hoy?

Sonrío.

Samantha: Vale, pero preparas mi estofado de pollo favorito. Tengo que trabajar hasta tarde, pero trataré de llegar a tiempo. :-*

—Vamos a por ello luis. —froto mis manos entre sí y hacemos nuestro camino hacia el ala de Diseño—. La reunión con el sobrino del señor Brown va a ser en mi oficina, sabes que me apego de manera sentimental a ese espacio.

Los Desafios de Samantha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora