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El licor baja por su esófago como ácido.

Está pasando otra vez.

Jihyo sabe que no debe mirar. Es un método de tortura estúpido. Sin embargo, continúa mirando ese rincón oscuro del bar. Y ahí está Sana besándose otra vez con su ridículo novio.

Jihyo ni siquiera recuerda su nombre, a pesar de que Sana se lo dijo la semana pasada. Se estaban conociendo y lo describió como un buen tipo: atento, caballeroso y dulce. Todo un tesoro. Todo perfección. Todo lo que Jihyo no es.

Probablemente por eso a Sana le interesó desde el principio. Ella tiene una tendencia ridícula por buscar lo bueno, lo indicado y lo correcto. Cuando lo encuentra, su insatisfacción crece porque no halla lo que falta. Al final termina rompiendo la relación y, en el proceso, a veces su propio corazón también. Entonces Jihyo aparece.

Porque Jihyo siempre aparece cuando Sana necesita un hombro sobre el que llorar.

Ahora se pregunta cuánto durará Sana en correr a ella en busca de consuelo, tal y como hace siempre.

La respuesta llega por sí sola unos días más tarde. Sana se planta en su habitación de los dormitorios universitarios con un nuevo drama que a Jihyo realmente no le interesa. Sin embargo, finge que la escucha maldecir por su relación frustrada. Nada nuevo.

Sana vuelca todas sus emociones mientras Jihyo continúa haciendo un trabajo de la universidad, más interesada en las diapositivas insulsas de sus profesores que en cómo el ex novio de Sana resultó ser otro patán que intentó llegar más lejos cuando ella quería tomarlo con calma. Lo rechazó y el macho de masculinidad frágil decidió cortar con ella por ser una estrecha.

—¡Menudo imbécil! —exclama Sana.

Y Jihyo pierde por un instante la concentración. La voz chillona de Sana empieza a causarle dolor de cabeza.

—La próxima vez solo fóllatelo. Nadie quiere una novia solo para besarla —dice de mala gana.

Un breve silencio domina la pequeña habitación.

—Sabes que no busco sólo sexo, Jihyo.

Ella lo sabe. Es básicamente la razón principal por la que ellas no pueden estar juntas.

Sana quiere un romance de película que haga estallar su corazón de pura felicidad con una explosión de colores, arcoíris y muchas otras cosas cursis y cutres que a Jihyo le provocan náuseas. No puede darle nada de eso a Sana. Las dos lo saben y por eso aquí está ella de nuevo, gimoteando otra noche por otro parche que no ha podido curar su corazón desencantado y herido.

Sana ha perdido la cuenta de los novios y novias que ha tenido en los últimos dos años. Cada uno de ellos es un parche más inútil que el anterior, y resulta tan agotador... No importa cuánto busque, cuánto se esfuerce en hacerlo funcionar, porque nada es lo suficientemente satisfactorio como para durar más de un mes. Apenas un par de ellos superaron las dos semanas, pero Sana sigue empeñada en tener su cuento de hadas.

Jihyo no lo entiende. Claro que a ella la consideran un recipiente sin alma ni corazón y, ciertamente, no está interesada en el amor, ni nada igual de repulsivo. No sabe amar y no quiere hacerlo. Por ahora, obtener su título es lo más importante.

Sin embargo, cuando Sana agota su paciencia con más lloros y quejas, decide darle lo que quiere.

—Por el amor de Dios, ¿quieres hacer el favor de callarte?

A veces es demasiado ruda, ella es absolutamente consciente de ello porque casi siempre lo hace a propósito. Quizá Sana también lo sabe y por eso continúa volviendo a ella todos los días, ignorando ese carácter de mierda suyo, o tal vez solo es demasiado ingenua y verdaderamente piensa que Jihyo puede cambiar.

Back to you ➳ SaHyo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora