Cuando Jihyo y Sana se conocieron por primera vez, jamás imaginaron que un pequeño accidente podría ocasionar una angustia aún peor en el futuro. Su historia parecía marcada desde el comienzo, como una maldición.
Era el primer año de Jihyo en la universidad y, en sus primeros días en la residencia, rodó escaleras abajo cuando el contenido del bolso de Sana se desparramó por los escalones. Algo se coló debajo del pie de Jihyo y la arrastró una planta entera, ocasionándole una fractura en el brazo.
Sí, un poco lamentable.
Sana averiguó el hospital en el que había sido ingresada y la visitó a diario para disculparse un centenar de veces. Al principio, a Jihyo le parecía lindo. Siempre le llevaba flores, cartas o cualquier otro regalo para que se sintiera mejor, pero con el tiempo se volvió un poco agotador. Le había dicho una y mil veces que era suficiente, que no estaba molesta porque entendía que solo fue un accidente, pero Sana siempre fue cabezona.
Incluso cuando le dieron el alta y pudo regresar a los dormitorios universitarios, Sana aún la perseguía a todas partes como si necesitara que la llevaran en silla de ruedas.
Entonces, cuando Jihyo pudo deshacerse del cabestrillo y el yeso del brazo, decidió ponerle fin al exceso de preocupación de Sana.
—Deja de disculparte. Estoy bien, así que olvídalo.
No fue del todo mordaz, pero tampoco se molestó en ser amable porque estaba cansada de que Sana la siguiera a todas partes como una enfermera obsesionada. Pensó que ahí quedaría todo, pero cuando quiso abandonar el parque al que había arrastrado a Sana para hablar, ella se lo impidió.
—Perdona —le dijo Sana, con las mejillas coloradas—. La verdad es que solo eran excusas. No pensé que te molestaba tanto. Solo lo hacía para llamar un poco tu atención.
Jihyo volvió a sentarse en el columpio al lado de Sana. De repente, estaba un poco interesada.
—¿Mi atención?
—Sí, ya sabes... —Sana le lanzó una mirada nerviosa—. Eres un poco mi tipo.
El ego de Jihyo se infló después de esa declaración. Así que le interesaba a Sana...
Le echó un vistazo de pies a cabeza. No es como si no se hubiera dado cuenta antes de que Sana era guapa, pero solo hasta ese momento pensó que ella era en verdad sexy. Y que definitivamente la tendría en su cama.Sonrió, inclinándose hacia delante.
—¿Quieres que hablemos de esto con más calma en mi habitación?
Sana no se negó. Por supuesto que no lo hizo. La invitación con evidentes implicaciones morbosas era demasiado tentativa para rechazarla. No se llevó ninguna sorpresa cuando terminaron en la cama. Sin embargo, tal vez debió darse cuenta entonces de que algo que había comenzado tan desordenado sólo podía acabar de la misma manera.
De ese modo, comenzaron a verse a escondidas, principalmente porque Jihyo sabía lo rápido que circulaban los rumores en la residencia. No quería que todo el mundo se enterara de su aventura personal. No estaban haciendo algo malo, pero no veía la necesidad de compartirlo al mundo.
No obstante, a Sana se le hacía difícil esconder el asunto a sus mejores amigas. Ellas habían empezado a notar que algo le estaba pasando y no tardaron en bombardearla con preguntas. Pero Sana se mantuvo firme, porque le había prometido a Jihyo que no rompería su palabra de mantenerlo privado. De ese modo, también era un poco más adictivo y excitante.
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Back to you ➳ SaHyo
RomanceSana y Jihyo son un completo desastre. No pueden estar juntas, pero tampoco saben vivir separadas. ¿Amigas con beneficios o sólo dos idiotas que tienen miedo de admitir lo que sienten? No importa lo que pase, con cuantos hombres y mujeres se bese, o...