—¡Jihyo!
Su mente está demasiado lejos como para prestarle atención a la chica que gime tan desesperadamente debajo de ella que le pitan los oídos. Seguramente los estudiantes vecinos son espectadores del escándalo, y probablemente la estén maldicendo como cada vez que lleva a alguien a su habitación, pero ese no es su problema. No escucha las peticiones de la chica de ir más suave y da un par de sacudidas más a su intimidad hasta que explota de placer. Entonces Jihyo se retira y se limpia las manos con una pequeña toalla de aseo.
—Eso ha sido increíble, aunque podrías haber sido un poco más gentil.
Jihyo lanza la toalla al cesto de ropa sucia, miranda a la chica desnuda en su cama con una ceja alzada.
—¿Podrías dejar de hablar y marcharte?
Cuando finalmente está sola, de repente el silencio se vuelve ensordecedor y le provoca dolor de cabeza. Por desgracia, también abre paso a la cadena de pensamientos que quería retener.
Hace dos semanas que no sabe nada de Sana, o más bien, que la chica no ha ido a visitarla a su habitación. Es inevitable que se crucen de vez en cuando porque viven en los mismos dormitorios y sus facultades son indeseablemente cercanas. Sin embargo, Sana apenas le ha dado un par de miradas casuales las pocas veces que han coincidido por ahí.
Jihyo intenta no prestarle mucha atención porque no es la primera vez que ocurre. Después de acostarse, Sana tiende a desaparecer o tratar de distanciarse tanto de ella que se vuelve casi imposible verla.
No obstante, eso solo ocurría al principio. Con el tiempo, Sana pareció acostumbrarse a su dinámica y solía regresar como si fueran amigas normales. Se acercaba, le hablaba con naturalidad y fingían que nada había pasado. Así funcionaban bien. Más o menos. Así funcionaban, a secas.
Esta vez Sana no lo hizo, después de tantos meses, y eso inevitablemente inquietó a Jihyo.
Al principio no le dio importancia. Al cabo de tres semanas soportando los esquivos de Sana, decide que debe hablar con ella cuando la ve en el comedor de los dormitorios.
No obstante, antes siquiera de levantarse de su mesa, se pregunta por un instante qué mierda pretende hacer. ¿Qué diría si se planta frente a la mesa de Sana y sus amigas? En primer lugar, ¿por qué debería hacerlo?
Esto es lo que son. Nada. Romper esa línea que las separa sería incorrecto.
Sin embargo, Jihyo quiere hacerlo. Sus palmas hormiguean por querer acercarse, agarrar a Sana y sacarla del comedor para pedirle explicaciones.
Y de nuevo surge la cuestión: Sana no le debe ninguna.
—Parece que quieres asesinar a alguien, chica.
Jihyo aparta la mirada de Sana y se encuentra con la sonrisa de esa chica con la que se acostó la semana pasada. No entiende muy bien por qué la está persiguiendo después de un revolcón sin importancia, pero no lo va a cuestionar. Por primera vez, decide no empujar a otra persona porque quedarse sola con sus propios pensamientos es una alternativa terrible.
—¿Quieres subir a mi habitación?
Una invitación poco elegante, pero Jihyo no pretende serlo. A juzgar por cómo le sonríe la otra chica, parece que está bien con no ser suaves.
—Me gustan las chicas directas, Park.
—Eso no responde a mi pregunta, Eunjoo.
La sonrisa de la chica crece. Deja caer su cubierto sobre la bandeja de comida y se desliza sobre el asiento para estar más cerca de Jihyo.
ESTÁS LEYENDO
Back to you ➳ SaHyo
RomanceSana y Jihyo son un completo desastre. No pueden estar juntas, pero tampoco saben vivir separadas. ¿Amigas con beneficios o sólo dos idiotas que tienen miedo de admitir lo que sienten? No importa lo que pase, con cuantos hombres y mujeres se bese, o...