Once upon a time...

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Aquella era una tarde deslumbrante y tranquila de Primavera, en la que los verdes y frondosos árboles le otorgaban una magistral vista de las pícaras magnolias danzando gracias a la reconfortante brisa.

El castillo contaba con un extenso y verdoso jardín conformado por árboles gigantes y plantas repletas de las más bellas y exóticas flores.

El príncipe Derek reposaba bajo uno de aquellos exuberantes troncos sumergido en aquel libro de cuentos de hadas que solía leer cuando era un niño.

Ahora de Veinte años, el fornido y barbudo hombre, cuya imagen era completamente idéntica a la de su difunto padre, se había escapado a tan celestial lugar para imaginar un momento en el que las coronas y la controlada rutina no existían. En lugar de ello, imaginaba cabalgar solo en la playa un día de verano en alguna parte inimaginable lejos del castillo.

Imaginaba formar parte de un grupo de hadas aventureras que adoraban volar hacia cualquier destino o de alguno de vigorosas sirenas y nadar junto a las especies marinas en el fondo del mar.

Y su más grande deseo: poder huir junto a un hombre al que amara y hacer el amor desde que la luna se manifestara hasta el amanecer. Hasta perder el aliento.. Como si la realeza pudiera disfrutar de aquello libremente..

Pero pronto su instante de paz se vería interrumpido por una nube negra opacando su vista, y una fuerte sensación de dolor en su espalda, hasta que todo se encontró totalmente negro...

Derek in Monstercockland 🏰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora