𝕹𝖚𝖙𝖗𝖎𝖆𝖘 𝖞 𝖈𝖔𝖓𝖊𝖏𝖔𝖘 | ᴄ! ꜱᴘʀᴜᴀɴ

u are not mine.

⋆ ‹  Conter era un Omega híbrido de Conejo muy simpático, nunca había tenido problemas para expresar sus pensamientos y mucho menos emociones. Si estaba molesto de algo o con alguien simplemente lo expresaba de la manera más fácil que encontraba.

Hasta ese momento, Spreen su mejor amigo era solo eso. Alguien con quién hablaba todo el rato, alguien con quién comparte sus cosas más preciadas y también sus sueños y metas más lejanas.

A veces deseaba que aquel sentimiento de amistad jamás se hubiera convertido en un amor romántico. Ojalá sus pensamientos hacia el oso se hubieran mantenido de aquella manera tan fraternal.

Si tan solo hubiera sido así.. no tendría que lidiar con ver al dueño de sus suspiros intentar cortejar a un pequeño Omega híbrido de nutria.

Tampoco tendría que sentir como su corazón se rompe y su mundo se cae cada que el mayor le pide consejos para conquistar a alguien más.

Ni sentiría la necesidad de esconder sus sentimientos, ni sus ganas de besar a su 'mejor amigo'. Un alfa híbrido de oso que jamás tendría ojos para él. Porque aunque el contrario aún tenga miedo de aceptarlo, sabe que el corazón de su enamorado pertenece a alguien que nunca será él.

Siempre pertenecerá a Juan y sus estúpidos lentes, a su tierno olor a merengon colombiano que lo hace querer vomitar pero que aparentemente le encanta a Spreen, a su estúpida risa de delfín que le parece irritable a sus orejas grandes y finas de conejo, el corazón del oso siempre pertenecerá a esa pequeña nutria y aunque intenté negarlo será algo que jamás podrá cambiar.

Spreen jamás lo mirara con ese brillo en sus ojos tan especial, sus esponjosas orejas negras jamás se moverán de felicidad al verlo o escucharlo, el corazón del mayor jamás se acelerará con él, nunca podrá estar entre sus brazos y mucho menos probará sus labios.

Pero aún sabiendo todo eso, realmente intenta convencerse a si mismo de que es posible. Aún intentará llegar al corazón de aquel alfa obstinado y aparentemente sin 'sentimientos', lo intentará porque su amor por el oso es más grande que su conciencia.

Y su pequeño corazón se niega a aceptar que Spreen nunca lo mirara como este lo desea.

Además de que ingenuamente dentro de si, siente que tiene una mínima oportunidad. No es que odie a Juan, jamás podrá hacerlo. Solo es que genuinamente piensa que él sería mucho mejor que la nutria para ser pareja de Spreen.

Está tan desesperado que realmente no le importa dañar a otros, solo desea un poco de amor por parte del oso.

Tal vez y solo tal vez, aquel inocente enamoramiento se está convirtiendo lentamente en algo tan enfermo que ni él mismo pueda controlarlo.

Se encontraba en el hogar que compartía temporalmente con el oso. Habían estado charlando de sus planes a futuro para expandir el lugar, cuando al mayor se le ocurrió pedir un consejo sobre algo que llevaba en su mente desde hace relativamente poco tiempo, Juan. Un Omega híbrido de nutria muy lindo a su parecer que acababa de llegar al hogar de los pequeños animales cafés.

Se había presentado como un extranjero visitante que ahora mismo era empleado de Eón, y que simplemente al verlo había sentido algo dentro de él que lo hizo feliz.

No era un experto en sentimientos así que porque no consultarlo con su mejor amigo, un Omega más bajo de estatura híbrido de Conejo, a quien consideraba su hermano.

— che Conter.., quería hablar con vos de algo..— estaba nervioso, y ni él mismo entendía la razón.

—eh? Si claro para eso estamos, ¿Que onda pa'?, ¿Querés ideas nuevas de negocios o que?— bromeó

—¿Qué? No, nada de eso.. Es que mira que.. no te parece muy linda la nueva nutria que llegó?, Tipo eh..— dudo en confesar aquello, no sabía porque se sentía así

—Juan? El Omega con el olor más asqueroso que he podido conocer? Nah ni en pedo. — Conter estaba algo sacado de sus casillas, no pensó que Spreen se pusiera tan raro por la nueva nutria.

—Claro, es cierto. Menudo olor a mierda wacho..— no estaba convencido de sus palabras, pero el ambiente empezaba a sentirse incómodo y pensó que sería lo mejor en dejar la conversación allí.

Aquella conversación había pasado al olvidó por el conejo, sin saber que más tarde sería el inicio del sufrimiento de su pequeño corazón.