0|Kairos

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Los murciélagos rodearon la casa Komori cómo si buscarán algo a través de las ventanas, cuando lo encontraron, chillaron de la alegría y regresaron de dónde venían. Todo ésto siendo visto por un lobo negro que no dejaba de gruñir antes de que su amo lo tranquilizara y se disolviera en una especie de sangre brillante que regresaba a las venas del adolescente.

"Que...curioso."

Murmuró el de ojos dorados mientras veía a los mamíferos voladores alejarse volando. Si habían otros que veían a través de ellos, entonces no estaban tan alejados del pasado de su madre como creían.

"Miki"

Un búho común ululó, no era cómo los búhos familiares, sino que éste era del plano terrenal.

"Si ves otro de esos, cazalo."

Otra ululación en respuesta y el joven se adentró a la casa. Sacándose las botas de trabajo.

"¡Estoy en casa!"

Llamó.

"¡Bienvenido, Kai!"

Saludó la mujer rubia de ojos rosa sorbete mientras Kairos se acercaba y le daba un beso en la mejilla sin tocarla con sus manos, no queriendo manchar sus ropas delicadas con la grasa que aún permanecía entre los pliegues de sus dedos.

"La cena estará lista dentro de una hora, así que pegate una ducha rápida y luego baja."

El joven asintió y se teletransporto escaleras arriba. Quitándose la ropa mugrienta con grasa y aceite para autos. Con un gruñido se metió a la bañera con agua caliente, haciendo un gran contraste con su piel helada. Con un gemido sumergió sus cabellos albinos en el agua y sonrió al sentir cómo sus músculos se relajaban después de un largo día de trabajo. Sus pensamientos navegaron, más que nada a su pasado, su concepción también. El murciélago le había traído recuerdos. Su madre les tenía un pánico terrible a las ratas aladas, tenían miedo de que fueran vigilias de él.

"Tch, ¿qué querían esas cosas por aquí?"

Ahora, había una gran diferencia entre un murciélago familiar y un murciélago común. Comenzando por el hecho de que las pequeñas mierdas sobrenaturales eran más grandes que el promedio y no estaban ciegas. Kairos agitó la mano y sorbio un poco del líquido que se encontraba en la copa que había aparecido por arte de magia cuando escuchó un ruido de algo caerse en el piso de abajo junto con varias cosas más y gritos de lucha.

"¿Quién- ¡Mamá!"

Sin importarle la desnudez, salió de la bañera salpicando el piso del baño y se teletransporto a la sala de estar, llegando justo a tiempo para sostener la mano de una mujer antes de que se zafara de su agarre dejándole sólo un guante de red, llevándose consigo a su madre mientras corría con ella hacia una limusina negra. Kairos intentó seguirlos pero la mujer era rápida.

"Mierda."

Gruñó. Rápidamente se cortó una mano y un lobo negro y otro blanco aparecieron.

"Búsquenla, maten a todo lo que se encuentre si es necesario."

Los lobos olfatearon el guante de red y los alrededores y el perímetro, pero regresaron sin una ruta fija.

"Mierda, entonces no dejó ningún rastro."

Kairos gruño, los único que tapaba sus partes íntimas era su largo cabello blanco. Con cuidado buscó algún rastro antes de encontrar las huellas en el pavimento.

"Sigan las huellas, si encuentran el lugar, no regresen, acérquese a Madre lo más que puedan."

Dos ladridos y corrieron rápidamente tras el automóvil, no tardaron mucho en alcanzarlo, eran familiares de un sangre fundador después de todo.

Sangre Real |Diabolik Lovers|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora