Capitulo I. Un canario en el abismo

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Esta es una historia que profundiza en temas sexuales, contenido sensible, violencia emocional y sexual que puede herir la suceptibilidad de algunas personas, si este tipo de contenido no es de tu gusto, no lo leas. Si gustas de este, hazlo con responsabilidad, y bienvenido al infierno. 

Había un gran rumor corriendo por todo el círculo del orgullo, pasando de boca en boca, murmurado espectralmente a través de una maquiavélica radio, que invitaba a visitar un local muy especial

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Había un gran rumor corriendo por todo el círculo del orgullo, pasando de boca en boca, murmurado espectralmente a través de una maquiavélica radio, que invitaba a visitar un local muy especial. Se decía que quien decidía adentrarse a través de sus puertas, no podía evitar volver y enrumbarse en un camino seguro hacia seguro hacia la locura, extasiado por la lujuria y recompensado por el aturdimiento de los sentidos gracias a las sensaciones recibidas, tal como una droga o un encantamiento, porque de cierto modo así era. Porque una vez entrabas, encontrabas un espectáculo particular, donde un pequeño y prodigioso canario atraía a todos sus ocupantes cual canto de sirena, indicando que ya no tenían vuelta atrás.

Hombres y mujeres, demonios y pecadores de todos los tipos, muchos iban al local solo por ella, por la voz incandescente de ese dorado canario que cantaba en el fondo de un abismo dibujado como una ciudad estridente, en donde ella resaltaba con facilidad y caminaba de la mano de alguien sin igual. Esa era Charlie, la cantante estrella de The Great Canary, quien tenía sala llena todas las noches sin importar el día o el repertorio que dispusiera. Era una gran estrella y el dueño del local lo sabía. El demonio de la radio y el entretenimiento: Alastor, sabía el diamante que reposaba entre sus manos, por eso no le descuidaba y visitaba sin falta cada uno de sus espectáculos, observándola desde la tribuna más privilegia, en completa soledad porque ninguna otra muñeca vacía era tan importante o singular como su esplendoroso canario: su Charlie.

Las luces del escenario se apagaron al cese de la música, y el telón cerro a partir de un aplauso expectante, los espectadores comenzaron a cernirse cerca del escenario y las mesas contenían en ellas un gran número de invitados que esperaban con ansiedad el siguiente número musical. El micrófono de Alastor fue invocado y desde su respectivo espacio, ilumino la pasarela que conectaba su palco con el escenario, la banda comenzó a tocar una sensual tonada y la gente comenzó a chillar de emoción. No había ni siquiera que anunciar quien venía enseguida, ya la gente conocía bien la dinámica de aquellos espectáculos, que, acompañados de una singular neblina, las luces dieron el preludio de lo que estaba por comenzar. El saxofón y la trompeta comenzaron su sencillo y con este, el telón subió dejando ver la figura brillante del dulce canario.

Charlie, o the Little Canary como todos la conocían, estaba de pie con el rostro gacho ante todos. Sin moverse, la música sonaba y al especifico toque del piano, ella alzo la vista, logrando que jadeos ahogados resonaran en todo el salón.

Baby, can't you see

I'm calling?

A guy like you should wear a warning

La figura de ese ser resplandeciente reposaba en medio de un estridente escenario, cantando con toda su pasión, elevando sus manos alrededor del micrófono y moviendo sus caderas al ritmo de la música cadente y sensual. Su hermoso vestido de lentejuelas negras se removía suavemente con sus cadentes movimientos, generando suspiros y jadeos deseosos de quienes la veían.

Juntos en el abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora