Y allí estaba ella, como una canario bello y enjaulado en su pequeña burbuja. Tan bella y arrebatadora, cantando con tanta pasión a pesar de encontrarse en lo profundo de ese abismo donde su alma no valía nada y su liberad apenas era un sueño.
Esta es una historia que profundiza en temas sexuales, contenido sensible, violencia emocional y sexual que puede herir la suceptibilidad de algunas personas, si este tipo de contenido no es de tu gusto, no lo leas. Si gustas de este, hazlo con responsabilidad, y bienvenido al infierno.
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Ligero...
Extremadamente ligero.
No sentía pesadez, no tenia dolor. Su pecho estaba intacto, el agujero que lo atravesaba estaba cerrado.
¿Acaso había muerto?
Sentía tanta paz que le recordaba muy bien el lugar en donde había nacido, un lugar donde no existía oscuridad, donde siempre flotaba la brisa fina y la calidez del aire era casi como un arrullo.
¿Cuándo fue la última vez que alcanzo la luz infinita, el cielo de un azul profundo y claro? ¿Cuándo su pecho respiro tranquilo y sin remordimientos, pero atado de algo sin nombre que no podía identificar?
Si era sincera, no podía recordarlo.
Solo hubo un momento en donde ella pudo sentirla, cuando aún era joven, pura, libre de cualquier contaminación o sentimiento negativo, guiada por una devoción y un respeto infinito hacia su único creador.
Pero había pasado tanto tiempo de eso, que solo podía catalogar ese sentimiento como un recuerdo ¿acaso era la famosa regresión de la que hablaban tanto los pecadores humanos? Justo cuando la vida que tuviste pasaba frente a tus ojos justo antes de dar tu ultimo respiro. Si pudiera reír, lo hubiera hecho porque ingenuamente había pensado en el pasado, que al tener esas vidas como inmortales, ese tipo cosas terrenales no le sucedían. Por eso fue que pudo recordar el momento exacto en cuanto comenzó todo, cuando Charlie no sabía que estaba en un lugar y tiempo equivocado, haciendo cosas que, en lo profundo de su corazón, no la llenaban. Por eso no pudo entender por cuánto tiempo su corazón se sintió extraño, inmerso en la claridad de las nubles y el brillo del sol que bañaba sus alas en un as dorado provisto de gran energía.
En ese entonces no respondía a un apodo, no tenía un diminutivo de su nombre, el cual era sagrado y provisto por su maestro. Para su señor, el nombre de Charlotte era más que indicado para la siguiente serafín del cielo. Un ángel creado a partir de su máxima dulzura y bondad, que a partir de ese momento sería la encargada de incubar los pocos huevos de ángel que había dentro del cielo. Aunque su nacimiento fue recibido como un gran regalo de Dios, celebrado por sus hermanos y admirado por los arcángeles como una correcta decisión de su señor, en su interior Charlie lo veía como algo incorrecto, pues no se sentía merecedora de un titulo similar o que sus tareas estuvieran relacionadas. A fin de cuentas "La Guerrera", era un significado demasiado grande para un ángel que solo se ocupaba de cantarles a otros.
Estaba feliz con el enorme regalo que Dios le había dado, un coro completo reposando únicamente en sus cuerdas vocales, la capacidad de maravillar a otros solo con entonar una serie de notas, y hacer feliz a otros también era parte de su felicidad, solo que no se sentía completa.