Capítulo IX. Enjaulado

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Esta es una historia que profundiza en temas sexuales, contenido sensible, violencia emocional y sexual que puede herir la suceptibilidad de algunas personas, si este tipo de contenido no es de tu gusto, no lo leas. Si gustas de este, hazlo con responsabilidad, y bienvenido al infierno.

Ella admiro el hotel, las luces brillantes se reflejaron en su rostro, mientras las veía absorta y algo asustada, las miradas de los curiosos se posaban indiscretamente en ambos y como, similar a un pajarillo asustado, el pobre ángel caído se ocul...

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Ella admiro el hotel, las luces brillantes se reflejaron en su rostro, mientras las veía absorta y algo asustada, las miradas de los curiosos se posaban indiscretamente en ambos y como, similar a un pajarillo asustado, el pobre ángel caído se ocultaba en su brazo.

Internamente, el demonio no pudo evitar reír de la comparación y es que, como un niño, se estaba dejando llevar por un caprichoso de salvar a un pajarillo herido y abandonado de una muerte segura, sin que este mismo pudiera entender la esclavitud que pronto llegaría a su desdichado destino, aferrándose a la primera mano "amiga" que apareció.

Así que, cumpliendo su papel de salvador, la acerco más a su cuerpo, apresurando su paso y dejando entrever una mirada de autoridad que alejo a los gusanos y observadores, devolviéndolos a sus asuntos.

Una vez llegados a la recepción, se acercó hasta un demonio roedor, quien hasta el momento estaba enfocado en su teléfono móvil.

—Tu empleador ¿Dónde se encuentra? —pregunto, llamando su atención.

Casi ahogándose al verlo, el demonio con un temblor incontrolable le indico cortésmente que le siguiera, guiándolos por un brillante camino cada vez más aglomerado de gente que parecía disfrutar de grandes salones de billar y juegos de azar. En medio de toda una multitud que se dispersaron como moscas ante su presencia, Alastor se acercó a un demonio gato quien estaba felizmente apostando en una mesa de póker.

— ¡oye! ¿Por qué mierda se fueron todos? —exclamo desorientado y confundido.

Al voltearse, pareció entender todo do cuando vio la figura de Alastor acercarse a él.

—¡Tú! ¿Qué carajos haces aquí? —pregunto el demonio gato con una expresión de pocos amigos.

—Oh, Husker, mi buen amigo ¡cómo me alegra verte! —saludo el demonio juguetón, pese a que el otro estaba más que descontento con su presencia.

—¡No me vengas con esas mierdas! Hijo de perra ¡Estaba a punto de ganar esta partida! —Vocifero, empuñando su puño contra el mostrador y haciendo que la figura que estaba oculta entre los ropajes del demonio escarlata— ¿Que mierda traes ahí?

—Es una nueva adquisición muy valiosa para el negocio —contesto este con un brillo peligroso en su mirada y Husk de verdad quiso sentir compasión con lo que fuera que este había tomado entre sus garras, de no ser porque tenía décadas sin sentir pena por nada o por nadie.

El wendigo descubrió levemente lo que estaba debajo de su gabardina y unos ojos dorados se mostraron brillantes antes el demonio dato, quien soltó un jadeo sorprendido por primera vez en décadas.

Juntos en el abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora