Y allí estaba ella, como una canario bello y enjaulado en su pequeña burbuja. Tan bella y arrebatadora, cantando con tanta pasión a pesar de encontrarse en lo profundo de ese abismo donde su alma no valía nada y su liberad apenas era un sueño.
Esta es una historia que profundiza en temas sexuales, contenido sensible, violencia emocional y sexual que puede heredar la susceptibilidad de algunas personas, si este tipo de contenido no es de tu gusto, no lo lea. Si gustas de este, hazlo con responsabilidad, y bienvenido al infierno.
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Bien, ese era otro día camino al trabajo.
Charlie tarareaba mientras se arreglaba antes de salir de su habitación, esta vez debía ajustar su vestuario sola, debido a que Vaggie estaba cumpliendo otras tareas en un lugar fuera del hotel. Por supuesto, este solo era un vestido temporal mientras llegaba a los camerinos donde se pondría el traje que usaría esa noche, por lo que no hizo tanto hincapié en su maquillaje o arreglos de vestuario. Una vez estuvo lista, asintió frente al espejo notando en ese instante un profundo chupetón en su hombro derecho. Sonriendo, lo acaricio por sobre las marcas de mordidas que también poseía su piel en ese mismo espacio, recordando los últimos momentos después de terminar su emocionante cita de la noche anterior.
Alastor la había llevado a cenar a un maravillo restaurant en el centro de la ciudad, donde la atención y la comida fueron exquisitos. Mientras comían, conversaban amenamente de varios temas a la par que realizaban jugueteos ocasionales por debajo de la mesa. Entre ellos era completamente inevitable no ser inquietos y traviesos durante sus salidas, aunque Alastor era discreto, siempre le gustaba jugar con ella a fin de ver cuánto lograba aguantar sin que fueran descubiertos. En esa noche en particular, Charlie había estado usando el presente especial que el wendigo le había provisto y que permitía un mejor acceso de sus traviesas manos, las cuales, de forma intrépida, se trepaban debajo de la mesa.
No sabía bien si era la cercanía y el calor del alcohol brevemente pasado por la garganta de ambos, pero mientras la vela se removía entre leves llamaradas, las miradas cómplices de ambos sonreían travesura. El aparentaba comer mientras el pequeño canario solo resistía, su mano subiendo por el encaje y las líneas de la ropa interior especial que le había regalado. Rozaba la ingle y los pequeños vellos, haciéndole cosquillas, en un movimiento suave y juguetón, haciendo que Charlie contuviera un suspiro.
—La comida está siendo un verdadero manjar está noche, no es así querida.
Durante sus palabras, Alastor inserto un dedo entre sus labios, tocando el pequeño bulbo entre ellos, haciendo que la cantante se removiera discretamente mientras su rostro cada vez más rojo era imposible de eludir. Charlie luchaba por no soltar algún sonido y eso divertía más al proxeneta, porque sus reacciones le parecían candentes y graciosas porque su lucha era en vano. Especialmente cuando introdujo un segundo dedo y comenzó a moverlo más contra ella, haciendo sus piernas temblaran y una de sus manos intentará detenerlo de seguir. Sin embargo, el hizo una seña, negando con la cabeza mientras reía.
—No me detengas cariño, es una noche especial —le dijo, y Charlie moría de la vergüenza y el placer, abriendo más las piernas para el mientras no podía soportar el terrible calor de su vientre. La comida y los cubiertos quedaron abandonados en la mesa mientras ella se sostenía de la mesa e intentaba no caer debajo de ella. Los movimientos en ella eran más sagaces, más profundos y violentos hasta que no pudo resistirlo más y ahogo un grito de gloria mordiendo su dedo enguantado, sintiendo las oleadas de calor inundar toda su pelvis.