Capítulo: 16

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__ Soy un idiota.

Emilio bufó.

__Gracias por decir lo obvio.

Joaquín observó a su hermano, no sabía por dónde empezar.

__Sigo esperando, Joaquín.

__No sé por qué llamé a Shin, pero no me importa la empresa si no te tengo a ti, ha pasado tanto para poder tenerte entre mis brazos que no quiero perderte.

Emilio lo miró fijamente.

__¿Crees que esa es una razón lo suficientemente fuerte para que te perdone? No me has explicado absolutamente nada.

Joaquín bajó la cabeza, no podía ver la decepción en la expresión de su hermano.

__Lo único que puedo decirte es que te amo, que eres lo más importante que tengo en mi vida, siempre he tratado de cuidarte, que nada ni nadie te haga daño, estoy convencido que haré lo mismo por nuestro bebé, si decides que te irás del país no me interpondré, respetaré tu decisión y trataré de cuidarlos a ambos desde la distancia.

El ambiente se volvió tenso luego de eso, nadie decía palabra alguna. Joaquín interpretó eso como una respuesta y con el orgullo y ánimo por el suelo se levantó y caminó hacia la puerta.

__Te perdono.

El castaño quedó congelado en su sitio.

__Te perdono, Joaquín. Te perdono porque te amo, es posible que esté cometiendo el error más grande de mi vida o todo lo contrario.

Joaquín giró y observó a su hermano con ojos esperanzados.

__¿Quiere decir que seremos una familia feliz? ¿Qué tendremos todo lo que habíamos hablado?

Emilio asintió.

Joaquín no lo pensó dos veces y corrió hacia el rizado, tomó el rostro entre sus manos y lo besó.

__ Gracias, amor. Prometo que no te vas a arrepentir de esto, les voy a demostrar que puedo ser suficiente para ustedes dos, o al menos lo intentaré. Llamaré ahora mismo a Shin y le diré que no quiero la empresa, no quiero nada si eso significa no tenerlos en mi vida. Te amo.

Se sumergieron en otro beso, hasta que una garganta siendo aclarada los hizo separarse.

__Veo que ya arreglaron sus problemas.

__Madre.__dijo Emilio sonrojado.

__Oh, ahora te avergüenzas cuando hace segundos podía ver desde mi posición tu lengua metida en la garganta de tu hermano.

Emilio se sonrojó aún más, y la carcajada fuerte y ronca de Joaquín no ayudaba a menguarlo.

__Me alegro que hayan llegado a un acuerdo, pero eso no quita la amenaza hijo. Si vuelves a dañar a mi bebé no me detendré en darte unos buenos golpes y yo misma me encargaré de que no puedas verlo a él y a mi nieto.

Joaquín sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, sabía que su madre hablaba en serio.

__No creo que sea necesario ¿verdad Joaquín? __preguntó Emilio.

__No lo será, mi amor. Te amo, los amo __corrigió mientras llevaba una de sus manos al abdomen aún plano del rizado.

__Aprovecha la oportunidad, hijo.

__ Llamaré a Shin para informarle lo que hablamos__ dijo Joaquín mientras dejaba un último beso en los labios de su hermano.

Emilio seguía acalorado y sonrojado que sólo atinó a asentir.

__Eso no será necesario, querido.

Ambos voltearon a ver a su madre.

__¿Qué dices, madre?

__Hay algo que ustedes aún desconocen sobre el último deseo de su padre y por consiguiente de su testamento.

LA HERENCIA  (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora