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Se encontraba algo nerviosa, tomó con fuerza la mano de su esposo y él la miró.

—Tranquila cariño. Estoy aquí contigo.

Naruto abrazó a su esposa y besó con cariño su frente. Esa pequeña acción tranquilizó por completo a Hinata.

Ese día era la cita de ella para revisar su embarazo antes de que diera a luz al primer hijo de la pareja. Solo faltaban unos días para el parto.

Desde el inicio de su embarazo Hinata empezó a desarrollar muchos temores y Naruto siempre solía acompañarla en todo momento.

Llegaron al número del consultorio que les habían indicado cuando pidieron la cita. Era un nuevo doctor que iba a atender el embarazo de Hinata pues su doctora había salido de vacaciones. Y además era un nuevo hospital. Algo que aumentaba los temores de la futura madre.

Respiró hondo cuando se sentaron en el sofá de la recepción a esperar su turno.

Se acurrucó en el regazo de su esposo y él la cubrió dulcemente con sus brazos. Entendía perfectamente a su esposa, él también tenía tanto miedo ahora que el parto se acercaba tanto.

Después de unos minutos Hinata ya se había tranquilizado, después le pidió su bolso a Naruto y al revisar notó que no estaba la carpeta con sus documentos ni las ecografías.

—Naruto kun mi carpeta se quedó en el auto.

—Voy por ellos.

Ella lo tomó del brazo impidiendo que se alejara.

—No quiero que me dejes. No me gusta estar sola.

—Tranquila Hinata, estarás bien. El auto está aquí cerca. Regreso en unos minutos. Además estamos en un hospital, es seguro.

Hinata cambio de actitud.

—Es verdad, debo calmarme. Y llegamos temprano, nuestra cita es en media hora. Ve por mi carpeta.

Se soltaron de las manos y Naruto se despidió con una sonrisa.

—Tranquila, regreso en un minuto.

Naruto sale del hospital después de atravesar el pasillo y se dirigió a su auto pero una grúa se lo estaba llevando.

—Oigan ese es mi auto ¿qué es lo que pasa?

Corrió para alcanzar a la grúa en la siguiente esquina.

El conductor paró y bajó la ventanilla.

—El coche fue reportado como robado.

—Debe ser un error. El auto es nuevo. Tengo la factura en la guantera. No importa ahora, después iré a aclarar todo pero deme la carpeta que está en el asiento de atrás. Son de mi esposa y estamos a unos minutos de su cita en el hospital. Está embarazada y debo regresar ahora mismo.

El hombre entendió la situación y le dejó tomar la carpeta.

"Más tarde iré por mi auto" pensó Naruto. Eso había Sido demasiado extraño.

Naruto empezó a correr de nuevo. Tomónel mismo pasillo y llegó a la recepción de ese piso. El sillón donde antes estaba Hinata está vacío, no había nadie allí.

—Hinata. ¡Hinata!

Una mujer que parecía la recepcionista estaba llegando y le ordenó que no gritara.

—Mi esposa.

—¿Su esposa?

—Mi esposa ya entró al consultorio ¿cierto?

—¿Cuál es su nombre?

—Hinata Uzumaki. Estaba sentada en ese sillón— señaló el mueble desesperado—.Está embarazada y llevaba un vestido azul. Solo salí un momento por estos documentos que se quedaron en el auto.

Naruto trató de tranquilizarse mientras apretaba en sus manos la carpeta.

—Disculpe, no ví a nadie.

—Debe ser una broma y de muy mal gusto. Voy a pasar ahora mismo al consultorio.

—No puede hacer eso.

Naruto caminó hacia el consultorio que se supone era donde tendrían su consulta mientras la recepcionista lo seguía de cerca.

Abrió la puerta y ahí estaba el doctor con una pareja. Pero no veía por ningún lado a Hinata.

Sale y siente como si todo girara a su alrededor. Cae al suelo.

—¿Qué le sucede, se encuentra bien?

Corre por todo el pasillo llamando a Hinata, entra al baño y no está. Mientras la mujer lo perseguía Naruto abría todas las puertas sin éxito.

Al salir tropieza con el suéter de Hinata que parecía escondido junto a una maceta en la entrada del baño.

—Esto es de mi esposa.

La mujer observaba a Naruto, parecía que decía la verdad.

—Escuche, vamos a revisar las cámaras de seguridad.

—Tengo que encontrarla, no le gusta estar sola.

Después de llamar a seguridad, revisaron las cámaras de seguridad solo para comprobar que no estaban funcionando bien.

La excusa que le dieron fue que al ser un hospital nuevo aún no estaban instaladas correctamente. Y en la entrada del baño no había ninguna.

En la computadora tampoco aparecía su cita agendada.

Naruto ya no podía más. Corrió gritando hasta que el personal de seguridad lo sacó del Hospital.

—¡No me pueden sacar, tengo que encontrar a mi esposa!

Golpeaba la puerta de cristal mientras sentía como su mundo se desmoronaba a cada segundo.

Golpeaba la puerta de cristal mientras sentía como su mundo se desmoronaba a cada segundo

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