Capítulo 8

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En la puerta de una gran mansión en Berkeley Square se encontraba Thomas y su hija Emily quienes acababan de llegar a la casa de Lady Isabel Wright.

El mayordomo los hace pasar rápidamente reconociendo el apellido de la futura condesa de Kent, la casa era magnífica, techos altos y en las paredes grandes pinturas, de colores oscuros predominando la madera, Emily aspiró ese aire profundamente, en algún momento de su vida tendría que formar parte de ese hogar, como la esposa del conde, ese solo pensamiento le produjo un nudo en el estómago lo cual no se reflejo en su rostro el cual tenía una adorable sonrisa. En un pequeño salón los esperaba ella, Lady Isabel, quien se puso de pie para recibir a sus invitados.

Cada vez que observaba a Emily, no podía comprender porque su hijo la eligió cómo su futura esposa ya que eran de edades muy diferentes y además ella había pasado casi 4 años en un internado de señoritas por lo que fue una incógnita; durante años creó oportunidades para la mayoría de las debutantes con el fin de que estuvieran a solas con él y lograr que su esquivo hijo diera el gran paso de casarse. Pero no, él la sorprendió un día cualquiera pidiéndole que organizará su boda, quedando absolutamente sorprendida aunque de buena manera.

Eso sí, aunque estaba feliz tenía que conocer quien era la señorita Spencer ya que no quería pensar que era algo parecido a aquel romance con aquella otra mujer, eso la disgustaba bastante; ella sabía que era solo un capricho, el cual inicio desde que el padre de George comenzó a presionarlo para que deje a aquella meretriz, en ese momento Isabel notó un cambio de actitud en su hijo, su rebeldía aumentó; su comportamiento empeoró aún más desde el fallecimiento del conde de Kent, revelándose en contra de ella cuando se atrevió a mencionar que debía alejarse de aquella mujer debido a que tenía claro que lo que la ataba a su hijo era la ambición; su hijo sabía lo que ella había tenido que pasar por culpa de la amante de su padre, por años su nombre estuvo en  boca de la alta sociedad, ya que su marido se paseaba del brazo de su joven amante mientras que ella cuidaba y criaba a sus hijos sola. Sabía de antemano el dolor de compartir un marido infiel.

Por lo mismo apenas supo del matrimonio, envió a uno de sus mozos a averiguar de aquella jovencita dándole una gran sorpresa, aquella señorita era todo lo que siempre había esperado en una esposa para su hijo, si bien su padre no tenía un título aquella niña había sido criada por las mejores institutrices, por lo tanto era una candidata ideal. Y su belleza, Dios, era algo aparte; cuando la conoció por primera vez en el baile quedó impactada con la apariencia de su futura nuera, no pensó que era tan hermosa y quizás esa era la razón por la cual su hijo la había elegido. Tenía la pequeña preocupación porque no había sido presentada aún pero aquello era un mero trámite.

Apenas se vieron, Isabel acudió a saludar a sus invitados. Thomas realizó una leve reverencia y Emily trato de hacer lo mismo pero se encontró de frente con los brazos dulces de Isabel que le dieron un cariñoso abrazo, el cual fue respondido de manera entusiasta por  Emily.

- Por favor, adelante querida Emily, Señor Spencer - ambos, padre e hija se sentaron en un gran sofá lleno de cojines mullidos.

- Mi Lady espero que se encuentre con buena salud - dijo la chica con una suave sonrisa, también aprovechó de admirar el saloncito.

- Claro que si querida, estoy rebosante de salud, a la espera del matrimonio - dice riendo Isabel - Además, el día de hoy tengo un pequeño regalo para ti.

Emily se mordió el labio inferior tratando de contener su ansiedad, estaba en la casa de la madre del conde aunque por lo visto no se encontraba ya que discretamente mientras avanzaban al salón trató de mirar por las diferentes habitaciones y pasillos camino a este y no lo pudo divisar.

- Lady Isabel, nos honra su invitación - Dice Thomas bebiendo el té que había traído un sirviente al momento en el que se sentaron.

- ¿Se encuentra Lucy?, Mi Lady - preguntó Emily con ganas de ver una cara amiga.

Amor tardío (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora