Capítulo 1

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Año 1807, Inglaterra.

Se escuchaba en un salón una alegre melodía de piano, los dedos de Emily danzaban rápido sobre las piezas blanco y negras sin equivocación alguna hasta el término de la pieza que tanto le gustaba tocar. Al terminar se escucha un risas femeninas, las cuales fueron acalladas por el sonido de la puerta al abrirse.

- Padre - Emily se pone de pie con una gran sonrisa - al fin has llegado.-

Thomas Spencer saludo con un cálido beso en la frente a su única hija, sabía que las noticias que traía podían causar estragos en la vida de su niña.

- Mi bella flor, cada día estás más hermosa - dijo mirando con ternura el hermoso rostro de su hija.

- Padre por favor, harás que me sonroje - riendo toma el brazo de su padre y se dispone a caminar hacia la sala principal - Pediré té, me dejaste hace dos meses tenemos mucho de que hablar.

Emily hace un gesto hacia su doncella la cual atiende de inmediato.

- Hija debemos hablar - su cara seria pone en alerta a Emily quien pensó que solo sería una conversación sobre la comidilla de Londres.

- Padre, no pongas esa cara, me asustas - en realidad la asustaba, su padre siempre venía con regalos y largos relatos divertidos de su estancia en la ciudad.

- Hay un cambio de planes Emily - la doncella sirve el te y pequeños pastelillos  mientras Thomas continúa - mi vida, he encontrado un prometido para ti.

De todas las noticias que esperaba esta era la más sorpresiva, aún no hacia su debut en sociedad ya que solo tenía 17 años, no alcanzaba la mayoría de edad.

Con las manos sobre el regazo jugando con la tela del vestido, su nerviosismo se dejaba ver y eso notaba Thomas, sabía que era algo inesperado pero tenía que tomar cartas en el asunto, desde el diagnóstico del médico sabía que tenía que dejar a su hija al cuidado de alguien, su esposa había fallecido al momento del parto y eran solo ellos dos, no tenía más familiares o alguna matrona que pudiese hacerse cargo de su joya más valiosa, su hija, a quien había amado desde que supo que venía al mundo; le dolía tener que dejarla sola, ni todo el dinero que pudiese tener la podía sacar de alguna situación desventajosa una vez él haya partido por lo mismo tuvo que tomar esa decisión inesperada para su adorada Emily.

Con la voz temblorosa - ¿Me c.. casaré? - lo miró asustada a lo desconocido, su vida planeada ya no estaba saliendo como deseaba.

- Si mi vida, te casaras en un mes, la licencia ya está lista pero no te preocupes - tratando de tranquilizarla- mañana vendrá a presentarse tu futuro esposo, lo podrás conocer y en más adelante lograrás amarlo, no lo dudes.

- Estoy sorprendida Padre, pensé que me casaría en algunos años más - no estaba disgustada, en la iglesia había visto algunos jóvenes y sabía que era hermosa ya que siempre llamaba la atención a donde fuera.

Emily había sido educada por las mejores institutrices, sabía tocar el piano de manera formidable y cantaba de una forma tan dulce que todos la elogiaban. Había sido criada para ser una buena esposa, si bien su padre no tenía algún título, era un comerciante con muchos recursos y siempre había estado rodeada de la gente de la alta sociedad.

- Mi bella flor, no te preocupes por favor, jamás te dejaría con alguien que implique un peligro para ti, eres mi vida entera - sintió en cálido y reconfortante abrazo de su padre, supo que sería valiente y afrontaria cualquier situación, sabía que él era incapaz de descuidarla de alguna manera por lo tanto estaba tranquila y aceptaba su destino acelerado.

- Tienes razón, confío en ti - sonríe y toma las manos de su padre las cuales estaban frías a pesar del cálido clima de primavera - ahora disfrutemos de los ricos pastelillos de Margaret, son tus favoritos.

Amor tardío (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora