Cuando abro los ojos es verdad: veo a Mike frente a mí. Mi corazón late muy fuerte, un cosquilleo recorre mis mejillas y sé que estoy roja como un tomate de la vergüenza. Mariposas vuelan en mi estómago y bajo la mirada nerviosa. Mi mejor amigo acaba de besarme.
—Brisa yo... —comienza a hablar.
— Está bien, yo... —lo interrumpo sin querer.
—Es que no lo pude evitar... — continúa Mike.
Mil cosas pasan por mi cabeza. Estoy nerviosa, emocionada, incrédula e impactada... ¡Todo al mismo tiempo! ¿Qué está pasando?
—Pero eres mi mejor amigo —digo, sonriendo. Las palabras casi no me salen—. Además apenas terminaste con Tessa...
—No puedo estar enamorado de alguien que en realidad no conocí nunca. —Me toma de las manos—. Me di cuenta de algo: tú siempre has estado a mi lado.
—Mike pase lo que pase entre nosotros, no te quiero perder —le confieso. Mi temor más grande es perder a mi mejor amigo—. ¡No sé qué decirte!
—Yo sí sé. — dice acariciando a mi mejilla—. ¡Me encantas! No había tenido la fuerza ni encontrado el momento... ¿De qué te ríes?
Me río de nervios. No puedo negar que me emocionó el beso, pero sobretodo tengo miedo. No entiendo bien que está pasando y temo perder a Mike. ¿Qué pasa si nos peleamos? Abro la boca y dejo escapar todo lo que siento.
Mike me entiende; él también tiene miedo, pero está dispuesto a arriesgarse. Me sugiere que vayamos poco a poco y, para distraerme, me invita a comer... ¡tacos! Al parecer encontró un lugar donde los preparan igual que en México, así que me toma de la mano y vamos a comer.
Después de visitar México en nuestra imaginación, con una comida tan rica, estamos listos para seguir adelante. Al terminar de comer nos vamos a la pista, donde Gastón y Lio nos reciben en la cafetería con la noticia de que ya está publicada la temática para la próxima presentación de canto.
Mike y yo después de ordenar la pista nos quedamos un rato en la cafetería. Nuestras miradas se cruzaron varias veces y no puedo evitar reírme. Estoy muy nerviosa.
Se acerca y me mira intensamente. Toma mis manos y nos reiremos más. Al menos sé que no soy la única alterada. De repente, entra Lucas Miller, que por cierto es uno de los mejores patinadores de nuestro equipo, con quien únicamente he cruzado palabras unas pocas veces en algunos entrenamientos. Mike y yo nos soltamos. No sé porqué me siento incómoda. Lo felicito por haber ganado la competencia; me agradece el comentario, pero lo hace superseco y se va. ¡Dios! ¿Quién se cree?
Volteo hacia Mike, quien sube los hombros para decirme que él tampoco entiende que le pasa. Se acerca de nuevo, cuando está apunto de tomarme la mano, entra mi papá. Mike y yo brincamos como resortes. Nos alejamos más de lo necesario y comenzamos a hablar al mismo tiempo. Mi papá nos mira extrañado, pero antes de qué pueda preguntar algo me despido de Mike y casi lo arrastro afuera de la cafetería.
Al llegar a casa, corro hacia mi cuarto. Quiero estar sola para pensar en todo lo que acaba de pasar, pero me encuentro con mi mamá. Inmediatamente se da cuenta de que algo pasa. Quiero contarle pero primero tengo que pensar las cosas con calma y darle sentido a todo. No estoy preparada para decirle que Mike ahora es algo más que mi amigo.
Le cuento a mi mamá que perdimos la última competencia pero que no estoy triste. ¡Estoy convencida de qué mi momento alguien día va a llegar!
— Me da mucho gusto escucharte hablar así — dice mi mamá—. Recuerda que siempre todo tiene solución. — Me da un beso en la frente y salir de mi cuarto.

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Amor sobre ruedas
عاطفيةPatinaje sobre ruedas, sueños, estudios, amistades y amores forman parte de la vida de Brisa desde que llegó a Estados Unidos y así lograr tener una mejor oportunidad. Se acerca la Competencia Intercontinental de Patinaje junto con su equipo "The R...