En la mansión, cada una en un extremo de la mesa del comedor. Minerva y Úrsula terminan de comer. Úrsula la ignora, mientras Minerva le cuenta los preparativos para su cumpleaños.
—Haz lo que quieras, pero no en esta casa —corta de pronto.
—¿Por qué? —pregunta Minerva, sorprendida—. Todos los años lo hago acá.
—No estoy de ánimo para ese tipo de reuniones —responde Úrsula, alejando el plato—. Te doy un cheque y eliges el salón que quieras.
—No quiero un salón. Me gusta mi casa —contesta Minerva altaneramente—.¿Por qué este año no me dejas? ¿Qué pasa, madrina? ¿Será que hay algo más?
—Está bien, puedes hacerlo —acepta con tal de qué Minerva deje de hacer preguntas—. Pocos invitados y un evento tranquilo... ¡Diego!
Úrsula llama a su asistente personal quien se acerca rápidamente para darle instrucciones sobre el cumpleaños de Minerva, quien sonríe, triunfal. Él se retira para repetir las órdenes a la cocina. Cada empleado tiene una tarea y Manuel el padre de Brisa como encargado de organización de la mansión, deberá coordinar el evento. Además se contratará personal extra, de seguridad y de servicio.
Todo se disponen a cumplir sus obligaciones, pero Manuel se escapa al jardín. Quiere cumplir su promesa; confirmar si hay o no una botella enterrada. Comienza cavar y de pronto oye la voz de su esposa Carolina atrás de él.
—¡Manuel Del Valle! —dice en voz firme pero baja—. ¡No me digas que estás haciendo lo que creo que estás haciendo! Dijimos que había que ayudar a Brisa a bajar a la tierra.
—Eso es lo que estoy haciendo —contesta Manuel sin dejar de cavar—. Creo que tenemos que escuchar un poco más a Brisa. Siento que hay algo dentro de nuestra hija que quiere salir y se manifiesta a través de sus sueños.
—A mí todo esto me parece una locura —susurra Carolina nerviosa—. Manuel te lo pido; déjalo ir. Si te descubre la señora Úrsula o Diego te pueden despedir. ¡Por qué seguir removiendo el pasado, pones en riesgo tu trabajo y el futuro de Brisa!
Manuel sigue cavando, mientras Carolina mira nerviosa a su alrededor. De repente, algo choca contra la pala. Manuel repite el movimiento y vuelve a oírse el sonido. Entonces levanta la vista y se encuentra con la mirada sorprendida de su esposa.
—¿Escuchaste eso? ¡Aquí hay algo enterrado! —le dice Manuel—. Carolina, es como en el sueño el sueño de Brisa. ¡Es real!
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Ayer fue uno de los días más difíciles de toda mi vida. Mike terminó conmigo. Llegué llorando a los lockers después de hablar con él y me encontré con Lucas, quien ya sabía lo que había pasado. No sé cómo se enteró la única que sabía era Abril. La verdad es que fue muy dulce conmigo, así que me fui a casa un poco un poco más tranquila.
Hoy amanecí con la cabeza más despejada. Y llegué temprano al Westside College porque necesito sacar algunos libros de la biblioteca para el trabajo final, aunque sigo triste y confundida. Encuentro a Abril y le cuento.
—Me dijo que lo mejor es que seamos nada más amigos. Pero ¡tengo miedo de qué ahora nuestra amistad ya no sea como antes!
—No sé, pero creo que es lo mejor. ¿Estabas realmente segura de lo que sentías por él? Creo que Mike vio lo que tú no querías ver.
—¿Y tú cómo estás con Agus? —pregunto para cambiar de tema.
Abril me cuenta nerviosa que están bien, que Agus cada día está más cerca y que, si no fuera ella la chica invisible de la escuela, hasta creería que tienen onda. Pero, aún no está lista para decirle que ella es Deborah. Como si hubieran sido invocados, aparecen Lucas y Agustín. Abril y yo intercambiamos miradass nerviosas.
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Amor sobre ruedas
RomancePatinaje sobre ruedas, sueños, estudios, amistades y amores forman parte de la vida de Brisa desde que llegó a Estados Unidos y así lograr tener una mejor oportunidad. Se acerca la Competencia Intercontinental de Patinaje junto con su equipo "The R...