Capítulo 7

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Aún pensando que el amor era algo importante, jimin no se olvidó del consejo que recibiría la primera noche, y procuró vivirlo solo en las páginas de diario. Además, buscaba desesperadamente una forma de ser el mejor, conseguir mucho dinero en poco tiempo, no pensar mucho y encontrar una buena razón para hacer lo que hacía.
Esa era la parte más difícil; ¿Cuál sería la verdadera razón? Lo hacía por necesidad. Bueno, no era así precisamente, todo el mundo necesitaba ganar dinero, y no todos escogen vivir completamente al margen de la sociedad. Lo hacía porque quería tener una nueva experiencia. ¿Será? La ciudad estaba llena de nuevas experiencias, cómo esquiar o pasear en barco por el lago, por ejemplo, y él jamás tuvo curiosidad alguna al respecto. Lo hacía porque ya no tenía nada más que perder, su vida era una frustración diaria y constante.
No, ninguna de las respuestas era verdadera, mejor olvidar el asunto y simplemente continuar viviendo lo que estaba en su camino. Tenía muchas cosas en común con las otras prostitutas y con otras mujeres que había conocido en su vida: casarse y tener una vida segura era el mayor de todos los sueños. Las que no pensaban en eso, o tenían marido ( casi la tercera parte de sus compañeras era casada), o venían de una experiencia reciente de divorcio. Por eso, para entenderse a si mismo, intento _ con todo cuidado _ entender porque sus compañeras habían elegido aquella profesión.

No escucho ninguna novedad en casa ( ¿Y los celos?) ¿Y si apareciera algún amigo del marido? Pero no tuvo el coraje para ir tan lejos.
B) Querían comprarle una casa a su madre ( misma disculpa que la suya, wue oarecia noble, pero era la más común).
C) Tenían que juntar dinero para el pasaje de vuelta ( colombianas, tailandesas, peruanas y brasileñas adoraban este Motivo, aunque ya hubieran ganado muchas veces ese dinero y se hubieran deshecho del él rápidamente, por temor a realizar el sueño).
D) Lo hacían por placer ( no combinaba mucho con el ambiente, sonaba falso).
E) No habían conseguido hacer nada más (tampoco era una buena razón, Suiza estaba llena de empleos de afanadora, chófer y cocinera).

En fin, no descubrió ningún buen motivo y dejo de intentar explicar el universo que lo rodeaba.

Vió que el propietario, Milan, tenía razón: nunca más le habían ofrecido mil Francos suizos por pasar algunas horas en su compañía. Por otro lado, nadie reclamaba cuando pedía 350 francos, cómo si ya supieran y preguntarán sólo para humillar, o para no tener sorpresas desagradables.

Una de las chicas comentó:
_La prostitución es un negocio distinto a los otros: quien comienza gna más, quien tiene experiencia gana menos. Finge siempre que ere un novato.
Todavía no sabía lo que eran los "clientes especiales ", asunto mencionado solo en la primera noche; nadie tica el tema. Poco a poco fue aprendiendo algunos de los trucos más importantes de la profesión, cómo nunca preguntar por la vida profesional, sonreír y hablar lo mínimo posible, no concretar jamás encuentros fuera del club. El consejo más importante vino de una Filipina llamada Nyah:
_Tienes que gemir a la hora del orgasmo. Eso hace que el cliente te permanezca fiel a ti.
_¿Pero porque? El está pagando para satisfacerse.
_Te engañas. Un hombre no prueba que es macho cuando tiene una erección. Es macho si es capaz de dar placer a un hombre. Si fuera capaz de dar placer a un prostituto, entonces se va a creer el mejor de todos.





















Y así pasaron seis meses: jimin aprendió todas las lecciones del Copacabana. Siendo uno de los lugares más caros de la rue de Berne, la clientela estaba compuesta, en su mayor parte, de ejecutivos que tenían permiso de llegar tarde a casa, ya que estaban " cenando fuera con los clientes", pero el límite de esas "cenas" no debía sobrepasar las 23 horas. Las mayoría de kas prostitutas tenían entre dieciocho y veintidos años, y se quedaban en promedio dos años en la casa, siendo después sustituidas por otras recién llegadas. Entonces se iban a Neon, enseguida al Xenium y, a medida que la edad de la mujer aumentaba, el precio descendía y las horas de trabajo se evaporaban.
Casi todas terminaban en el Tropical Extasy, que aceptaba mujeres más de treinta años. Una vez ahí, sim embargo, la única salida era mantenerse alquilándose lo suficiente para ganar el almuerzo o el alquiler con uno o dos estudiantes por día ( promedio del precio por programa: lo suficiente para comprar una botella de vino barato).

~°Once Minutos°~ Kookmin*°~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora