Capítulo IV: Carlitos, Nintendo y Rockstar.

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    Sabiendo que Alejandro se había ido a trabajar, Carlos miraba anime desde el teléfono después de haber desayunado. EL clima templado de la ciudad variaba muy poco durante el año así que Carlos estaba en short sin camisa recostado en el mueble, su cabello abundante y alborotado caía en gruesos risos a los lados de la cara, sus ojos eran color miel. Estaba riéndose porque los compañeros estaban comentando de una tal "Queen Evony" que estaba causando sensación entre los chicos con su paquete de fotos de "Onlyfans". No le habían enviado fotos, los que supuestamente las habían visto decían que eran de una mujer morena menuda que impresionaba con lo firme y hermoso de su cuerpo; otros rumores corrían acerca de la edad de la reina de ébano pero nadie podía asegurar que fuera una adolescente.

    Carlos necesito que vayas a la tienda del señor Martin y traigas un maple de huevos. Le comentó su madre desde la cocina desde donde escuchaba música y estaba ocupada en hacer los oficios de la casa. Sonaba "el cantante" de Héctor Lavoe y aunque no era la música de su generación odiaba tener que salir a mitad de aquel tema emblemático. Dándose tiempo se puso las cholas1 y se dispuso a salir. La sala de la casa era humilde pero elegante a su forma, su madre tenía buen gusto a la hora de escoger el color de las paredes y los cuadros que en ella colgaba. Orientada por sus hijos y sendas búsquedas en "Google" tenían piezas de Giger, de Van Goh, de Munch, de Sargent, etc. Nada de cuadros originales pintados por los artistas por supuesto, los mandaban a imprimir y los enmarcaban. En una tienda de antigüedades en la que Alejandro trabajo por unos meses, la dueña que se había encariñado con él, le regaló una réplica en miniatura del David de Miguel Ángel. Aquella casa estaba llena de estímulos creativos y Carlos que era fanático de jugar videojuegos en su cuarto había construido una especie de salón de la fama y en las paredes había colgado cuadros de diferentes portadas de juegos clásicos, actuales y de diferentes desarrolladores famosos como "Fumito Ueda" o los hermanos "Stampler" por mencionar algunos. A modo de broma- tributo en un pequeño altar en una mesita de noche tenían en un podio una figurita de Miyamoto abrazando al fallecido Satoru Iwata y en los peldaños inferiores estaban Mario, Yoshi, Link y por alguna razón las ranas de "Battle Toads".

    El sol aquella mañana abrazaba con su calidez, acariciaba la piel y llenaba de vitalidad a los que deambulaban por la calle, Carlitos se puso una camiseta2 antes de dejar su casa y fue en dirección del abasto del español a por el cartón de huevos. De camino saludo a algunos vecinos, a diferencia de Alejandro que era tímido, Carlos era un poco más extrovertido y tenía por costumbre saludar a todo el que se cruzaba y a decir verdad, Carlitos era muy querido en el barrio. Las calles de Esperanza el barrio eran austeras más los habitantes de Esperanzas estaban comprometidos en el mantenimiento y cuidado por lo que aquel lugar era un sitio por el que valía la pena pasear. En las aceras, aquí y allá crecían árboles, incluso los sempiternos perros y gatos callejeros estaban gordos y cuidados porque la gente cuidaba de ellos y confrontaban a todos los que se atrevían a hacerles daño. En general podemos decir que era un lugar tranquilo, vaya que no era perfecto, siempre en lugares humildes hay familias disfuncionales y en Esperanza había unas cuantas.

*** ***

    Carlitos iba de camino a la tienda por tercera vez esa mañana, esta vez su humor no era sociable pues siempre le decía a su madre que por qué no hacía una lista así no le hacía ir tres cuatro veces por pequeñas estupideces a la tienda. Aquello era saliva malgastada pues igual le tocaba ir varias veces. Algo le llamó la atención esta vez, su amigo Omar estaba parado en una esquina bajo pleno rayo de sol, miraba a los lados, no se veía nervioso pero no se veía tranquilo, decidió acercársele a saludarlo. A Omar todos lo conocían como "barbilla".

—¿Qué dice la Barbie? —Le dijo Alejandro mientras se le acercaba. Hola, Charlie, y es Barbilla, nada de Barbie. Le dijo extendiéndole la mano y en un tono juguetón. Luego de reír Carlitos continúo diciendo. Y eso que estas al sol como una iguana. No es nada, es que tengo que estar pendiente aquí de algo. Esta vez con un tono de misterio y solemne. Ah o.k. Solo respondió Carlitos y echó un vistazo a todos lados como queriendo hallar que era aquello que su amigo estaba esperando. 

    Al final de la cuadra en una intercepción de dos calles apareció una patrulla motorizada de policías. En varios de los países latinoamericanos decir policías y decir delincuentes es lo casi lo mismo, de hecho, el robo a la panadería se rumoreaba que había sido llevado a cabo por policías o militares. Normalmente la gente se sentía incomoda ante los policías pero el nerviosismo que se apoderó de su amigo era un poco exagerado, al fin y al cabo tampoco es que estaban ahí consumiendo droga o vendiéndola. La patrulla desaceleró un poco mientras pasaba frente a los chicos y Carlos vio cómo su amigo apretaba los puños a los lados del cuerpo y luego cruzó los brazos frente a sí. Los policías se marcharon y Omar se relajó perceptivamente. Carlos no dijo nada más, solo se despidió de Omar y continuó su camino. Como adolescente que era solo pensó en aquel episodio durante un rato más pero luego lo olvido.

*** ***

    Carlos luego de volver a casa se vistió mejor y fue a la casa de su abuela, sabía que si se quedaba en casa seguiría yendo y viniendo, haciendo mandados y no quería. Decidió irse a la casa de su abuela, de camino pasó por una calle aledaña a donde se había producido el encuentro con su amigo y para asombro de Carlos seguía en la misma esquina esta vez hablando con unos jóvenes que andaban en moto. Carlos no prestó mayor atención pues supuso que serían conocidos de su amigo, por lo que decidió enfocarse en sus cosas y no miró la pequeña transacción que se dio en ese momento, unos billetes cambiaron de manos y un pequeño paquete fue entregado.

    Un mensaje de su amigo "títi" le llamó la atención:

    Thiago:"Tengo una de las fotos. No es joda, la chica es un bon bon". Imagen recibida, acusaba la pantalla de su teléfono. Carlos miró alrededor para asegurarse de que nadie mirara y abrió la imagen. Era una mujer muy joven delgada morena posando sobre una cama con ropa interior, su piel, la silueta de su figura, todo en aquel ser humano exhumaba belleza y sensualidad. De inmediato los aproximadamente doscientos centímetros cúbicos de testosterona diaria que producía el cuerpo adolescente de Carlos hicieron efecto. La sangre se le empezó a calentar dentro de la piel, las pupilas a dilatarse, el ritmo cardiaco se aceleró y empezó a sentir excitación. Se dirigía a la casa de la abuela en lo que llegara le tendría que pedir el baño prestado. En ese momento le pasó un flash en la cabeza de todas las veces que Carlos se había masturbado, de las imágenes porno que había visto y lo mal que se sentía luego. 

    Sacudió todos aquellos pensamientos, contempló un rato más la foto y apenas fue que notó la marca de agua que decía "Queen Evony" en la imagen y el logo de "Onlyfans". Quién tuviera dinero para gastárselo en eso, pensó. Luego también le vino a la cabeza la noticia de que en esa semana la Nintendo estrenaba nueva consola de videojuegos con un nuevo Zelda; una historia en Realidad Virtual en la que acompañabas a Link como si fueses su escudero, haciendo parte de la historia al jugador. El tráiler de internet casi le había hecho llorar de emoción y luego se acordó del meme de la Rubí y su famoso "maldita pobreza". 

    Llegó a la casa de la abuela quien saludó de manera escueta, por cómo se sentía no quería andar tocando mucho a su abuela no sea que eso le exorcizara del demonio de placer que llevaba dentro. Entró en el baño, se sentó en el váter, abrió la foto y se acordó de la frase de C.J. mientras se bajaba el short: Oh mierda, aquí vamos de nuevo. Al igual que el personaje de la Rockstar sentía la necesidad imperiosa de hacer mucho dinero en poco tiempo, lo antes posible.

Notas del autor:

1. Ojotas, chanclas, cotizas, etc.

2. Musculosa, camisilla, etc.

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