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Gruñó con enfado, al mirar que ninguna de las personas que estaban delante de él, se movían

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Gruñó con enfado, al mirar que ninguna de las personas que estaban delante de él, se movían. Su pérdida de paciencia había acabado hace dos minutos atrás. Detestable.

No había logrado conseguir, nada durante su viaje a la ciudad. Se dio cuenta que los robots del consejo, estaban más activos, sobretodo por que había escuchado, la noticia, de una extraña criatura que andaba por ahí. No tenía comida, por lo cual, pasaría algunos días de hambre. Tampoco, es como si le importara su apariencia física.

Se topo con varios de esas cosas de metal, impidiendo su propósito,  fue fácil derribarlos. Odiaba que le preguntaran cosas, más si se trataba de los villanos principales.

A regañadientes, debía regresar a su guarida secreta. No debia correr el riesgo de ser atrapado, y hacer quien sabe que, con el.

Había sido tan cuidadoso con aquello. ¿Que haría el consejo del caos con un zorro de dos colas super inteligente para un niño de su edad, que puede crear armas efectivas?.

No ha pasado, por suerte.

Sus orejas se movieron atentamente, ante escuchar un cierto nombre que una persona gritaba desde lejos. Ante la multitud podría ser, cualquiera. Debido a su sistema auditivo de zorro, era fácil percibir pequeños ruidos, susurros. ¿Quién estaba tan desesperados por encontrar a alguien?.

No le tomó importancia, ignoro cómo solía hacerlo siempre, cansando de estar esperando, vio una oportunidad de salir de la multitud que lo estresada, por su falta de compañía. Un pequeño espacio, que no dudo. Empujando con brusquedad, sin importar lo que pasaría después.

— ¡Tails!, ¡Tails espera! — jadeo con desesperación al ver que su querido amigo se alejaba. El azulado no perdió tiempo, lo siguió con rapidez, característico de él.

Desorientado. Era un término que, podemos decir en el que se encuentra el erizo. Sabe que este es su hogar. Cambiado, pero es su  hogar.

Recordaba que estaba en una batalla con sus amigos, evitando que Eggman triunfe, como solía hacerlo siempre. Estaba en una cueva. Cristales. Robots. Pelea.

Era borroso, sin mencionar los deja vu que había tenido a lo largo del camino.

Al igual que, fueron tantas veces que fue pasado a atropellar.

Siguió a la criatura naranja, hasta llegar a las vías de los trenes subterráneos, un lugar peligroso. Aún que, no tan peligroso como lo es New Yoke. Sus ojos esmeralda, recorrieron el lugar donde vio por última vez a su mejor amigo.

— ¿Tails? — Ladeo la cabeza, comenzando a caminar sin dirección alguno, hasta, que se topo con una puerta metálica, lo que hizo que una gran sonrisa apareciera en su rostro. — ¡Sabía que estarías aquí amigo! — festejo feliz, mirando un panel de números. Pará tragar saliva.

— Espero que la contraseña sea la misma, por favor que la contraseña sea la misma- — ingreso, unos cuantos números que su compañero usaba de contraseña, siempre.

La contraseña fue correcta, indicando que la puerta se abría con lentitud. Victorio con felicidad, al por fin estar con uno de sus amigos, uno de sus mejores amigos más queridos.

Dio una rápida mirada a la habitación, escaneando el lugar, dando algunos pasos, examinando sus alrededores.

No, No era el acogedor y cómodo taller de Tails, parecía, cambiado.

Definitivamente, cambiado.

De inmediato, se animo al ver al mencionado, sentado en una silla, concentrado en lo suyo. Sonrió con alegría, acercándose con la velocidad que traía. Haciendolo girar en el objeto.

— ¡Tails, amigo, que alegría ver una cara conocida! — rio con emoción, varios sentimientos mezclados. Después de todo lo ocurrido.

La expresión del vulpino cambió a una pacífica, a asustada, cuando las vueltas cesaron. Con los ojos azules bien abiertos, ante la nueva presencia que estaba junto a él en esos instantes. 

Suspiro, reincorporandose, levantandose de la silla donde se encontraba. Precionando, un botón en su cinturon.

Sacando sus colas mecánicas potencialmente peligrosas, con un gruñido de molestia, ¿como se atreve este ser a molestarlo?.

Tomó una pose de pelea, gruñendo, bajando sus orejas ante sentir el peligro inminente que llenaba su cuerpo.

Sus pupilas se disolvieron, y quedaron en una más pequeña, mostrando un tanto asustado que estaba. No iba a permitir que un extraño entrase a su lugar preciado, como si nada.

— Uhh, ¿Tails? — miro al contrario con una mirada confusa.

Se enfado, su pelaje se esponjoso por la situación, que estaba viviendo en esos precisos  momentos. Frunció el ceño mirando al erizo.

Sonic se encontró extrañado, por la reacción de su mejor amigo. Tails no reaccionaria de esa manera.

— Mi NOMBRE..— gruñó avanlanzándose con molestia, tomando la iniciativa del primer golpe. — ¡ES NINE! —

 — ¡ES NINE! —

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  ᬽ🍡  ────    ;; 〲  ❝  T H E   𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋    %   ¦  Sonine™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora