Capítulo 29 (parte 1)

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PASADO 28 (parte 1)

Ver a Bárbara irse ha sido duro para mi. No es como que mi vida nunca ha cambiado y esta es la primera vez, pero me golpea más de lo que hubiera imaginado. De hecho, en la despedida con toda la familia en el Aeropuerto de la Chinita, lloré más hasta que sus propios padres.

Son las palabras de despedida de mi misma prima las que, días después durante las vacaciones entre el quinto y el sexto semestre, me ayudan a salirme del hoyo depresivo.

—No todos los cambios son malos —dijo mientras me abrazaba una última vez—, pero si antes de que pasen ya te los estáis tomando a mal, pues tampoco serán buenos, ¿no? Que te lo diga yo.

Es decir, que si uno se toma los cambios bien antes que pasen... pues igual pueden ser malos, pero al menos uno no va determinado a que sean para peor. Y es que eso puede hasta convertirse en una profecía.

¿No es eso precisamente lo que tenía como meta al entrar a la universidad? Yo quería cambiar, ser más asertiva, valiente y hacerme mi propio espacio. ¿En qué momento perdí el enfoque?

Así que al empezar el sexto semestre, decido que voy a hacer los cambios yo misma, en vez de esperar a que todo me pase y ya está. Lo primero que voy a hacer es recuperar un poco la ilusión por los estudios, porque eso es mucho más fácil que los asuntos relacionados a chamos. Con esto en mente le caigo como lloviznita a Javi con una idea.

—Vamos a meternos en ASME. —Lo agarro a penas sentándose en el pupitre de nuestra primera clase de Mecánica de Fluidos, nombre que ya ha hecho a Yael reírse como un niño de cinco años de edad.

—¿Y eso?

—Quiero hacer algo diferente y lo que vimos en el congreso sobre ASME se veía chévere.

—Yo oí que supuestamente es bueno pal curriculum —agrega Yael desde el pupitre delante de Javi—, así que me apunto pa' la idea.

—Bueno, no sé. Es que cada vez las materias están más intensas...

Las dudas de Javi se disipan una semana después, cuando descubrimos que Enzo Vivi se acaba de meter en la seccional. Y como a Javi también le partió el corazón el que ahora es su ex, la idea de poder bucear a un espécimen de perfección física de cerca lo convence.

Así que a mediados del semestre ya somos miembros en toda regla de la seccional. Asistimos a las reuniones, nos hemos adosado a diferentes sub equipos, y somos parte tanto del comité de planeación de la siguiente competencia de seccionales de ASME, como también del comité de diseño del vehículo propulsado por humanos con el que participaremos representando a LUZ. También conocido como «la bicicleta puyada».

Lo malo es que Tomás Arriaga también se ha metido en ASME.

Lo bueno es que al menos a Andrea y a Anderson les parece ridículo, así que solo nos tenemos que calar sus burlas de «ASME reír» en clases pero no tenemos que calarnos sus caras a cada rato.

Hoy estamos en el taller donde se ven las prácticas de Procesos de Manufactura, que apenas empezaremos a estudiar el semestre que viene. Los miembros de ASME que están en semestres más arriba nos están enseñando como usar algunas máquinas para trabajar tubos de aluminio con los que vamos a construir el chasis del vehículo. Llevo como dos horas cortando tubos y puede sonar tonto, pero nunca he sido más feliz que desde el instante en el que le pude poner las manos a un pedazo de metal.

¿Diversión y aprendizaje avanzado? Por favor, ¿qué más puede hacer feliz a una nerdota como yo?

Bueno, si Tomás dejara de aparecer en mi campo de visión con esa franela blanca que no oculta los planos y honduras de los músculos de su espalda mientras lija las tuberías cortadas, sería aún más feliz. Porque así me podría dejar de imaginar cómo se vería su piel sin la tela, cosa que no ayuda a mi objetivo de olvidarme que él existe.

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora