Capítulo 16 (parte 2)

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PASADO 15 (parte 2)

Aprovecho para ubicar a Javi entre los rumberos alrededor de la mesa. Lo consigo en una esquina conversando con Teófilo mientras se toman unos tragos. Tendré que hacer malabares para llegar ahí sin llamar la atención.

Pero en eso algo captura la mía. Junto a ellos pero en el sofá, Tomás está sentado solo con sus codos apoyados en sus muslos, y su mirada está en mí.

Mi pulso se acelera de golpe.

No, no en mí. A lo mejor en Juliette. O en la prima de Dimas que está detrás de mí. Con el bailoteo doy la vuelta y me doy cuenta que detrás de mí está es una mata, así que parte de la teoría se cae. Pero Juliette es una posibilidad, está super linda con su blusa roja entallada a la cintura. Hago otra vuelta pero esta vez la atención de Tomás está en la mesa donde se está preparando un trago.

La fortuna me sonríe y Javi se nos une a Juliette y a mí. La emoción de que no tengo que navegar hasta él con disimulo me emborracha más todavía que el Cacique en mi estómago. En eso la canción cambia a un clásico de Guaco que hace que el sitio estalle en vítores, pero esto se baila en pareja así que Juliette agarra a Dimas como si fuera su salvavidas y yo hago lo mismo con Javi.

Siento mi cara estrecharse en una sonrisa inevitable. Mi corazón galopa como si quiera escapar de mi pecho. Pero finalmente Javi me atrae hacia sí y sus brazos rodean mi cintura.

—¿La estás pasando bien?

—Sí —respondo aunque lo acertado sería decir «ahora sí»—. ¿Y vos?

—¡Claro!

Me da una vuelta un poco más torpe de lo que sería Yael o el mismo Anderson, pero me enternece. No me interesa perfección ni nada de eso, el hecho de sentir su calor, su mano en la mía, la firmeza de su pecho, de ver esa sonrisa suave tan cerca de mis ojos... esto es lo que quería. Solo falta el olor a jabón pero esta vez se echó una colonia, como hicieron todos los demás.

La canción termina demasiado rápido. Javi se aparta y a pesar de las luces estroboscópicas que titilan y se deslizan por la oscura multitud, distingo la confusión en las facciones de Javi.

Me congelo.

Había estado añorando tanto poder bailar con él que no me molesté en disimular lo que siento. Con los demás no bailé mirándolos fijamente a los ojos con sonrisa bobalicona.

—Este... necesito agua, ya vengo. —Suelto sus manos y antes de que él pueda decir algo, me escabullo entre los bailarines.

Estoy bañada en sudor pero no sé si es por el baile, por lo full que está el sitio, o por ese gesto de Javi que no grita que también está enamorado de mí. Si lo estuviera no se hubiera separado. Hubiéramos seguido bailando. Quizás me besaría. O tendría la misma expresión tonta en su cara.

Con los codos me hago espacio en la barra y como nadie me para bola, ni los extraños alrededor ni el bartender, me doy el lujo de un pequeño ataque de pánico.

¿Y si la acabo de cagar monumentalmente? ¿Y si Javi solo me había visto como a una amiga? ¿Y si ahora se ponen raras las cosas entre nosotros? No lo quiero perder, es mi mejor amigo en toda la universidad. Pero tampoco quiero vivir con cuchillazos en el corazón como los siento en este momento.

—¿Qué vas a querer? —me grita de pronto el bartender, un hombre joven, calvo y con más tatuajes en los brazos que piel natural.

—Solo agua por favor. —Me agacho para esconderme debajo de la barra mientras hurgo mis sostén y saco un pequeño fajo de dinero. En el forcejeo tropiezo con la persona de al lado y me disculpo, pero la cosa no acaba cuando el bartender me da una botella de agua cerrada.

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora