Capítulo 22

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PASADO 21

En teoría nos reunimos para estudiar para el último parcial de Programación de mañana, excepto que un juego del Mundial en vivo y en directo desde el televisor de la sala de Javi es imposible concentrarse.

La mesa de la sala está tapiada de cuadernos, libros, calculadoras, y también de más chucherías que un supermercado. Solo tengo que estirar la mano un poco para agarrar un Cheeto y metérmelo a la boca mientras intento seguir la secuencia de un programa de Basic. Esta es una materia de esas como si me estuvieran hablando arameo, pero los que saben más de este tema se burlan de que nos estén dando clases con un programa de hace como treinta años atrás.

Menos mal porque si el muy básico Basic me está matando, qué puedo decir de algo más sofisticado.

De pronto el animador se alborota y todo el mundo abandona la poca dedicación a los estudios y se ponen de pie para gritarle al televisor. En total hay como doce personas que creen que esto va a hacer que su equipo juegue mejor.

Yo descanso mi mentón en mi mano, tirando la toalla al menos hasta que se sepa quién va a ganar. Es el último juego de los cuartos de finales y se enfrentan Brasil y Francia. A estas alturas del torneo Brasil es el último equipo Suramericano que queda, y eso de la mitad de la gente aquí está vestido con los colores de La Canarinha.

Sé que hoy mi papá está en la tienda viendo el partido desde un televisor portátil. Salomón está en la oficina, donde seguro todos los empleados del periódico están en las mismas. Después de todo, el Mundial es la única noticia chévere del momento. A mami le importa esto creo que hasta menos que a mí. Y a mí solo me importa porque si Brasil pierde puede que haya un verguero en esta casa.

—¡Eso! —Yael empieza a sonarse los dedos como si estuviera aupando a caballos en in hipódromo, excepto que es un jugador de Francia acercándose a la arquería contraria—. ¡Eso, Henry! ¡Vamos!

En lo que va de juego he aprendido que Thierry Henry es su jugador favorito porque se parece a él físicamente, palabras de Yael y no mías. Pero no juzgo porque es una razón válida para la cual le guste a alguien un atleta. A mí me gusta alguno que otro por lo atractivos que son, así de sencillo. Claro, si digo eso en voz alta me botan de esta casa.

—¡Ronaldinho! —Grita Javi cuando cambia el balón al otro lado—. ¡Haz algo arrecho, vamos!

—¿No y que vos sois Albiceleste hasta la muerte? —Le echo vaina junto a él.

—Bueno, sí. Pero ya que estamos otra vez con lo de Suramericanos contra Europeos...

Hablando de europeos. No sé como llegaron a dar aquí Anderson, Tomás y Andrea. A ella se le ve más ladillada que incluso a mí. Desde que España fue descalificada en la ronda pasada precisamente for Francia, ha mostrado más desdén de lo normal.

Bueno, obvio que está aquí por Tomás y la pregunta más bien es qué hace él aquí, si ni siquiera se une a la gritería como Anderson lo ha hecho.

—¡Kaka, no joooda! Pa' que respeten. —Anderson bate el puño como si éste fuera el equipo que más le importara. Pero es porque dijo que si Francia pierde, Portugal va a tener más chance contra Brasil en la semifinal. Yo no veo la lógica porque si Brasil le gana a Francia eso significa que es mejor equipo de lo que él cree.

—Ya vengo, voy al baño. —Pero ni Javi me para bola.

Me levanto del suelo y la única que se da cuenta es Erika. No recoge las piernas desde su esquina del sofá así que les paso por encima sin pedirle permiso. Al menos no me hizo caer.

Esa es otra que está aquí por Tomás. Varias veces me he debatido si decirle que Tomás no está interesado, en especial después de oír la historia de cómo lo acosamos, pero siempre se me pasa. No sé cómo tener una conversación con ella sin que no sea yo la que salga sintiéndose pésimo, así que le va a tocar darse cuenta a ella solita.

Con la maleta llena de sueños (Nostalgia #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora