Cuando sentí el suelo envenenado bajo mis pies, cuando pude percibir como los sacros vapores tóxicos llenaban mis pulmones, cuando vi a millones de peregrinos rezando y cayendo de rodillas ante las estatuas de los 9 hijos del Emperador lo supe; había llegado a Terra, a la Gloriosa y Santa Terra.
Mi familia había hecho un viaje de 10 generaciones de peregrinaje para llegar aquí: 10 generaciones y solo quedo yo en pie. Mis iguales estaban igual de atónitos que yo, viendo con una admiración religiosa las enormes estatuas de los Ángeles de la Muerte, escuchando las oraciones que los Sacerdotes cantaban, y sintiendo cómo la tóxica y magnánima atmosfera de Terra los absorberá por completo.
Era una bendición poder pisar el lugar más sagrado de la Humanidad, era una bendición poder sentir el aire que alguna vez el propio Emperador sintió. La espera había válido la pena, y yo caí rendido a los pies de una estatua de un Adeptus Custodes, los más cercanos al Trono de nuestro señor.
Un sueño irreal, la esperanza y anhelo de toda mi familia, al fin cumplida.
Solo pude rezar, mientras esperaba unirme a ellos. La pureza era demasiada para mi débil y profano cuerpo, moriría, pero moriría feliz, porque moriría en la Gloriosa Terra.
Pensamientos de un Peregrino desconocido. Santa Terra. M41
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Relatos del Milenio 41
FanfictionLa documentación de los hechos ocurridos en la inmensa historia de la creación no es una tarea sencilla, se requiere de mucho esfuerzo, dedicación y tiempo para realizar obra de semejantes proporciones. Miles han intentado unir todos los fragmentos...