El Aburrimiento de la Carne

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Trabajar en una fábrica para el Adeptus Mechanicus era, de lo más aburrido que podía imaginar. Cuando mi padre hablo para heredar el trabajo que tenia en las fábricas de Rifles Láser en la Capital de la Ciudad Colmena, me imaginaba estar todo el día diseñando como perfeccionar el Arma insignia de la Guardia Imperial, o tal vez probar las recién fabricadas armas en contra de herejes u objetivos móviles. Nada más lejos de la realidad.

Entablar pieza por pieza el dichoso cacharro; durante 18 horas diarias, con solo 2 de descanso y con rezos al Ommomnissiah todo el sacro día. Era un trabajo odioso, pero no solo por los rifles, sino por los propios sacerdotes que vigilaban que el trabajo estuviera bien hecho. 

Los Tecnosacerdotes eran más nefastos y costrosos que como los describía mi padre: Siempre están vigilándote, observando que todas las piezas estén puestas en el orden correcto o que todo está bien asegurado, de lo contrario, los Skittari te llevaran a un pabellón de fusilamiento donde, lo adivinaste, prueban el arma.

La única esperanza que tengo es que algún día, un miembro importante del Mechanicus me note, y me ofrezca unirme a ellos, sería épico. Incluso ya estoy practicando como dicen «La Carne es Débil», aunque personalmente me parece aburrida.

El trabajo a veces hace querer que el Caos invada el planeta, o que lleguen los comisarios a reclutarnos de forma obligada, para así ver de primera mano que hacen las «lamparitas» que armamos.

Pensamientos de un trabajador anónimo en una fábrica del Adeptus Mechanicus en el planeta Tressa IV.

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