𝘿𝙞𝙚𝙘𝙞𝙤𝙘𝙝𝙤

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Noche de amor.

Narra Percy.

Llegamos rápido a nuestra casa, Dafne me soltó la mano por primera vez en todo el viaje, y buscó en su bolso las llaves, yo la abracé y la pegué a mi pecho y comencé a besar su cuello, mis manos se colaron dentro de su camisa y empezaron a subir acariciando su abdomen logrando que jadeara.

—Per...cy.—dijo a lidia.—La gente...nos...ve.

—Que se jodan los demás, quiero estar con mi novia.—más besos y caricias.

Dafne por fin abrió la puerta y yo la empujé a dentro, cerré la puerta con mi pie y tiré el bolso de Dafne al suelo y le di la vuelta, la acorralé contra la puerta y le puse seguro a la puerta. Analice la habitación llena de velas y pétalos de flores, a eso se refería Afrodita. El aroma que daban las velas dan un ambiente muy sexual en la habitación.
Dafne me vio a los ojos y yo coloqué mis manos en sus caderas, ella puso sus manos en mi cuello, ella acercó sus labios y me beso, yo se la devolví y sentí como su lengua pasaba entre mis labios, yo abrí la boca y juntamos nuestros labios con desesperación, nuestros dientes chocaban mientras yo apretaba su trasero y ella me quitaba la camisa.
Ella se separó y me vio.

—Desde...la última vez.—respira pesadamente.—No lo...volví a hacer.

—¿Tu crees que yo si?—dije cargándola y caminando hacia la cama.

La recosté con cuidado y me ubique en el medio de sus piernas abiertas para mi, le quite su camisa dejándola en la parte de arriba de su traje de baño, y desabroche el botón de sus shorts.

—Bueno...tu estuviste con...

La interrumpí besándola con desesperación y quitando su short, dejándola en el traje de baño frente a mi, recorrí su anatomía con mis manos tocando sus senos y apretándolos.

—Nunca pasó nada... eres la única con la que haré esto.—Empecé a bajar por su abdomen lentamente con besos.—Eres mía.

Narrador omnisciente.

La ropa se perdió en la habitación, en la cama solo habían dos jovenes con su libido al 100%, había dos jovenes enamorados y que deseaban demostrarse de una manera muy especial lo que sentían.
No era su primera vez, la pena que tuvieron hace 3 años se perdió. Se tocaron el uno al otro como si de lo más Preciado se tratara, disfrutaban de la desnudes de sus cuerpos co total liberal, quisieron intentar los orales y ambos lo gozaron.
Los juegos los excitaba y los hacía gemir desesperadamente, pero ya ambos estaban cansados de juegos y querían llegar a culminar su acto.
El hijo de poseidon se situó con cuidado entre las piernas de su novia, que las enredó en su cintura rozando sus intimidades, lista para recibirlo hasta que recordó algo.

—Amor, no tenemos protección.

Dijo acariciando la pelvis de su novio, el sonrió mientras recordaba el pequeño detalle que le habían dejado.

—Te equivocas.—El se estira y saca una de las cajas de condones del cajón izquierdo.—Nos dejaron un regalo.

Dafne sonrió coquetamente recibiendo el preservativo que su novio le estaba ofreciendo, ella con una sonrisa lo abrió y se lo colocó, logrando que gimiera ante el frío del lubricante y de la mano de su novia en su parte más sensible.

El tiempo no se perdió, lo que sucedió en esa habitación quedó en las paredes de esa casa, donde solo ellos mismos recordaran todo lo que hicieron y todos los condones gastados en una noche, ya que 3 años sin estar juntos, necesitaban de mucha privacidad.

Comenzaron a las 10:30 para terminar dormidos a las 4 de la mañana, ambos abrazados y con una cara de satisfacción que no tenía comparación, dos almas se habían entregado.

Narra Dafne.

Me despertó el toque insistente de la puerta, abrí los ojos pérdida hasta que distinguí algo inusual, estaba desnuda y tenía un brazo cubriéndome entera, giré mi cabeza encontrándome a Percy. Mi mente recordó todo y sonreí mientras me mordía el labio recordando la noche anterior.
Quería comenzar a besarlo para despertarlo, pero más toques y gritos me detuvieron.

—DAFNE, PERCY —Era la voz de Jason.

Mierda, verdad que estábamos con los chicos aquí.

—UN MOMENTO.—Grite rezando que se escuchara.

Moví un poco a Percy, pero dormía como una roca y no me quería soltar, pero lo pude hacer dejándolo dormido. Me senté en la cama y sentí mis piernas temblando, intenté levantarme, pero volví a quedar sentada en la cama.

TOC TOC

—YA SALGO.—Volví a gritar.

Sin importar el dolor, me acerqué al armario y tomé rápido unas bragas y una camisa de Percy, que se notaba que me quedaba grande.
Ya lista, si se me puede llamar así, camine un poco raro abrí la puerta, bueno no la abrí del todo, lo suficiente para asomarme.
Vi a todos los chicos ya organizados, mire al sol levemente parecía que ya era de tarde.

—Hola chicos,¿ que sucede?—Pregunte.

—Bueno no los habíamos visto desde anoche y nos preocupamos.—Dijo Jason.

—Pero ya nos dimos cuenta que estaban ocupados.—Dijo Leo analizando mi vestimenta.

Yo solo me pude sonrojar y tratar de encogerme ante todo.

—Amor ¿Quien es?

Para mi mala suerte apareció Percy, despeinado y en bóxer abrazándome por detrás y besando mi hombro, yo tratando de disimular lo qué pasó anoche y el no ayuda.

—Saben que chicos, están ocupados.—Dijo Piper sonrojada.—Ya sabemos que están bien.

—Más que bien.—Dijo Jason ganándose un golpe de su novia.

—Solo les diremos que el autobús sale esta noche a las 9.

—Está bien, estaremos con ustedes a las 8 para ir a tomar el autobús.—Dijo Percy mirandolos a ellos y luego sonriéndome a mi.—si nos disculpan, tenemos algo que hacer.

Percy cerró la puerta y le volvió a poner seguro a la puerta.

—Me encanta cómo se te ve mi camisa, pero te vez mejor sin ella.

Me beso y se volvió a repetir lo qué pasó en toda la noche, teníamos que aprovechar era los pocos momentos que tendríamos de privacidad.

Primer amor (Percy Jackson y Dafne Wright)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora