Pedro despertó agitado, como si estuviera corriendo un maratón, sin casi poder respirar, con sudor escurriendo por su frente y cayendo a su almohada, se levanta y se percata del increíble dolor que siente en su pecho, era como si hubiese estado hueco, sin corazón o pulmones y, al momento de levantarse todo llegara de golpe. Había tenido una pesadilla, la cual no tenía hace tiempo, y sin duda el haberla vuelto a tener lo había puesto en muy mal estado. Eran las 4:36 de la mañana, faltaban 54 minutos para que sonara su alarma, viéndose en esta posición, era innegable que ya no podría dormir, y sí lo hacía, muy probablemente no se despertaría. Así que salió de la cama, fue al baño, se preparó para ducharse, se quedó viendo fijamente su reflejo en el espejo del lavamanos mientras pensaba en lo que acaba de pasar.
- "¿Qué fue lo que pasó anoche?" - pensó.
Decidió recordar lo que había pasado el día de ayer, salió del trabajo a las 16:30 cómo es costumbre, se subió a su carro y fue en dirección de casa de sus padres, se bajó, los saludó, platicó un poco con ellos, pero solo iba por una caja que había olvidado el fin de semana, esta caja tenía mangos que había traído una tía que estaba de visita en la ciudad. Subió la caja al carro y regresó a casa, llegó al rededor de las 19 horas. Se hizo una cena digna, cómo el solía decirle al famoso huevo revuelto con una salsa exprés de tomate y chile verde. Al termino, se hizo una taza de café y en la mesa estaba un libro que le había prestado su primo Alex, con el título de "Un lugar seguro". Alex le comentó que era un libro de misterio, muy al estilo detectivesco, pero al leer la sinopsis, no le pareció de ese tipo, sino más bien como uno romántico, se hizo tarde y subió a su cuarto para ver una serie, pero se quedó dormido.
- "Pero, ¿por qué tuve ese sueño?" - volvió a pensar.
Entonces intentó hacer memoria de su sueño, se encontraba corriendo por un bosque hasta terminar en un risco, estaba huyendo de algo, una sensación palpable, pero qué, por algún motivo, no provenía de nada ni nadie. Entonces saltó y despertó.
- "Ese sueño ya lo había tenido" - Pensó por última vez.
Trató de recordar cuando fue la última vez que soñó con eso, pero le fue imposible recordarlo. Entonces se metió a bañar y a tratar de olvidar eso.
Llegadas la hora de irse, se preparó un café, que puso en su termo y salió en rumbo a su trabajo. Trabajaba de administrador en una oficina postal, la gente ya casi no usa el correo, casi sólo eran cartas de empresas, bancos u otro tipo de tiendas que manejaran correspondencia, había pocas cartas de personas, a veces eran para otras personas, o eran respuestas a ciertos comercios locales, y es inevitable decirle adiós a lo antiguo, pero la verdad es algo que se viene haciendo desde tiempos incontables. A Pedro casi no le gustaba su trabajo, pero su sueldo le alcanzaba para más de lo básico, y él siempre aspiró a algo más que lo simple, sólo que siempre se puso la barrera de no poder aspirar a algo más que eso, porque no terminó la preparatoria. Llegado a su trabajo, alrededor de las 7, lo primero que siempre hace es saludar al velador que cuida la entrada de la oficina postal en las noches, entra y prende todo, porque es el primero en llegar, y prende la computadora, una computadora un tanto obsoleta que trata de mantenerse joven, le sirve para todo, y prácticamente va muy bien. Por eso no la ha cambiado. Le toma a su café y comienza su jornada laboral.
Últimamente su vida se siente vacía, una monotonía que lo tenía sumergido en algo que siempre ha estado ahí, pero justo ahora se siente más vivo que nunca. La soledad. Pedro ya tiene 36 años, nunca tuvo pareja, pero eso no le impidió seguir adelante, solo que meses atrás, había experimentado algo que muy raras veces llegó a sentir, había una tranquilidad en su vida, y extrañamente no sabía porque sucedía eso. Lo pensó mucho, por mucho tiempo, hasta que un día, esa tranquilidad que hacía su vida disfrutable desapareció sin dejar una pista de hacía donde se había ido.
Dieron las 4 de la tarde y era su hora de salir, se levanta, apaga su computadora, agarra sus cosas y sale de la oficina, se despide de todo aquel con quien se topa y se va al estacionamiento por su carro, un carro bonito, bien conservado, un Jetta clásico del año 2002. Se sube, coloca sus cosas en el asiento del copiloto y sale del lugar, decide que antes de ir a su casa, irá a pagar los servicios de luz e internet, en su desviación si acaso tardaría unos 40 minutos en ir y pagar su cuota, y después regresar a casa. Así que sabe que no es mucho tiempo, y decidió hacerlo en lugar de pagarlo en línea. Una vez el está conduciendo en la carretera, recibe una llamada de su madre. Pedro decide contestar la llamada.
- Bueno - dice Pedro.
- Bueno, ¿hijo? - dice su madre del otro lado de la línea.
- Sí má, ¿qué pasó? - responde Pedro.
- Hijo, ¿Puedes venir a casa por favor? - Dice ella.
- Claro má, ¿qué pasa? - Dice pedro, pero el tono en que lo dice demuestra preocupación y en cierto punto desesperación.
- Nada, solo ven. - dijo su madre, con un tono suave y amable, para que él no se preocupara.
- Bueno, en un rato llego. - dice Pedro finalizando la llamada.
La verdad, sus padres ya son unas personas un poco grandes, aunque gozaban de una salud envidiable para algunas personas de esa edad, siempre eran una preocupación para él. Definitivamente Pedro estaba preocupado e hizo que el no condujera de buena forma. Y distrayéndose de su camino. Saltándose una luz roja y chocando con un carro pesado, impactando del lado del copilo, lo que hizo que su auto se volteara y girara por el asfalto. Pedro se golpeó varias veces contra el volante y el techo del carro, los golpes lo aturdieron y provocaron un desmayo.
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Un Lugar Seguro
Cerita PendekPedro se encontraba cansado de su vida, y había olvidado lo hermoso que se siente vivirla. Hasta que sufre un accidente y descubre un lugar donde puede enfrentarse contra todas las cosas que lo atormentan y poder sentirse mejor con él mismo.