Jeon Jungkook quedó a cargo de su pequeño hermano tras la muerte de su madre. Le habían dicho que la mayoría de edad traía consigo más responsabilidades, pero nunca pensó que tendría que enfrentar todo eso solo.
Un trabajo de medio tiempo, ir a la u...
No sabía dónde meterme después de haberle dicho eso a Jungkook. ¿De dónde rayos había sacado la personalidad para actuar así? Además, estaba claro que no nos conocíamos mucho, incluso aunque viviéramos bajo el mismo techo, eramos más extraños que conocidos. Terminé yendo a mi habitación mientras él se iba con Junhwan a la suya. Ambos hacían sus actividades; el menor con sus deberes de niño pequeño y el mayor atento a los suyos y a los de su hermanito.
Tres golpecitos sonaron en mi puerta que había cerrado para cambiarme la ropa y luego no había vuelto a abrir en toda la tarde. Sentía que era mucho más fácil pensar cuando la puerta estaba cerrada y mis pensamientos no se escapaban cuando querían. A falta de respuesta, la voz que estaba afuera se hizo escuchar.
—Sian, ya es hora de cenar. Tu mamá está con Junhwan esperando. ¿Te sientes bien? No has salido desde que llegamos...
¿Por qué tenía que ser tan amable y preocupado? Apostaba cualquier cosa a qué él mismo le había dicho a mi mamá que me podía ir a buscar. Me preguntaba cómo es que no se cansaba de actuar así todo el tiempo. Si tener una sonrisa tampoco era la cosa más fácil del mundo, menos en su situación que no era la más grata de sobrellevar.
Si me ponía su lugar... No sabía cómo era que podía seguir con tantas fuerzas. Sin mi madre yo sentía que no podía hacer mucho por mí misma, ella era el motor que hacía que mis días fueran buenos.
Me puse de pie yendo a abrir la puerta para poder ir a comer junto a todos. No pensaba que decir que me sentía confundida y con muchos pensamientos fuera suficiente para quedarme encerrada, no cuando mamá estaba en casa y veía mi comportamiento. Que si bien no era un chica muy extrovertida, me había criado con valores y ayudando a quien lo necesitaba, no para actuar por caprichos. Comer también era muy importante como para saltarse una comida, y ya llevaba varias horas ahí sin interactuar con alguien.
No respondí o dije algo más esperando que ya hubiera regresado junto a su hermano y mi mamá, pero ya con la puerta abierta por poco terminé chocando con su cuerpo que estaba ahí parado esperando una respuesta aunque no quisiera del todo salir de mi parte. Sabía que no tenía que ser maleducada, no obstante, su preocupación era algo que realmente no lograba comprender. Pero mi mamá tenía que haber visto algo en él si le había permitido estar bajo nuestro mismo techo más allá de su situación.
Una mamá que desconfiara no dejaría a su hija con un universitario que le ganaba por una cabeza, ¿O si?
—Perdón. Estoy bien, solo estaba concentrada haciendo mis deberes —di un paso hacia atrás, manteniendo algo de distancia—. Vamos a cenar, debes tener hambre.
—Espera, ¿podemos hablar un momento antes de que cada uno siga con lo suyo?
Aún muy extrañada, acepté y le di el pase libre para que pudiéramos charlar un momento. Después de todo, no había nada de malo en intercambiar unas cuantas palabras. Era raro, no lo iba a negar, pero hablar un poco tampoco era el fin del mundo, no al menos si cada uno mantenía una distancia adecuada.
—¿Qué pasa? ¿De qué quieres hablar, Jungkook? —no fui pesada, pero que me detuviera me había sorprendido bastante.
—Me he dado cuenta de que mi situación te parece bastante sensible, pero no me tengas lástima, por favor. Ni a mí ni a Junhwan —no pude creer lo que me dijo. ¿A qué venía? Su situación me conmovía mucho y no podía ser indiferente. Nadie en realidad, al menos eso creía—. Tal vez no lo parezca del todo, pero soy como cualquier otro chico, así que... No me mires con tristeza, te lo pido en serio. Sé que esto que te digo puede sonar muy bobo, pero nos vemos todos los días y... se siente raro.
—No te miro con tristeza aunque así lo pienses —respondí elevando un poco mi mirada. Sin darme cuenta estaba buscando sus ojos—. Junhwan y tú me parecen unos chicos muy fuertes, y si es por lo que te dije... Todos en algún momento necesitamos hablar con alguien. No te lo dije con la intención de que te sintieras pasado a llevar por mis palabras y, si fue así, lo lamento. No era para nada mi intención, lo prometo.
El corazón se me había acelerado. Hablar solos sin un intermediario era algo muy raro. ¿Cómo podía hacer que esa incomodidad que sentía se sintera menos o, en el mejor de los casos, desapareciera sin dejar rastro? Si seguíamos viviendo bajo el mismo techo, no poder cruzar palabras me parecía algo que no tenía que suceder, pues en algún momento necesitábamos comunicarnos y esa barrera invisible no ayudaba en nada.
—Está bien, comprendo. Hoy estoy un poco sensible, así que perdón si te incomodó que te detuviera un momento. Ya llevamos un tiempo viviendo juntos y sentí que tenía que hablar contigo sobre eso. La muerte de mi mamá fue algo muy repentino y me tomó por sorpresa, pero no por eso quiero que me vean como un chico indefenso. Yo sé... Yo sé que puedo con esto aunque cueste. Junhwan merece tener a alguien para poder lidiar con esto y yo debo ser ese apoyo.
Me pareció que lo que tenía de amable también lo podía llegar a tener de terco, pero no comenté nada al respecto y volví a dar un paso hacia adelante. No quería que todo siguiera tardando más tiempo, iba a ser raro si solo me había ido a llamar para cenar. Mamá también luego me podría molestar preguntando sobre qué estábamos charlando. El chisme la llamaba aunque fuera una profesional que sabía que no era lo más correcto. Que su hija interactuar con chicos también la emocionaba un poco, no la culpaba, muy rara vez me relacionaba de forma amistosa, y mis amistades se podían contar con los dedos de una mano e incluso menos.
—Tampoco está mal tener momentos de "debilidad", todos sentimos y a veces eso no se puede ocultar más y hay que sacarlo. No eres menos fuerte por tener días pesados, Jungkook, a veces uno quiere llorar o desahogarse y está bien —esperaba que mis palabras se estuvieran entendiendo. Tal vez explicando no era muy buena, pero hacía mi esfuerzo.
Quería que entendiera que aunque no éramos muy cercanos, podía contar con alguien cuando sintiera que sus emociones era muy fuertes para ser contenidas solas por él. Si mamá me había enseñado, era que de vez en cuando ser escuchado podía ser tan valioso como cualquier tesoro.
—En ese caso... ¿Tienes tiempo más rato para hablar un poco? A mí también me gustaría escucharte y saber lo que tienes para decir. Sé que no hablamos mucho, pero me gustaría poder hablar de forma más natural y que las cosas no sean incómodas. No sé todavía cuánto más estaremos aquí, pero quiero hacer esto lo menos incómodo posible. De un día para otros invadimos tu espacio y me imagino que también ha sido difícil para ti.
No estaba segura de que sus esfuerzos dieran resultados, pero viendo su rostro, pude aceptar que su acción venía del corazón. Jeon Jungkook era todo un misterio, pero también podía poner de mi parte para conocerlo un poco más, de paso también podía ver si las ideas que tenía sobre él eran tan ciertas como pensaba o si, por otro lado, era totalmente diferente a la imagen que había formado en mi cabeza.
—Bien, hablemos un poco más tarde. Por ahora vamos a cenar que ya nos están esperando y hemos demorado.
—Está bien, y gracias por comprender —empezamos a caminar por el pasillo, nuestras camisetas se rozaron apenas—. En serio debe ser raro que de un día para otro dos extraños se metan en tu hogar. Has sido muy amable y te agradezco eso. Junhwan te estima bastante, para él eres... como un rayito de sol en su vida. Me ha dicho que te pareces un poco a mamá, pero yo creo en realidad te lo ganaste desde que te agachaste la primera vez que nos vimos.
No pude decir nada más, cuando terminó de hablar justo llegamos a donde estaban mi madre y Junhwan. Y viendo la forma en la que el pequeño me miró cuando entre en su campo de visión, mi corazón se sintió cálido pensando en que su hermano tenía razón en lo que decía.
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