𝟷𝟺

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28 de octubre de 2005

Miedo

Esa era la palabra que describía a Hisoka en esos momentos, miedo, miedo a todo lo que le rodeaba en sí. Esa angustia del sentir que todo lo poco que tenía se le venia abajo nuevamente.

Su cara estaba totalmente cambiada, ojeras notables y su piel era más palida de lo que en sí era.

Kioshi intentaba animar a Hisoka, pero esté se negaba a cualquier cosa. En cierto punto el rubio era comprensivo pero todo tiene su límite— ¡Por amor a todas las divinidades en quien crea el mundo!—gritó el de ojos cafe—Tienes que levantarte y salir por aire.

—Estoy enfermo, no molestes.

—Patrañas, estás perfectamente bien de salud. Tal vez no hayas podido hablar con Jiro, pero...

Antes de que pudiera seguir hablando fue interrumpido por el azabache— Quiero entender que lo necesita pensar, pero Sota ya habló con él ¿no lo oíste?, me odia en toda la expresión.

—Los niños dicen cosas sin sentido, dale más tiempo.

—¿Cuánto tiempo necesita? yo sólo quiero a mi hermano, entendí la lección de mentir, ya basta por favor.

—Anda vamos a la reunión, te hace falta despejarte un rato—palmeó la espalda del oji-ámbar— es importante ir a lo que dijo Mikey.

—Sigo sin creer lo de Keisuke, hace unos días todavía hablábamos y saludabamos, es imposible que haya cambiado de bando de la noche a la mañana.

[. . . 𖧷 . . .]

—¡Hisoka, Kioshi!—la simpática voz de Emma llegó a los oídos de ambos adolescentes que platicaban—vinieron.

—Claro, no te he visto desde hace días—dió la sonrisa torcida y tranquila que tanto caracteriza a su personalidad— ¿cómo vas con la conquista del everest?

—Hola y adiós, tengo que ir a dejar a mi mamá en un lugar, regresas con cuidado a casa Hisoka—el nombrado asintió— Nos vemos.

Sin esperar respuesta el rubio corrió directo a su motocicleta, dejando a ambos adolescentes en completa soledad.

—Me alegra que por fin hayas venido.

—No tengo otra opción, vengo y me entero qué tengo una pelea el 30 de octubre—el azabache se levantó de la banqueta—¿me curarás si tengo heridas?

—Primero curaré a Draken.

—Lo suponía—dió una risa nasal—vamos a cenar a algun lugar, yo invitó. No hemos hablado por un tiempo y aparte tengo hambre.

—¿Cómo una cita?—levantó una ceja y le miró con una sonrisa inocente.

—No seas tonta, cómo amigos claramente—un muy leve color rojizo se asomó por las mejillas del azabache— ¿a dónde quieres ir?

—Quiero algo de comida americana, hamburguesas por favor.

Entre algunas palabras divertidas de ambos adolescentes pusieron camino a el restaurante de hamburguesas más cercano al templo dónde se llevaban a cabo las reuniones de pandilla.

—¿Y tú motocicleta?

—El motor falla un poco, la estamos reparando—abrió la puerta dejando pasar primero a la rubia—por eso Kioshi me sirve como transporte de ida y regreso.

- Lagrimas de miel - [Emma Sano x Oc male]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora