7.- Amistad

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*Los personajes de la saga Twilight no me pertenecen*
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Veronica me presto una pijama para cambiarme, luego de un relajante baño. Al salir me esperaba en la cama con su pijama dispuesta a escucharme lo que me pasaba. Le conte lo que paso y toda la rabia del momento, con ella pude desahogar todo lo que sentia al ser escuchada.

-Bella, tranquila, te puedes quedar aca el tiempo que quieras
-gracias Vero
-Supongo que si nos vio que salimos juntas de tu departamento es que te vio desde la ventana del frente del pasillo-poniendo su mano en su menton-esa es la unica ventana que da hacia tu puerta.
-Si, tienes razon, pensandolo bien, puede que estuviera desde la azotea o el techo de alguno de los edificios cercanos, es la única forma de hacerlo sin que la gente se percate de un sujeto sospechoso parado por horas jajaj
-Por lo tanto no podra ver que estas aca y tal parece que no sabe que vivo aquí-con suspicacia
-Tal vez..
-Bueno, estonces con mayor razón te puedes quedar cuanto tu quieras aqui, mi casa, perdon, mi departamento es tu departamento! -con alegria
-muchas gracias..
-Ademas..-tomando un mechon de mi cabello para dejarlo detras de mi oreja-me agrada tu compañía-mirandome a los ojos con un pequeño brillo. Aquello se sentia como una declaración, pero no sabia que pensar, quizas fue mi imaginación por lo que no pude responder, mientras ella se me quedo mirando atenta a mis ojos y sin percatarme su mano ahora acariciaba mi brazo y luego mi cintura. Era casi imnotico en la situación que estaba, no podia moverme, pero tampoco queria alejarla, en que momento el ambiente se sintio tan caluroso y pesado? no lo sé, no me di cuenta y de un momento a otro, tenia mucho mas cerca su boca, a milímetros de distancia y me beso. Primero solo fue un roce, algo rapido, donde me sorprendió y luego una segunda vez profundo y cerré los ojos, perdiendome en sus labios, en el dulzor que ellos me daban y en el tacto de su lengua. Poco a poco ella me apriciono mas en sus brazos y me beso con necesidad, luego me beso el cuello y comenzo a bajar a mis pechos, mientrás me deje acariciar y besar por ella, cerrando los ojos por el placer del momento. Ella rápidamente me saco mi camiseta, me piñisco mis pezones y luego los masajeo, mientras sus besos bajaban lentamente de mi cuello a mis pechos, rosando su lengua al pasar, mientras yo tocaba su trasero por debajo de su pantalón, degustandome con la suavidad de su piel. Luego se puso encima de mi y comenzo a frotarse en mi, haciendo que mi respiración se agitara y sintiera su calor de la zona junto con el mio, mientras admiraba su pecho moverse con aquel vaivén. Volvio a besarme en la boca y bajo una mano por mi vientre, tocando poco a poco mi humedad hasta introducir un dedo temeroso, haciendome gemir.

-Edward..-dije inconcientemente con los ojos cerrados de placer e inmediatamente me tape la boca con ambas manos al escuchar mis palabras, para abrir mis ojos con temor. Ella me quedo mirando sorprendida y estatica.
-Perdón-fue lo unico que pude decir y me pare alejandome de ella. Esto estaba mal, muy mal. Yo amo a Edward, estoy casada con él! Estuve a punto.. a punto.. o mas bien ya lo estaba haciendo.. cometiendo un error- me tengo que ir-dije con urgencia. me puse mi camiseta sin fijarme si estaba bien o al revés, tome mi bolso, mi ropa y mis zapatos y sali del departamento rápidamente.

Con arrepentimiento me apoye en la puerta cerrada desde afuera, tapandome con la mano libre mi cara.
Que habia pasado alli?! En que momento nuestra "amistad" escalo tanto?!  Aun me sentia tiritando, con la respiración agitada y muy humeda.

Pero antes de si quiese poder recomponerme, al girar mi cabeza en la oscuridad vi los ojos molestos y penetrantes de Edward al final del pasillo haciendome saltar de sorpresa.

-No que solo eran amigas?-dijo apretando los dientes y los puños.
-Edward..yo...-no sabia que decir o como arreglar esto. Sabia que había visto todo desde la mente de Verónica.
-No digas mas, supongo que esto ya no vale nada-mostrando la cadena con el anillo dentro.
-No Edward, por favor!-dije suplicante.
-Crei que eras diferente, que no eras como las otras chicas, pero tal parece que me equivoqué-dijo con veneno
-Edward..-acercandome a él para tocarlo
-Sueltame!-dijo golpeando mi mano-No... no te acerques a mi!- y se fue, dejandome desconsolada en aquel oscuro pasillo con mis pertenencias tiradas en el piso.

Los dias y semanas pasaron y tanto Edward como Verónica me evitaban, trate de acercarme a hablar con cada uno de ellos al dia siguiente, pero ninguno quiso,  los siguientes dias llame por teléfono a Edward y golpie la puerta de Verónica pero ninguno contestaba, haciendome sentir aun mas miserable, la habia cagado y grande. Lo unico bueno era que ya no veia a Susan detras de Edward porque Edward ya no se veia casi nunca por el Campus, pero ahora ella y su grupo de amigas me miraban con odio cada vez que me las topaba.

Las clases eran muy agradables, siendo mi unico respiro del dia ante mis problemas, pero los fines de semana eran duros por la soledad, por lo que la pasaba en el bosque casi sin hacer nada mas que lamentarme y tirar piedras al lago. Muchas veces trate de leer mis libros favoritos, pero no podia sacar de la cabeza aquella noche, dejando los libros tirados a penas partia. A veces llamaba a Alice o a mi hija, pero trataba de ser breve para que no se enteraran de lo que estaba pasando y mi pesimo estado anímico.

Un dia Chadd, mi compañero de facultad me invito a una fiesta en una discoteca a las afueras de la ciudad, donde irian Carlo y Jannet, acepte gustosa, ya que era mucho mejor que pasar mi fin de semana lamentandome de mi existencia.

Al llegar a la discoteca, con mi look y el ambiente, me sentia fuera de lugar, trate de bailar con mis amigos hasta que cada uno consiguió compañia intima. Muchas veces se me acercaron hombres a invitarme a bailar, hasta una chica en una oportunidad, pero todas las rechace, dedicándome mas en mi vaso de mojito, él cual solo bebia para disimular. Al menos era mejor que estar en aquel bosque tirando piedras, pero de igual forma me sentia sola, apesar de la cantidad de personas que habian allí, estaba a punto de despedirme cuando un vaso se calló y el olor a sangre llego a mis fosas nasales, como pude corri a la salida, huyendo de mi monstruo interior tapandome la nariz, pero un nuevo visitante me sorprendió de frente en un callejon, era un vampiro de ojos rojos. Me puse alerta ante su presencia, mientras él me miraba de arriba a abajo, evaluandome.

-Vegetariana, cierto?-su voz era rasposa y fria.
-Si-dije a la defensiva y alerta
-Eres nueva en esto..
-Como lo sabes?
-Me tienes temor-mirandome con sus ojos prenetantes.
-Es porque no te conozco..
-No, es porque no sabes defenderte
-Que?! quien eres tu?-dije con un poco de molestia
-David, David Turner.. y tu señorita?
-Isabella..Swan -estuve a punto de decir Cullen, pero a ultimo momento me arrepentí.
-Isabella, debo dejarte, hay humanos que esperan ser bebidos-haciendo un gesto con su mano y rápidamente se fue.

No sabia que habia sido eso, pero me alegraba poder conocer nuevos vampiros sin ser atacada o perseguida como años anteriores y seguir aun con vida, porque si algo tenia razon aquel vampiro es que me dio temor su presencia.

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Un no tan felices por siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora