loved you first - dibu martinez

10

Cuando llegó al piso del arquero, no tuvo que golpear la puerta. Ahí estaba él, esperándola en el pasillo, con los brazos cruzados y el cuerpo recostado contra la pared.

—Hola, hermosa. 

La atrajo hacia él, abrazándola con fuerza, y luego la levantó en un giro que la hizo reír, el cosquilleo de su nariz en su cuello le resultaba encantador. Al separarse, lo miró de cerca, notando un brillo peculiar en sus ojos.

—¿Cuánto tomaste? —le preguntó, tomando su rostro entre sus manos y observándolo detenidamente.

—Lo suficiente, vení.

Uniendo sus manos, la guió hacia la habitación. Dentro, encontró una hielera con una botella de champagne y dos copas elegantes. Emi le entregó una copa y, mientras él abría la botella y llenaba su copa, decidió tomar directamente del pico.

—Por los campeones del mundo —brindó ella, alzando la copa con entusiasmo.

—Por los campeones y por esta hermosa mujer.

Chocaron las copas y disfrutaron de la burbujeante bebida.

—Así que te desmayaste.

—Sí, cuando Francia empató —se rió con intensidad, recordando el momento— Celeste me sujetó justo antes de que me fuera con el Diego, pero por suerte sobreviví.

—¿Cómo me viste? En la cancha, digo.

—¿Honestamente? —Emi asintió, mirándola con expectativa— espectacular y muy, muy lindo. Te lo dije, diste todo por la copa. La mereces muchísimo, y de paso le cerraste el orto a los pecho frío y enojaste a varios. Hoy no paré de repetir el video en el que te apoyaste el premio.

—Tenía que repetir el momento de la Copa América.

Lo sorprendió cuando, de repente, se levantó para sentarse sobre sus piernas. Comenzó a besarle la cara con ternura, queriendo expresar todo el cariño que sentía en ese momento. El alcohol sacaba a la luz su lado más meloso.

—Los pibes me dijeron que después vayamos a su habitación, van a hacer joda.

—Me sumo de una. Ahora que pueden escabiar sin problemas, van a estar re entonados.

—Y nosotros vamos a amanecer reventados también —le pasó la mano por la mejilla con delicadeza— pero bueno, vale la pena. Abri la boca, gorda.

La miró confundida por la repentina orden, pero cuando le acercó la botella de champagne a los labios, comprendió. Así que obedeció. 

—Así es el Emi champagne —comentó ella, y él se rió.

—Espera, te quedó un poco... —se inclinó hacia su boca, pasando la lengua por sus labios y limpiando el rastro de champagne— bebota.

—Bombón —le plantó un beso fuerte en los labios— bueno, vamos yendo a la habitación.

—Estás en pijama, Valen, no te van a ver así.

—¿No? ¿Por qué?

—Porque esa imagen es algo que solo yo quiero tener —se estiró sin moverse de sus piernas, y tomó una de sus casacas, específicamente la negra— desde la Copa América me dijiste que esta era tu favorita. Deci que la traje. Ponétela y quedatela. 

—Na, ¿me jodes? —él negó con la cabeza, y ella chilló— te adoro, sos el mejor.

Se levantó para ponerse la camiseta, cambiándose la remera del pijama por la del 23. Se la modeló, notando que le llegaba un poco arriba de las rodillas. Él le dio un suave chirlo en el culo y luego la tomó de la cintura.