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See you again.

Pov Omnisciente.

Meliodas estaba listo, después de las noticias por parte de Gowther y la ayuda que le habría brindado tanto Elizabeth como el resto de sus amigos los pecados capitales, podría entrar en Camelot sin ningún problema.

[Flashback]

— Gowther...

— Capitán, traigo noticias de Camelot —logró ver como la sorpresa inundaba su rostro al igual que la esperanza— Pero necesito que mantengas la calma.

— Gowther —escuchó a Elizabeth detrás de él—.

— Princesa Elizabeth —se volteó para mirarla—.

— ¿Se trata de lo que creo que es, señor Gowther? —miró a ambos, Gowther se alisto para borrar su memoria de ser necesario pero obtuvo lo contrario a lo que esperaba— Si es así, les ayudaré. Ya no quiero ver sufrir más al señor Meliodas.

— Gracias, Elizabeth... —agradeció Meliodas—.

— Bien, ahora... —mencionó sacando la invitación de su bolso— Tenga, capitán.

Meliodas al ver la invitación comenzó a llorar, ¿Lo había olvidado? O acaso... ¿Arthur no lo amaba como decía? Muchas preguntas rondaban en su cabeza y cada una era una flecha en su corazón al ver la invitación a las fiestas antes de la boda.

— Antes que nada, capitán. Quiero que sepa que yo hice que Arthur se olvidará de ti —confesó el muñeco—.

— ¿Qué?... —habló sorprendido y a la vez dolido—.

— Meliodas... —intervino Elizabeth al ver al rubio empezar a llorar a punto de atacar al pecado de la lujuria— Arthur... Él... estaba muy mal en ese entonces... Ni siquiera era el mismo cuando lo ví en El Sombrero del Jabalí por última vez. Se veía...

— Destrozado —completó Gowther—.

— ¿Qué? ¿Ustedes sabían donde había estado y no me habían dicho nada? —preguntó mirando a ambos con enojo—.

— Dejanos explicarte, Meliodas... —suplicó Elizabeth—.

— Bien, los escucho.

Gowther y Elizabeth le explicaron todo lo sucedido a Meliodas y por que habían decidido apoyar a Merlín en su momento. Ahora estaban de su lado e iban a ayudarlo, habían planeado todo con cautela y habían hablado de ello con el resto de los pecados.

[Fin del Flashback]

Sabía que mañana llegarían a Camelot, habían decidido viajar juntos al reino de su amado. En la noche apenas pudo dormir, imaginando a Arthur nuevamente a su lado, por fortuna, hoy no tenía otro sueño en donde el menor se le iba de las manos, donde lo perdía completamente.

La noche había sido larga, sin dudas pero ya había amanecido y emprendieron su viaje nuevamente para llegar justo a tiempo. Todos excepto Gowther, recordó las palabras de la marioneta.

Tengo permitido entrar a Camelot cuantas veces quiera, Capitán, Merlín aceptará que esté en las fiestas y en la boda por si surge cualquier inconveniente. —aclaró aquel muñeco— Así que me encargaré de que los guardias no puedan reconocerte al entrar, después de eso, mantén tu perfil a lo bajo y trata de que nadie más te vea, hasta que llegues con Arthur, si la gente te reconoce, Merlín saldrá inmediatamente de su laboratorio para sacarte de Camelot, en cambio, si Arthur te ve, Merlín no tendrá más opción que aceptar que te quedes, incluso si no le gusta la idea.

Y así iba a hacerlo, haría lo que fuera necesario para poder estar junto a la persona que más amaba. Ya podía sentirse en sus brazos nuevamente.

— ¿Está usted nervioso, Meliodas? —preguntó una pelinegra detras del ojiverde—.

— Angélica —miró a la joven con cierto asombro—.

Hasta hace poco se había enterado que la ojiverde ya no vivía en Camelot como antes, Merlín la había reubicado junto a su familia en las afueras del reino con la amenaza de que si hablaban con Arthur acerca de su relación con Meliodas, sufrirían las consecuencias. El pelianaranjado tampoco recordaba a la pelinegra

— ¿Si? —respondió amablemente—.

— Si, estoy muy nervioso. Sé que no me reconocerá pero... Me gustaría que así fuera —confesó algo triste—.

— Creo que a pesar de todo, en la vida de Arthur forma una parte importante. Así que asegúrese de que lo recuerde y vivan felices.

— Gracias, Angélica —agradeció sinceramente—.

— No hay de que —la menor sonrió levemente para retirarse de ahí— Buena suerte, Meliodas.

El rubio volvió a mirar hacia el frente, sabiendo que no estaba solo para poder recuperar a su rey, tenía amigo que lo apoyare hasta hasta final. Eso lo animaba, de verdad.

— Esperame, Arthur...

[...]

Ginebra entró a la habitación de Arthur para verlo acomodar los últimos detalles de su vestimenta, todavía no salía el sol pero ya estaba listo.

— Arthur... —pusó su mano ligeramente en su brazo y él la miro cálidamente— ¿Ya estás listo?

— Así es, Ginebra —sonrió al saber que empezaba a tutearla— Pronto empezarán a llegar los invitados, debemos ir a prepararnos.

Ginebra asintió y acompañada de su prometido bajaron a revisar que todo estuviera en orden, ella quería que saliera todo perfecto, que el pueblo viera que era digna de estar con Arthur, por que en verdad quería estar a su lado.

Aunque tuviera que sacrificar lo más importante para ella o su ser amado.

Incluso traicionar a los suyos...

(...)

— Ginebra —llamó amablemente a su prometida—.

— ¿Si, su majestad? —respondió—.

— Sabes que puedes tutearme si así lo deseas —recordó el ojimorado—.

— Lo sé, solo pensé que te agradaría más que te hablará de “usted”.

— Pronto serás mi esposa, disfrutaría más que nos hablemos por igual, no estoy por delante de ti, ni tu por delante de mi, seremos una pareja.

El corazón de la rubia empezó a latir con fuerza, su prometido era todo un caballero que hacía que la sangre hirviera en sus mejillas, sabía que si estaba a su lado, todo estaría bien

— Por supuesto, Arthur —lo miro con una sonrisa antes de acercarse lentamente y unir sus labios—.

Eh vuelto, junto a esta historia, ya todos querían esto, ¿Verdad que si? Espero estar actualizando esta historia en su antiguo horario, antes que nada

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Eh vuelto, junto a esta historia, ya todos querían esto, ¿Verdad que si? Espero estar actualizando esta historia en su antiguo horario, antes que nada.

Sin mas que decir...

¡Sayonara!

Memories of a forgotten love Donde viven las historias. Descúbrelo ahora