DOMINANDO A UN SAIYAJIN.

Capítulo 30. La Primera Noche Juntos.

LEMON...

Advertencia seré muy explícita en esta historia si son de mente cerrada mejor no lo lean puede ser ofensivo.

Vegeta estaba molesto. Molesto porque todavía no había llegado a la culminación deseada. Molesto porque un terrícola tan insignificante se atrevió a burlarse de él y ni siquiera pudo romperse las piernas por eso. Pero el recuerdo de su beso y de que no podía reprimir el sabor de sus labios era particularmente doloroso para sus riñones. Justo cuando necesitaba tiempo para sí mismo, ella apareció. Entonces ella también lo provocó: inclinó la cabeza ante el debilucho y pensó que había vislumbrado su cabeza. No le importaba que ella tuviera razón; ¿En qué estaba pensando ella? Entrar aquí sin que nadie se lo pidiera... Los dos, solos, sin ser vistos, en una habitación lejos de los caminos trillados donde nadie los escucharía... ¿no vio ella el peligro? Cualquiera que se aventurara en el foso de los leones tenía que contar con ser mordido. Fue su propia culpa.

Si ella no se hubiera acercado tanto a él, podría haberse controlado. Bajó la cabeza, cubriendo el último hueco y presionando sus labios contra los de ella. Con una mano en su espalda y la otra en su mejilla, él no la soltó y se adueñó su boca. Ella lo había desafiado en ese entonces y le había mostrado otras variaciones de un beso: bueno, él era brillante y aprendía rápido.

El cerebro de Bulma se rompió cuando Vegeta de repente la abrazó y presionó sus labios contra los de ella. Parecía estar reteniendo su fuerza, porque la presión, aunque poderosa, todavía era cómoda. Aun así, mantuvo el control y le costó seguir su ritmo. Mientras sus fuertes dedos sostenían su rostro, su otra mano viajó por su espalda y ahuecó su trasero. Ella jadeó cuando sintió que sus dedos se clavaban en su carne. Sus manos en su pecho apretaron su camisa. Sus manos continuaron masajeando su carne firme. Se sentía bien prohibido. La lengua de Vegeta se aventuró y se deslizó entre sus labios. Los jadeos de Bulma fueron tragados por su boca mientras exploraba su sabor. Su lengua la desafió. Con cautela se atrevió a responder con la suya, explorando sus gustos. Su lengua se deslizó con cautela y tocó uno de sus afilados dientes caninos. Bajo sus manos podía sentir el temblor recorriendo su cuerpo.

Un hambre inesperada se apoderó de Vegeta. Su cuerpo se sentía tan bien y su boca sabía a más. Esa carne suave y deliciosa que se volvía cálida y dócil bajo sus manos. Un gruñido profundo salió de su garganta. Su mano en su trasero, la apretó más cerca de su excitación y sus caderas instintivamente comenzaron a frotarse contra ella. Un destello, comenzando en su clítoris, atravesó a Bulma y gimió. //Él no puede simplemente... eso no es bueno... oh, eso no es bueno en absoluto.... oh no, eso se siente tan bien// Por un momento se sorprendió por
cuánto tiempo había pasado desde que ella había sentido un orgasmo autoinducido... Dios, hacía tanto tiempo que un hombre no la tocaba y Vegeta lo hacía tan bien. Esa presión en ese lugar en particular... //Su miembro estaba tan dura. Maldita sea, ¿Qué tan increíble se va a sentir una vez que esté dentro de mí?

Ella se apartó de su boca y jadeó. Su corazón latía con entusiasmo. Los labios de Vegeta recorrieron su cuello y distribuyeron ligeros mordiscos. Su mano fue a la parte de atrás de su cabeza y se enterró en su suave cabello. Cada vez que mordisqueaba su piel con los dientes, Bulma sentía que su clítoris se contraía con anticipación. Mientras tanto, sus manos arañaron detrás de sus hombros y se aferraron a él porque sus piernas abandonaron su postura. Se sentían como gelatina. Podía sentir sus músculos duros y tensos bajo sus manos. Su cuerpo irradiaba un calor inesperado. Enterró la nariz en su cabello e inhaló su aroma: animal energizante, especiado, almizclado, picante... apenas podía describirlo. Nunca se había sentido tan deseada. Vegeta de repente soltó su cuello. Él también respiraba con dificultad. Sus ojos brillaron.