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Con suma pereza y estirando los brazos, bajó las escaleras hacia la cocina. Sentía que moriría de hambre si no comía algo con urgencia. Después de una siesta necesitaba energías y eso solo significaba una cosa: comida, más comida y su bote de arequipe semanal.

Se detuvo a unos metros llegando a la cocina al encontrar de pie a otra persona en la sala de estar ¿Acaso estaba durmiendo aún? ¿Sería un sueño?

Esos bonitos, pequeños y expresivos ojos color café, hacía un poco más de un año que no los veía en persona. Realmente era una agradable sorpresa.

—Hola, Nani —le sonrió el causante de su asombro. —¿Me extrañaste? —La pelinegra negó —que mentirosa —se encaminó hacia ella y la estrechó en un abrazo que se sintió para ambos cálido y reconfortante.

Nani no sabía qué tanto había extrañado ser abrazada por su amigo hasta ese momento en que lo sintió cerca e inhaló su fragancia masculina.

Se separaron del abrazo, ambos con una sonrisa.

—El joven se digna a mostrar señales de vida al fin —dijo con tono acusatorio y divertido la pelinegra.

El pelicastaño soltó una pequeña risa y negó con un movimiento de cabeza.

—¿Tanto te molestó que no viniera en Navidad? —abultó sus labios y se cruzó de brazos —ahora te va a figurar soportarnos por unas largas semanas. —esbozó una sonrisa y dejó unas caricias en el cabello de Nani.

—¿Qué? —Frunció el ceño, confundida —¿Cómo es eso que soportarlos?

—Cómo oíste, Natani —se inclinó un poco hacia ella —a Ashley, a Tommy y a mí. Por unas semanas —levantó las cejas.

—¿Ashley vino también? ¿No es broma? — recibió un asentimiento de cabeza por parte del castaño quien recompuso su postura y le sonrió en grande. —Quiero verla

Desde el verano del año anterior Natani no veía a sus tres amigos. Las pocas veces que sabía de ellos era por medio de mensajes de textos o llamadas, algo que muy pocas veces atendía.
La llegada de ellos en esta época le parecía un poco extraña por temas de estudios. Al igual que ella, ellos están en último año y sus graduaciones están muy cerca. ¿Habrá acontecido algo urgente para que vinieran?

Pasara lo que pasara, lo averiguaría después. Ahora lo importante para ella era ver a sus otros dos amigos. Ashley y Tommy.

—Podemos ir ahora mismo si deseas —dijo el castaño a lo que recibió un asentimiento por parte de Nani.

La pelinegra miró de un lado a otro buscando a su abuela.

—Abuela —llamó a la mayor de la casa —abuela —volvió a llamar. Vio a su abuela salir de la cocina con una amplia sonrisa.

—Estaba a punto de llamarte para que bajaras y vieras a Jusep

—Abuela es Josep —le corrigió la pronunciación del nombre, como siempre.

El pelicastaño soltó una risa mirando a la pelinegra. —No importa, Nani —se encogió de hombros y dirigió la mirada a la mayor —usted puede llamarme como desee, abuela yulie

Desde niño la abuela de Natani llamaba a Josep de esa forma. Al principio, él la corregía porque creía que se le olvidaba la pronunciación o se confundía, pero luego dejó de hacerlo al darse cuenta de que lo hacía de cariño.

—Abuela, iré a ver a Ashley y Tommy a la casa de los Jong. También vinieron de la capital y se quedarán allí

—Ven a la hora de la cena, Nani —la pelinegra asintió y dio unos pasos hacia el colgador de llaves, tomó el suyo y se despidió de su abuela zarandeando la mano.

Caminaron unos metros hasta llegar a la casa vecina a la de Natani; la casa de los Jong. Una casa medianamente grande y de fachada color crema con un pequeño jardín bastante variado y llamativo.

Josep se mantuvo caminando unos pasos delante de Nani. Cuando llegaron el castaño abrió la puerta, haciéndose a un lado para dejar pasar a la Natani para cerrar luego la puerta tras de sí.

Al caminar hasta la sala de estar de la casa de los Jong, Natani sintió unos brazos al rededor de sus hombros de una chica de cabello liso, largo y color castaño, con una trenza a medio soltar. La pelinegra sonrió al escuchar la risa de la contraria en su oído y oler su característica fragancia cítrica.

—¿Me puedes soltar un poco? —Preguntó Nani con un poco de dificultad debido al agarre fuerte de Ashley —siento que me dejaras sin aire, Aly —Soltó una risa al sentir el pellizco en su espalda por parte de Ashley. Realmente había echado de menos a esa chica.

—Parece que no te gustaran mis abrazos —la peli castaña se separó de Natani e hizo un puchero.

—me gustan mucho, Ashley, solo que me querías dejar sin respirar —palmeó el hombro de su amiga, la cual le sonrió ampliamente dejando ver en cada mejilla un hoyuelo.

La mirada de Natani recayó al otro extremo de la sala, dónde Tommy y Jean estaban sentados en el sofá.

Tommy se levantó del sofá y caminó hacia la pelinegra, rodeándola por la cintura al llegar hasta donde ella. El abrazo fue corto, pero cálido. El chico de cabellos rizos castaños sonrió y acarició la mejilla de la pelinegra en un gesto cariñoso.

—Estás más enana que la última vez que vine, Nani. —dijo el castaño con un tono juguetón. La pelinegra rodó los ojos.

—Tú estás como una varilla andante, Tom. Has crecido demasiado. —Le respondió en el mismo tono juguetón, pero con su expresión sería.

—¿Cómo vas en tus estudios? ¿Sigues ocupando los primeros puestos y recibiendo banderitas?

—Nah —Soltó una risa floja. A pesar de no tener un rendimiento bajo en la escuela, no era como el de años anteriores —no le tomó mucha importancia ahora a eso.

—¿Has bajado mucho tu rendimiento? —Josep tenía una ceja alzada. Conocía a Natani, ella siempre se había esforzado por mantener un rendimiento alto y primeros puestos marcando el informe académico.

—No tanto, solo no estoy en los primeros puestos, pero mantengo buen promedio. —la pelinegra se encogió de hombros.

Miró de reojo hacia el chico pelinegro sentado en el sofá. Jean se había mantenido callado y sin intenciones de participar en esa charla de bienvenida de sus primeros y su molesta vecina.

—Nani —llamó Ashley a la pelinegra, quien la miró de inmediato —¿Me acompañas a desempacar las maletas?

—Por supuesto —le sonrió Natani.

—bien, vamos

Ashley tomó con delicadeza la mano de Nani para caminar hacia las escaleras que daban a las habitaciones.

—¿Qué tal el viaje? —preguntó Natani mientras subían los primeros escalones.

—Nada mal —se encogió de hombros la peli castaño —Nos vinimos por tierra porque los tickets estaban agotados.

—¿Viaje inesperado?

Ashley hizo un ruido de afirmación, dudando en si contarle la verdadera razón del viaje a la pelinegra.

YOUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora