Capítulo 2

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Jisung no le dirigió la palabra a su madre hasta el día siguiente, después de intentar salir cuando ella no estuviera, fallando miserablemente.

Se sentía traicionado. No estaba molesto porque su madre tenía pareja, ni siquiera tenía un problema con el hombre. Estaba feliz por ella, pero no le gustaban los cambios. No quería a Hyunjin invadiendo su zona de confort, no quería a nadie en su zona segura, siendo sincero.

—¿Por qué? —Preguntó con los dientes apretados—. De todas las personas, como si no supieras que no soporto a este imbécil, ¿y lo traes a la casa?

Sabía que estaba siendo cruel, pero había esta frustración burbujeando en su interior y necesitaba sacarla, que su mamá fuera culpable de ese sentimiento la hacía víctima, lamentablemente.

—Encontré algo muy especial con Jihoon —respondió con voz azucarada—. ¿No puedes hacer esto por mí? Él realmente me hace feliz.

Jisung gruñó con frustración.

—¿No puedes esperar a que terminemos la escuela? Solo quedan un par de meses. Has lo que quieras cuando yo no esté viviendo contigo.

—Pero entonces no seríamos una familia —replicó con voz quebradiza.

El adolescente se sintió mucho más molesto, su madre ni siquiera estaba escuchándolo.

—No quiero que Hyunjin y yo seamos familia —exclamó.

Jisung mantuvo sus ojos conectados a los de su madre con prepotencia, en una lucha de miradas que ninguno quería perder. Pero los poderes estaban definidos desde el principio.

—Era un anuncio, no te estaba pidiendo permiso —aseveró la mujer—. Si no te gusta, te puedes ir.

—Te gustaría, ¿no? —Escupió—. Porque estoy atrapado aquí hasta que termine de estudiar piensas que puedes hacer lo que quieras en la que se supone que es nuestra casa. Bien. Sigue adelante, espero que estés bien con las consecuencias, no será el cuento de hadas que te estás imaginando.

Las lágrimas que cayeron de los ojos tristes de Sujin lo hicieron sentir mejor de lo que quería admitir. La molestia en cada parte de su cuerpo era demasiada para intentar controlarla.

Tuvo que dejar pasar otro día antes de acercarse a su madre, mucho más calmado y así pudieran hablar otra vez. Le aseguró que estaba feliz por ella, pero que en verdad odiaba la idea de compartir casa con Hwang Hyunjin, su madre lo escuchó para, al final, anunciar que dentro de la semana Jihoon y su hijo comenzarían a mudarse. No había nada que Jisung pudiera hacer más que aceptar su terrible destino.


En la escuela, Hyunjin fingió que Jisung no existía, callaba a sus amigos cada vez que lo nombraban y se había cambiado a un puesto en el que no podía verle ni la cabeza.

En su casa, su padre había estado guardando cosas en cajas, se había negado a ayudarlo, inventando planes con sus amigos para poder estar todo el día fuera, volviendo solo para dormir.

Si lo ignoraba, tal vez todo desaparecería.

Por supuesto, eso no sucedió. El día en que todo estuvo listo para la mudanza, Hyunjin escapó con Kkami y un bolso para caer en casa de su mejor amigo.

—¿Vas a decirme qué está pasando? —Exigió Seungmin, ya cansado de la extraña actitud que había tenido el pelinegro los últimos días.

—Una pesadilla —se quejó el chico, dejándose caer a la cama al estilo princesa Disney—. Estoy viviendo una pesadilla, Minnie. Papá se va a casar con... con... ugh.

—¿Con quién? —Lo golpeó con una almohada, casi sacándole la cabeza.

—Con la mamá de... Han Jisung.

Seungmin parpadeó durante unos segundos, procesando la información, y entonces carcajeó.

—¡No es gracioso! —Gimoteó el mayor por meses—. De todas las personas en el mundo... ¿Qué hice yo de malo?

Razonar con su padre era una causa perdida, él solo escuchaba lo que quería. Estaba agradecido de que lo dejara quedarse en casa de Seungmin y no hubiese aparecido en modo ogro a agarrarlo de los pies para arrastrarlo al estúpido cuento de hadas que se estaba inventando en la cabeza.

La protesta duró dos noches. Su mejor amigo hizo lo que pudo para subirle el ánimo, mimándolo con dulces y dejándolo ver películas de princesas, aunque constantemente le recordaba que tendría que vivir con su némesis.

—Mátame, Minnie —lloró con Kkami entre sus brazos—. Mátame antes de que Han Jisung lo haga.

Seungmin solo pudo hacer una mueca y palmearle el hombro antes de mandarlo a la guerra.

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