Jisung era la persona más molesta sobre la Tierra, no, el universo entero, estaba seguro.
Kkami no podía estar encerrado todo el día, mucho menos en un lugar nuevo, su pequeño hermanito ya estaba estresado, raspando cada cosa a su alrededor, así que, con permiso de la dueña de la casa, lo sacó a conocer. En medio de la exploración, Jisung, que no había salido de su habitación desde el almuerzo, perdiéndose incluso la cena, decidió aparecer.
El rubio lo miró, sonrió con falsa inocencia y estornudó con exageración.
—¡Mami! —Chilló—. Hay pelos por todas partes, no puedo respirar.
Hyunjin casi no podía aguantar las ganas de enterrarle el puño en la cara a Jisung, tal vez soltarle uno o dos dientes calmaría su enojo, pensaba en ello mientras aspiraba los lugares de la casa en los que había estado Kkami. Ese sería su quehacer desde ese momento, era el compromiso que había hecho con los adultos para poder mantener a todos felices y sanos.
Hyunjin estaba seguro de que la ardilla no era tan alérgico cómo decía ser, se quejó con su padre cuando debieron ir a la farmacia a comprar antialérgicos, pero él solo se encogió de hombros y le pidió que invocara paciencia.
—Es en serio —siguió gimoteando—. Solo estornuda cuando ve a Kkami, ¿no crees que eso es algo psicológico?
—Sujin dice que es real —respondió el adulto con desinterés.
—No lo creo —se cruzó de brazos—. Ninguna ardilla es alérgica a los perros. Ugh, espero que Kkami se lo coma mientras duerme y lo vomite lejos de mi vida.
—Si tanto te importa, conviértete en doctor —fue todo lo que dijo Jihoon.
Hyunjin quiso responderle que eso no tenía sentido, pero arrugó la cara con desagrado y zapateó en su lugar, decidiendo que su padre ya estaba demasiado enojado con él como para seguir molestándolo, sin embargo, estaba un poco herido con la actitud que estaba teniendo, se sentía como si no le importara algo que para él era tan relevante.
Jisung no odiaba a la pequeñísima bola de pelos, no lo encontraba de lo más bonito, no disfrutaba que se le llenara la nariz de mocos y se le cerrara la garganta cada vez que estaba en su campo de visión, tampoco le gustaba escucharlo ladrar y el olor de su comida le daba nauseas, pero... no, sí lo odiaba un poco.
Ya había hablado con su mamá sobre deshacerse del pulgoso, lo único que consiguió fue a Hyunjin armado con una aspiradora, lo que era un poco satisfactorio, pero no suficiente, así que estaba protestando con mascarillas cada vez que se asomaba, incluso se había forzado a salir más veces de las que requería solo para molestar.
Estaba seguro de que el pequeño demonio debía sospechar de su alergia porque insistía con acercársele y ladrarle.
Había aprovechado que Hyunjin estaba en la ducha y su madre con su pareja en una caminata nocturna para salir a buscar algún ramen instantáneo cuando la cosa peluda se le acercó a toda velocidad para morderle los deditos.
—No, no, no ¡Shu, shu! —Miró a su alrededor, esperando que su mamá o incluso Hyunjin estuvieran cerca para sacarle de encima al peluche, pero estaba solo.
Intentó empujarlo con el pie, resultando en una mordida que le sacó el grito de su vida. Después de subirse a una silla, el perrito seguía dando saltitos, esperando por él, así que le lanzó un trozo de fruta que estaba encima de la mesa.
—Eres un maldito perro malagradecido —le dijo. Se tambaleó con violencia cuando el pequeño le gruñó en respuesta—. Ya vete, ¿no extrañas a Hyunjin?
Miró al perrito directo a sus demoniacos ojos por algunos segundos, suspiró y casi gritó por ayuda, sabiendo que Hyunjin sería el único que podría escucharlo. Por suerte, antes de humillarse, vio una pelotita cerca de la pata de otra silla, saltó hasta allí y se la lanzó, aprovechando de correr muy rápido hacia su habitación y cerrar con seguro.
Se apoyó sobre la puerta con las manos en el pecho, sintiendo los latidos fuertes de su corazón. Se rio por la tontera que acababa de hacer, como si un pequeño peluche chillón pudiese haberle arrancado una pierna, pero divertido, de una forma que no entendía muy bien.
Aunque pudo usar la situación para insistirle a su madre sobre los peligros (para él) de tener un perro en casa, decidió conservar en secreto la experiencia. Si tenía la oportunidad, tal vez volvería a hacer algo como eso, jugar con el demonio.
ESTÁS LEYENDO
Home | SKZ
FanfictionHyunjin y Jisung se han odiado desde el primer momento en que compartieron espacio, en su último año de escuela las peleas se calman y sus padres aprovechan la oportunidad para anunciar su compromiso. Vivir bajo el mismo techo desatará sucesos que l...