𝑢𝑛𝑓𝑜𝑟𝑔𝑒𝑡𝑡𝑎𝑏𝑙𝑒 - 𝑑.𝑚

XVIII

✧•─────────•✧•─────────•✧

4to año; 1994.

Narrador Omnisciente;

El campeonato mundial de quidditch estaba a solo unas horas, y mientras en el cielo aún se asomaban estrellas, la Madriguera estaba en un profundo silencio... al menos hasta que Hermione Granger irrumpió en una habitación, velita en mano y una determinación inquebrantable.

La señorita Granger estaba unos centímetros mas alta y estilizada, cada vez tenia mas el aspecto de una jovencita, al igual que Catherine, a quien estaba a punto de despertar.

—¡Catherine! ¡Catherine! ¡Despierta! —sacudió con insistencia a su amiga, quien abrió los ojos sobresaltada y con el ceño fruncido.

—¡Maldición, Hermione! ¿Qué pasa? —balbuceó Catherine, aún medio dormida y con el cabello desordenado en una maraña de cabellos dorados.

—¡La señora Weasley dice que el desayuno está listo! Cámbiate, voy a despertar a Harry y a Ron —indicó Hermione, desapareciendo rápidamente de la habitación. Catherine se quedó un segundo mirando el techo, luego soltó un suspiro y se incorporó, pero en vez de vestirse como le había dicho su amiga, decidió seguirla en silencio, con una media sonrisa en el rostro. Y un vaso de agua vieja que encontró sobre la mesita de luz.

Hermione avanzaba rápido por la casa, susurrando instrucciones como si fuera una misión secreta, el crujir del piso traicionando cada paso. Al llegar a la habitación de los chicos, se acercó primero a Harry, que dormía inquieto.

—¡Harry! ¡Harry! —Hermione murmuró su nombre con fuerza, acercando la vela a su cara. Él abrió los ojos de golpe, jadeando, su expresión aún marcada por la pesadilla que acababa de tener.

—¿Estás bien? —preguntó Hermione, notando la tensión en los hombros de Harry.

—Hermione... tuve una pesadilla... —Harry suspiró, acomodándose los anteojos y girándose, hasta que su mirada se detuvo en el marco de la puerta, donde Catherine, con una mano en el bolsillo y la otra sosteniendo el vaso, observaba la escena con una sonrisa divertida y una ceja en alto.

—Hola, Cath... —saludó Harry, visiblemente nervioso. Catherine le respondió con un leve asentimiento, pero Hermione se dio vuelta de inmediato, con el ceño fruncido.

—¡Catherine! ¡Dije que te fueras a cambiar! ¿Estoy hablando otro idioma, acaso? —espetó con impaciencia.

Catherine arqueó ambas cejas, sacando una mano de su bolsillo.

—De acuerdo, mamá... —respondió con sarcasmo, rodando los ojos antes de volver sobre sus pasos. Pero en realidad solo se escondió detrás de la puerta, sosteniendo el vaso con ansías.

Hermione suspiró frustrada y, tras asegurarse de que Harry estaba despierto, se dirigió a Ron, aún enredado en su manta.

—¡Ronald! ¡Despierta! —dijo, dándole un empujón. Pero Ron solo murmuró algo entre el sueño.

En ese momento Cath entró a la habitación casi corriendo, se acercó a la cama de Ronald y arrojó el vaso con agua en toda su cara.

Ron se despertó de inmediato, con la cara empapada, y al ver que sus mejores amigas estaban mirándolo, se tapó inmediatamente con sus sábanas.

—¿¡Que demonios haces Catherine?! ¿Y qué hace Hermione aquí? —gruñó adormilado, sin esperar respuesta.

—¡Cuantas veces tengo que repetirlo Catherine Laurent!— Hermione volteó a mirar a su amiga, la cual bajo la mirada como cachorrito.