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Me desorienté por un instante debido a la rapidez con la que Exen nos introdujo en la sala, pero en un segundo recobré la noción del tiempo para poder comprender lo que sucedía.

—¡¿Nos van a bombardear?! —preguntó Exen, atónito.

—¡Exen! ¡Joder! —bramó el doctor mientras se acercaba a él—. ¿Qué haces aquí? ¿De nuevo estás escuchando a escondidas?

Julian lo miró con todo el disgusto que sentía, pero Exen solo se dedicó a observar al comandante esperando una respuesta. Por mi parte permanecí inmóvil, esperando que mi presencia se minimizara por el riesgo del bombardeo. Pero no fue así, porque incluso Julian me observó con decepción.

—¡Ya te he dicho que estos asuntos no te incumben! —soltó el doctor hacia su hijo.

Pero antes de que Exen pudiera refutar, uno de los hombres sentados frente al monitor se levantó para informar a todos:

—Diecisiete minutos con cuarenta segundos para que el predator ataque.

—No, ese maldito no nos va a bombardear, no a mi ciudad —profirió Levi con determinación.

Ligre se apresuró a situarse frente a él.

—Esperamos órdenes, comandante —le dijo.

—Vamos a derribarlo —dictaminó Levi, decidido—. Preparen las plataformas antiaéreas. Controlaremos el disparo por radar, podemos atacar antes de que él nos ataque.

Entonces los hombres volvieron a sus lugares. Todos parecieron moverse más rápido de un extremo a otro, apretando botones, tecleando cosas, activando interruptores, luces y mandos. La sala se llenó de agite.

—Diecisiete minutos con veinte segundos —volvió a decir el hombre.

Ligre corrió hacia el otro lado de la habitación, tomó asiento frente a uno de los paneles, se colocó unos enormes auriculares y comenzó a operar el panel mientras que los demás trabajadores se comunicaban información por medio de audio. Por otro lado, Levi se situó en el centro para poder tener completa visión de lo que cada persona hacía, y aunque no tenía contacto con ninguna de las máquinas, era él quien estaba al mando y tomaba las decisiones.

—Las plataformas han ascendido, comandante —informó Ligre con voz audible—. Iniciando el proceso de detección de objetivo.

—Dieciséis minutos.

—Sistema preparado, diez segundos para iniciar primer lanzamiento —soltó el subcomandante sin apartar sus manos de las teclas.

Levi se movió hacia otra pantalla y nuestras miradas también. En ella podía apreciarse perfectamente una gran plataforma de lanzamiento. La base era redonda y encima se erguía un lanzador de misiles que lucía bastante potente.

—Esta es la última vez que escuchas detrás de las puertas, ¿queda claro? —escuché que le decía Julian a su hijo.

Exen puso los ojos en blanco y se giró para encararlo.

—Ambos sabemos que eso no va a pasar —refutó el muchacho.

Decidí ignorar aquella discusión y me concentré en la imagen. Gracias a la pantalla observamos cómo el lanzador de la plataforma se movió hacia la derecha y se elevó. Uno de los trabajadores detalló el proceso a seguir:

Primero, por medio de un radar la plataforma detectaría al predator; segundo, el lanzador se movería en la dirección seleccionada; y tercero, dispararía en cuanto el subcomandante, detrás del monitor, enviara la orden.

ASFIXIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora