Cap 5, Nueva Vida, Nuevos Intereses

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Esa noche, salí para coger un taxi para que me llevase a Lieja, Bélgica. Estaba a unos treinta minutos de donde estábamos. Pagué al taxista y fui a comprar maletas y ropa. Para cuando terminé, me entró hambre, así que entré a una cafetería para tomar algo. Estaba a punto de terminar mi café cuando escuché que la policía sospechaba de una niña de doce años que se había escapado de casa y que seguramente fue ella la que mató a sus padres. Esa era yo, bueno, Lilya. Qué estúpida que es. Y pensar que compartimos el mismo cuerpo, que asco. Salí de ese sitio y fui a una tienda de cosmética para comprar maquillaje, tintes, peluca y muchas cosas de peluquería. Más tarde, fui a un baño público y ahí me corte el pelo a ojo. Me hice flequillo y usé todos los tintes que había comprado. Estuve esperando dentro hasta que se secara mi cabello. Cada vez que llamaban a la puerta les decía que tenía una diarrea explosiva. Cuando me aseguré que no había nadie, fui al lavabo corriendo para lavarme el pelo. Me quité la camiseta y me lo sequé. Volví a entrar al baño a recoger las cosas y a meterlas de nuevo en las maletas, donde saqué una camiseta nueva que había comprado. Antes de cerrar, cogí maquillaje y me puse sin mirar. Luego salí del baño y me miré en unos espejos que había junto a los lavabos. Horrible todo. Mi pelo estaba desigualado y mi cara...parecía que un payaso me había vomitado encima. Tendría que haberme puesto maquillaje mirándome al espejo. Las demás señoras se quedaron mirándome fijamente, así que salí de los baños públicos junto a mis dos maletas camino a casa. Esta vez fui andando para tardar en llegar a casa. Menos mal que me llevé el móvil, así podía guiarme con Google Maps.
Estaba exhausta de llevar dos maletas enormes. Quería llegar a casa y descansar, pero sabía que eso no era posible.

-Lyotty, has llegado. ¡Joder! ¿Y ese peinado? ¿Qué te has hecho en la cara?
-Cállate y ayúdame con estas maletas.
-Un por favor no vendría mal.
-¿Quieres acabar como la abuela?
-No, por favor, que aún soy joven.
-¿Has terminado con lo que te pedí?
-Sí, aunque tengo miedo de que intoxiquemos el agua y abran una investigación.
-Si empiezan a investigar, nosotros no estaremos aquí.
-Me lo imaginaba, así que prepararé unos billetes y unas identidades falsas.
-Para algo sirves. Me lavo la cara y  vuelvo.
-Voy contigo, Lyotty.
-Llámame una vez más Lyotty y te parto las piernas.
-Estaría encantado, mi Lady.
-Que raro eres.
-Los dos lo somos, hermanita.
-No te atrevas a llamarme así.
-¿Por qué? ¿Te da miedo que descubran que hemos follado siendo hermanos?
-Cállate, imbécil.
-Cállame, Lyotty.

Le miré mal, muy mal. Fatal. ¿Cómo se atreve a decir eso con tanta tranquilidad? Estúpido niñato. Que asco ser hermana de este bicho raro. No podía morir junto a papá y mamá, no. Qué suerte la mía.

-Escucha, tenemos que irnos mañana.
-Lo sé, voy a recoger mis cosas en un rato.
-Había reservado billetes a España.
-¿España? ¿Estás loco?
-Tranquila. Será por dos semanas. Nos alojaremos en un hotel y luego ya decidiremos a dónde ir.
-Escúchame, iré contigo solo a España. Después de eso, que cada uno siga su camino porque no quie....ro que...a...ayu...

Sentí confusión, mareo y náuseas. Lo último que vi fue a Lyam sujetándome. ¿Por qué está tan preocupado por mí? No puedo hablar, por más que lo intente no me escucha. ¿Qué está pasando?

َ
*3 días más tarde*

Abro los ojos y lo primero que veo son luces por toda la habitación que me dejan ciega. Intento adaptarme al ambiente y poco a poco vuelvo a abrir los ojos. Siento mi cabeza muy pesada y estoy intentando asimilar lo qué había ocurrido. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy en un hospital. ¿Cuánto tiempo llevo aquí? Necesito agua, pero no tengo fuerzas para hablar o moverme. ¿Dónde estoy? ¿Y Lana? No me acuerdo de nada. Solo recuerdo una palabra, Lyotteline, pero no sé qué significa, si tiene significado, claro. Pero estoy segura de que lo he oído. Y si mi mente se acuerda de algo, es porque ha pasado de verdad.

De repente, veo a una enfermera entrar. Nada más verme me dice que espera y sale de la habitación. Minutos más tarde viene un señor, el doctor, supongo. Empieza una conversación pero, al ver que no podía articular palabra, me dice que me tome un reposo y me da un vaso de agua. Me dijo que avisarían a mi novio de que ya había despertado. ¿Qué novio? Que yo recuerde estaba más sola que la una.
Cuando intento levantarme, siento ganas de vomitar, así que me quedo en mi sitio y acepto el vaso de agua. Después de un rápido chequeo, el doctor me confirmó que podía dejar el hospital mañana. Le sonreí y decidí tomar el agua de un trago.

Minutos más tarde, llaman a la puerta y entra el chico ese del bosque. Impresionante. ¿Alguien me explica qué está pasando? Abro los ojos del asombro e intento hablar.

-Hola, chiquilla.
-...
-Veo que no hablas. Te preguntaras que habrá pasado. En resumen, te desmayaste y te traje al hospital. ¿Te acuerdas de algo?
-N...no.-articulé con dificultad la primera palabra del día.
-¿Te acuerdas de mí?
-Ly...Lyam, el chi...co del bos...que.
-¿Chico del bosque? Espera, ¿cómo te llamas?-le miré extrañada.
-Lilia.
-Genial, sí, se me había olvidado.
-Estás...actuando...raro.
-Tengo que confesarte algo.
-Dime.
-Mataste a tu abuelita.
-¿Perdón?
-No hagas como no lo recuerdas, Lyotteline.
-¿Quién es...? Es...espera. Los...los papeles-me costaba hablar pero cada vez lo hacía con más soltura y fluidez.
-Muy bien, los papelitos. ¿Qué más?
-Lana había...había escrito información...sobre mí.
-Sí, ¿y?
-Lana entró y me desmayé.
-Que guarra, solo te acuerdas de-le interrumpí.
-El cuchillo-susurré-me acuerdo del...cuchillo.
-¿Qué hiciste con él?
-La...¿apuñalé?
-Vamos, chica, ánimo. Sabes lo que hiciste.
-No hice nada.
-¿Segura?-se acercó a mí y susurró- que yo recuerde, mami, papi y la abuelita no están.

La Decalcomania De LyottelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora