Cap 1, Introducción

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Si quieres conocer mi historia, quédate.

¿Depresión? El menor de mis problemas.

No sé siquiera si tengo nombre y mi edad no está registrada en el carné de identidad. Cada vez que tengo que presentarme, digo mi apodo, Lilian.

Según como está desarrollado mi cuerpo, tengo entre 17 y 19 años, pero no lo sé con exactitud.

Creo que nací loca, es decir, de pequeña oía voces distintas que poco a poco fui eliminando, o eso creía yo.

Mis padres biológicos desaparecieron cuando tenía 3 años pero me sigo acordando perfectamente de ellos. Tengo Hipertimesia, así que me acuerdo hasta de lo que llevaba puesto una semana después de nacer, pero hay algo raro de mi infancia y es que puedo recordar todo menos mi identidad. Es decir, puedo recordar escenarios, personas, toda la comida que probé nada más nacer o toda la ropa que me ponían, pero...yo...¿Quién era yo?
Nunca pude responder a esta preguntar, así que tomé la identidad de Lilian, una chica buena, bueno, buena para los ojos de los demás.

Después de los tres años, tuve padres adoptivos cada seis meses. No tenía casa fija, ni amigos, ni familia. Nada.
Hasta que, a los nueve años y medio me mudé con una familia amable y cariñosa, y estuve con ellos durante un tiempo prolongado.

A los once presencié como cinco hombres violaban a "mi madre" mientras yo estaba escondida dentro de uno de los armarios que tenía su habitación y lloraba en silencio porque la quería como una madre para mí.
Parece una locura, lo sé. Ni yo me creo lo que vi ese día, pero supe que es verdad porque siempre me acuerdo de lo que veo.
Después de seis horas seguidas sin descanso, terminaron y empezaron a maltratarla, a pegarla y a azotarla cuando de repente uno de ellos sacó una 38. Estaba aterrada. Volaron a mi madre por muchas horas, ahora la maltrataban mientras se reían y de repente sacan pistolas.

Cerré los ojos lo más fuerte que pude.
Pasaron unos segundos y, al no oír ningún sonido, volví a mirar para ver qué había pasado; fue una pésima idea porque justo cuando abrí los ojos, empezaron a dispararle tres de ellos por todo el cuerpo, incluyendo la garganta y los ojos.
Me quedé atónita con la mente en blanco. Estaba congelada por toda la situación. Cuando creí conseguir el amor maternal que tanto ansiaba, lo pierdo en nada más y nada menos que 17 tiros.

¿Por qué tuve que abrir los ojos justamente en ese momento? ¿Por qué tengo tan mala suerte? Mamá, oh mamá, cuánto te quiero. Fuiste la única que me apareció y te atreves a dejarme sola en este mundo cruel. ¿Cómo te atreves a morir?

Estaba llorando en silencio escondida. Solo veía sangre venosa salir sin parar mientras que los cinco varones terminaban de robar todo lo que quisieron y así escapar huyendo.
Quise ir hacia ella, pero me daba miedo. Me caí de cabeza del armario porque no me quedaron fuerzas. Bocabajo, me arrastré hasta estar cerca de la cama y ahí sujetarme agarrándome a las que fueron sábanas blancas como la nieve, y ahora, rojas, rojas como la sangre porque de hecho, eso es lo que tenían, mucha sangre.

Fui directamente hacia ella y abracé su gélido cuerpo, el cual siempre me daba calor y cariño. Pero ahora, solo sentía frío. No tenía vida, no tenía alma. Estaba vacío.

-Mamá-susurré. -Te quiero mucho-dije llorando. -No te vayas, no ahora-sollocé tocando el cuerpo sin vida, acariciándolo.

-Mamá, te ordeno que vuelvas. No me dejes tirada, llévame contigo, por favor, mamá, no te alejes de mí, despierta, por favor, que alguien haga que se despierte. Mamá, ¿por qué?-no paraba de llorar y gritar. Quería a mi madre de vuelta, tampoco pedía tanto, ¿no?. Solo quise tener unos padres quienes me vieran como su hija.

La Decalcomania De LyottelineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora