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Discordia.

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Mientras todos se encontraban en sus respectivas habitaciones, aún se escuchaba actividad en dos de ellas.
Doc, trabajando en su computador cómo de costumbre, y Hank.

En la habitación del mercenario, se le encontraba al mismo un poco impaciente, mientras que poco a poco se asomaba algo por su ventana. O mejor dicho, alguien. Quien depronto habría comenzado a tocar suavemente el vidrio de esta para dar a notar su presencia allí.
Cosa que fue correspondida por el mercenario al acercarse a la ventana para poder dejar pasar a quien se lo estaba pidiendo desde el lado de afuera.
Claramente no era un intruso, ni menos algún necesitado que quería hogar, era simplemente Henchman, un pequeño aliado de Hank.

El mercenario lo había esperado impacientemente, lo había extrañado demasiado, ambos eran amantes a pesar de que Hank salía en una actual relación con Doc.
Sin embargo, Wimbleton le tenía un amor muy enfermizo a su amante, siendo así que apenas dejarlo pasar y que este se acomode estando de pie, se le acercó bruscamente para besarlo. Sin importar que sus bocas estén cubiertas, quería volver a sentir sus labios a pesar de que sea un acto completamente tonto de su parte hacerlo sin antes de quitar los accesorios que evitaban esa acción.

–Mmh, Hank, cálmate. Acaso tu "noviesito" no te deja tiempo suficiente para verme?– Exclamó el más bajo, quitándose el accesorio que cubría su boca, mientras se acercaba al mayor para hacer lo mismo con el suyo.
Claramente no le daba verguenza ni miedo, sabía que Hank lo amaba tanto como para hacerle algo, por lo que ya tenía toda la confianza del mundo en acercarse demasiado a el.

–El siempre está trabajando, necesitamos que finalice el tema del arma. Pero también quiero atención, de todos modos tengo mucho tiempo.– Recalcó el mercenario mientras dejaba pasar los tratos de su amante, siendo así que al sentir su boca libre de su cubrebocas, se acercó rápidamente atacando la boca contraria con un beso apasionado. Aún que este mismo era silencioso para no levantar sospechas.

–Yo puedo darte toda la atención que quier-... Mmh.– Henchman abrazó suavemente el cuello de Hank, siendo así que correspondió al beso con gran dificultad, siendo que el mercenario se estaba adelantando demasiado, nisiquiera había tenido tiempo de reaccionar que el mayor ya estaba tomando su cintura para apegarlo a el, cortando y volviendo a besarlo una y otra vez por la falta de aire entre ambos hombres. –Mh, Hank, detente.– Fue lo único que pudo decir sin tartamudear, suplicaba que se detuviera mientras jadeaba de manera cortada, su respiración por el cambio drástico en cada beso lo estaba agitando demasiado y eso no era bueno.
Se todos modos, era de esperarse, Hank no le hizo caso alguno a sus plegarias y proseguia con sus besos, constantemente dejando mordiscos a los labios ajenos por la adrenalina en su cuerpo, cosa que iba y venía.

Al poco tiempo, Henchman había conseguido separarse de los bruscos besos de Hank, siendo así que se había inclinado hacia atrás logrando su cometido, quitar a la bestia de sus labios para recuperar su respiración.
–Hah, Hank, déjame- respirar..– Dijo el menor, casi ya demasiado cansado, recibiendo una respuesta negativa por su parte contraria, siendo ahora atacado bruscamente por su cuello con mordiscos leves.
–Ahm, no estés desesperado..~– Exclamó mientras acariciaba suavemente la cabeza del mercenario, mientras sus labios eran mordidos por el mismo para no causar tanto ruido en la habitación. Además, de que Doc podría escucharlos.

–No te vi desde que fui a atacar Nexus Core, te extrañé.– Dijo Hank mientras su desesperación por el otro estaba pasando los límites. Sus manos comenzaron a acariciar y manosear el cuerpo ajeno de Henchman, sin verguenza alguna ante sus acciones. Aún así, el menor se dejaba toquetear mientras abría un poco su propia ropa para dejarle más libertad al contrario con los tratos. De todos modos, también había extrañado a Hank y tenía que admitirlo.